•dieci•

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Llegué a la banca de los niños y estaba el Bruno. No lo miré, ni él me miró y entendí todo.

¡Estaba herido, ah!

—Me voy al camarín.— le dije a la Paz media bajoneá y miré al Bruno, pero estaba concentrado mirando otra cosa.

Me fui de ahí y entré al camarín. Me quedé ahí, solita porque nadie me acompañó.

Bruno:

La Emilia se había ido al camarín y quería verla, pero no sabía cómo.

—Cabros, vuelvo al toque.— dije y caminé hasta los camarines.

Iba acercándome al camarín, cuando me interrumpieron.

—¡Bruno!— voz re culiá. Me di vuelta, lentamente, hasta que quedé al frente de la Francisca.

—Hola.— intenté sonreír.

—¿A donde ibai?— se acercó.

—Al camarín de hombres.— nunca fui bueno mintiendo, aunque ella no me conocía del todo y no cachaba.

—Pero, ese es el de mujeres.— hizo una cara rara.

—Ah, sí.— hice una mueca.

—Anoche no contestaste mis mensajes.— pasó sus brazos por mi cuello.

—Me quedé dormido.— volví a mentir.

Me quedó mirando, hasta que se comenzó acercar y me chantó el beso, lo único que se me ocurrió fue separarme de ella y ver a una Emilia pasando a nuestro lado.

—Me tengo que ir.— me alejé de la Francisca para caminar detrás de la Emilia.

Emilia:

Llegué, a punto de llorar, a la banca donde estaban todos los hueones.

—Las necesito.— les susurré a la Cata y a la Paz, lo que hizo que me tomaran de las muñecas y me llevaran al baño.

—Emi, ¿qué te pasó?— me consoló la Paz. Me hablaba tan tranquilamente, tan delicadamente.

—Yo los vi.— susurré, se me caían las lágrimas, pero las secaba con mis dedos.

—¿A quienes po, hueona?— habló la Cata.

—¡Al Bruno con su andante culiá!— grité. Menos mal no había nadie en el baño.

—¡Uy, ahueonao pa' grande!— susurró la Cata.—¡Te juro que yo misma lo castro!— se emputó.

—Ella es linda, es alta, ¡hasta son del mismo porte!— grité, de nuevo.

—¿A 'onde la viste?— hizo una cara la Paz.—La hueona es re fea, hasta me atrevería que parece jirafa.— me hizo reír, pero aún así igual estaba triste.

La Cata se quedó pensando, hasta que salió de su trance.

—Emi, siento que el Bruno se consiguió a una hueona parecida a ti.— habló la Cata y con la Paz nos miramos raro.

—¿Cómo?— dije.

—Date cuenta, físicamente quizás sean un poco parecidas.— comencé a recordar a la hueona y algunas cosas tenían sentido.

¿El Bruno me cambió por una pendeja culiá?

N//A:

Quizás, la cambiaron por una pendeja culiá)":

-WeaOriginal🌚✌

Me ahueoné 《CHILENSIS》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora