Capítulo 41

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—¡Pero si es la estrella de fama mundial! —exclama Joel al tenerme en frente—. Te veías preciosa... ¿No es así, chicos?

Las personas en la mesa hablan al mismo tiempo elevando la voz por arriba de la música, no entiendo nada de lo que dicen.

—¿Podemos tomarnos una fotografía juntos? —me ruega Penélope—. ¡Por favor!

—Claro...

Dudo mucho acostumbrarme a estas cosas alguna vez.

Penélope se cuelga de mi brazo con una enorme sonrisa. Su esposo, por el contrario, se queda de pie a espaldas mías con ambas manos en mis hombros.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco...

Tengo que contar o me apartaré corriendo de las manos de Joel, pero sus amigos se demoran una eternidad en descubrir cómo sacarnos una fotografía en el celular del chico. De inmediato recupero mi espacio personal con tanta discreción como mis manos temblando me permiten; me recargo en un costado de la mesa. Todavía estoy alterada cuando me presentan a las otras cinco personas que están ahí, no retengo el nombre de ninguno.

—¿No vinieron los demás de la banda? —inquiero.

—No quisieron venir —responde Joel—. Que estaban cansados por las grabaciones y.... ¿Ya sabes que estamos grabando con una disquera independiente?

—Sí, Penny acaba de contarme.

—¡Estoy muy emocionada! —chilla la chica—. ¡Sé que será maravilloso!

Hace poco que conocí a Indiexen una fiesta antes de que me fuera de la capital, en ese entonces ya eran algo conocidos por obtener el tercer lugar en el concurso de BMusic. A decir verdad, no me fijé en ellos hasta el día de la fiesta, casi no sé sobre su música. Continuamos coincidiendo en fiestas o reuniones a las que invitaban a Mike, se marcharon de regreso a Monterrey unas semanas antes que yo.

Joel me cede su asiento, escucho la plática sobre la larga travesía que han hecho llamando a puertas de decenas de disqueras, las pequeñas han sido las más interesadas, pudieron elegir la que quisieron. Penélope interrumpe ocasionalmente para comentar algo, pero está más concentrada en subir la fotografía a las redes sociales.

—Fue duro luego de que nuestra soprano nos abandonara —masculla Joel—. La muy idiota se marchó como una malagradecida.

—¿Tenían a una soprano?

—Sí, Georgina —responde Penny con una mueca y deja el celular sobre la mesa—. Incluso le robó la guitarra a Joel.

—Es cierto. Olvidé eso... En realidad, no terminó de pagármela.

Penélope suelta un sonoro bufido y se cruza de brazos.

—Ni era tan buena —agrega.

—¿Gigi? —inquiere Joel—. Sí lo es.

Joel y Penélope empiezan una discusión sobre si Gigi es o no buena soprano, pero me cuesta seguirlos cuando no sé si están hablando sobre la misma Gigi que conozco.

—¿Es la chica que está ahora en MalaVentura?

Ambos callan y me miran.

—Sí... ¿Ya la conoces? —me pregunta Penny—. ¿Verdad que es odiosa?

—No lo sé... No hemos platicado mucho...

Joel mira hacia el interior del club y luego revisa algo en su celular.

La Melodía de Cristal 1 - AllegrettoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora