Min Yoongi , un gato blanco que vive en una mansión de lujos ¡Tratado como la deidad de su casa y dominando a los humanos como se le antoje! ¡Ha tenido la mejor vida! ¡Todo era de él, todo! hasta que un gato callejero llegó a su casa y le dejó peque...
Yoongi estaba dando saltitos en puntillas, saltarín de la vida, muy alegre ante la noticia que tendría una camada proveniente de su gatito negro, si eso fuera así. Seguramente Namjoon podría quedarse en la casa, para la crianza de sus bebés.
—¡Tendré mocositos, tendré mocositos! ¡MOCOSITOS EN CAMINOOOO! —siguió saltando muy alegre en las puntillas de sus patas, trotando como todo un gato elegante y moviendo la cabeza de un lado a otro, tipo Hakuna Matata.
—Tendré que avisarle a mi esposito ¡Mi esposito será abuelito!—chilló la dueña tomando un sorbo de su té y cara de traumada—¿Cómo demonios quedaste embarazado si el gato que traje de prometido para tí no terminó de eyacularte?—preguntó aquella robustas mujer mirando a su gato blanco
—¡¡GRACIAS A LOS SANTOS GATUNOS QUE FUÉ OTRO! ¿Te imaginas los feos que hubieran nacido mi mocosos con ese prometido que me trajiste? ¡Nariz pacha ojos biscos y... ¡iugh, que puto asco! ¡Soy gatito de los FINOS; FINOS, REALEZA ANDANTE!—Yoongi maulló en dirección de su dueña y se sacudió al recordar al viudo prometido—que descanse en paz. Amén.
—¿Será que sí lo hizo?—siguió preguntando la mujer aún sin salir de su sorpresa—¡Oh, dioses, debo llamarlos y avisarles!–chilló de la emoción.
—¿Qué? ¡HUMANA PENDEJA, NO!—maulló Yoongi a la mujer adulta.
—¡Ay, estas emocionado como yo! ¡Sabía que te encantaría ese gato!
—¡QUE NOOOO! ¡ESTUPIDAAA!
Para lo que a la mujer fué: ¡Sí, hermosa humana, gracias, me encantó!
La mujer dejó su taza de té sobre la mesa y salió corriendo, tomando su cartera, muy emocionada a dar la buenas nuevas a su amigo que le prestaron al dichoso prometido. La emoción de Yoongi desapareció tal como llegó. Se giró sobre sus patitas y notó al pequeño conejito, con una rostro de mal humor y sin querer cruzar miradas con él. Yoongi se acercó en silencio al percatarse que su pequeño Kookie, todo el día, desde que llegó desde el veterinario y le avisó sobre su embarazo, quedó con cara de empurrado.
—¿Sigues molesto por qué tendré mocosos?
—¡Dijiste que yo iba ser tú única adoración! ¡Vas a tener a esos bebés y me vas a cambiar y yo-...—el conejito agachó sus orejitas y se limpió sus rechonchas mejillitas donde caían pequeñas lágrimas—quedaré solito.
—No conejito—maulló Yoongi tomando del cuello al niño y lo acercó a él, abrazándolo con sus afelpadas patitas—no te dejaré solito, es más. Tú serás el hermanito mayor y cuidarás de los bebés, los protegerás de esos perros feos horribles ¿Qué te parece?
El conejito limpió sus lágrimas y se hizo el rudo en ese momento afirmando ¡Sí, señor! el protegería a esos gatitos que venían en camino.
—¡Si, Papi! ¿En serio...no me cambiaras?
—No bebé, eres mi único conejito y nadie más—lamío el gordito cachetito del conejito.
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