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¿Te has preguntado cómo es el mundo de los gatos? ¿Cómo piensa uno? ¿Qué pensamientos o maldiciones te tiran cuando te ven con tus profundos ojos que te roban el alma? ¿No lo sabes? ¡Ni yo tampoco!

Sin embargo esta historia trata de dos gatos vecinos. Se sabe que los gatos son animales que tienen mucha fama de no ser tan cariñosos como los perros e incluso, hay más perros que gatos viviendo en una casa. Antes a los gatos se les adoraba como deidades y no digo que no lo hagan aún.

En esta historia, hablaremos sobre dos gatos, machos.

Uno vive en una mansión, servido como rey, llenado con collares de diamantes o diferentes piedras preciosas. Con comida puesta al tiempo y adorado como debe ser. Un gato omega. Pelaje corto color blanco, ojos azul oscuro. Naricita rosada, igual que las esponjas de sus patitas. Un gato que le gusta dormir demasiado y aruña a medio mundo si lo molestan.

¿Su especilidad? Dormir, comer y cagar.

¿Lo que ama? que le hagan mimos ...pero solo cuando el lo permita.

Sin embargo, no es un gato frío, es cariñoso y amoroso con las personas que le importan, como su amo y quienes le tratan con amabilidad.

Ahora, por favor, traslademonos a una colonia un poco más pobre, muy lejos de la clase alta, nos vamos ubicando a una pequeña casita abandonada. Sobre un sofá que ya está viejo, reposa, un gato Alfa, de pelaje corto y oscuro, nariz negrita, igual que sus esponjosas almohadillas de sus pies. Come con lo que puede encontrar de los basureros, suele meterse en peleas con otros gatos que se han metido a su territorio y las gatitas huyen de él, solo porque es un gato un poco más grande de lo que debería ser.

¿Su especialidad? irse de parrandas con las gatitas.

¿Lo que ama? ver a las personas pasar...esperando que alguien se lo quiera llevar a su casa y le entregue amor.

Sin embargo, a pesar que tiene un enorme corazón y siempre sale a pararse afuera de la casa abandonada, donde murió su antiguo amo, un viejito de noventa años. Nadie le hace caso, piensan que es callejero, al verlo sucio, lastimado y por la superstición que algunos poseen de los gatos negros, es ignorado.

¿Qué, me preguntan que demonios tienen que ver esos dos gatos en esta historia? 

No se preocupen amigos, que vamos llegando a esa parte.

Empezó una noche... estrellada y con la luna llena besando el oscuro cielo y vigilando bajo ella.

El gato negro se había alejado de la casa, su pancita rugía y debía encontrar algo de comer. Así que entró a territorio ajeno y un olor de lo que era feromonas lo hicieron cambiar su rumbo. El gato alfa iba lo más saltarín posible, con una sonrisa en su rostro porque pronto se acercaba al aroma de una gatita en celo. Subió con mucho destreza aquella enorme vallas de madera hasta lograr ingresar a la casa, si entraba a ese hogar, podía buscar comida a escondidas.

El gato negro se posó sobre el marco de una ventana ,que se encontraba abierta, viendo como sobre una enorme cama, que se encontraba muy suave, lograba contemplar una figura de una gatita, incluso tenía su enorme chonga roja en su cuello ¡Debía ser esa gatita la de las feromonas!

Cayó del interior del cuarto y con suaves pisadas, se subió a la cama, acomodándose sobre el cuerpo de la gatita que dormía ¡Era hora de hacer una linda camada! ¡Iban ser una familia feliz! ¡Se iban a querer mucho! ¡Tendrías muchos gatitos! ¡Patitas por aquí y por allá!

Mordió el cuello del animal ajeno y metió de un sólo su cosita con todos los ánimos del mundo. Tal como debía ser.

Un enorme maullido se escuchó por toda la mansión. Un gato blanco abrió los ojos como dos platos y gruñó—¡AY MI VIRGEN CULO, HIJO DE PUTA!— el gato negro soltó el cuello ajeno, asustado, escuchando los fuertes latidos de su corazón y resultó que la gatita era un gato macho.

Si señores...así es como algunas cosas, no son como uno desea.

FIN.




Fin de esa introducción, claro está. Esta historia de gatos apenas empieza. 

NAMGI || OMFC!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora