Min Yoongi , un gato blanco que vive en una mansión de lujos ¡Tratado como la deidad de su casa y dominando a los humanos como se le antoje! ¡Ha tenido la mejor vida! ¡Todo era de él, todo! hasta que un gato callejero llegó a su casa y le dejó peque...
Otra vez...los maullidos de Min Yoongi, llorando por las noches se hizo presente. La dueña contempló con mucho pesar a su gato, el cual ya tenía un mes de embarazo, otro mes más, y los gatitos nacerían. El vientre de Yoongi, abultado y sus tetillas resaltadas y rosaditas, daba a entender que estaba en periodo de embarazo. la mujer se cubrió los oidos y cerró la puerta del cuarto. Ya no sabía que hacer con su gato que lloraba todas las noches.
Se acercó a pasos tranquilos donde su hija, la cual acariciaba al pequeño Kookie.
—Últimamente tu gato está demasiado deprimido mami ¿Qué le pasa?
—Debe estar cansado...seguramente por el embarazo, además es papi primerizo—respondió la mujer un poco preocupada por el bienestar de su Lil Meow Meow—se queda todas las noches viendo la luna y llora...se sube al marco y llora, también se desvela como si esperara que alguien llegue ¿Será qué ese gato negro era su amigo?
—¿El gato negro? ¡Ah! Hablas de ese gato abusivo. A mí se me hace que se caían bien, no entiendo porque llamaste a un lugar de adopción. Lo hubieras adoptado.
La mujer suspiró e hizo un mohín.
—Les dije que si no llegaban adoptarlo iría yo a recogerlo; pero...hace cinco días llegó una llamada...el gato había sido robado. Desapareció de la tienda...no se sabe como y están investigando.
—¿Qué?—preguntó poniéndose seria la niña—Ay mami, pobre gatito ¿Porque iban a robarlo?
— No lo sé amor. Hay gente que los roban para venderlo de forma ilegal, supongo. Además era un gato negro Bombay...
—¡Ay mami, eres estupida! Debía ser precioso ese gato—alzó la voz la niña y la mujer le miró sorprendida ante aquello—. Aún así...creo que debemos buscarle un amigo a Yoongi Mami. Para que juegue...y no esté solito—murmuró en bajo.
—¿Te imaginas a ese gato con otro? ¡Le saca las tripas! Y no se diga cuando tenga sus bebés—la mujer pasó su mano por el rostro— Dioses...que puedo hacer, está muy deprimido. Me siento culpable...—La mujer agachó su rostro—y ni siquier la visita del gato persa ese lo pone feliz. Solo espero que esos gatitos nascan sanos.
—Si...yo también—respondío de último la hija.
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Namjoon maulló , temblando del miedo al recibir un choque eléctrico en sus patitas. el gato negro maulló de dolor mientras unas rudas manos lo tomaron y lo empujaron a una arena improvisada. Namjoon miró alrededor, saliendo de la caja tembloroso, contemplando las risas y rostros de hombres y mujeres que reían y uno que otro poseía un celular en su mano. Enfrente de él, estaba un gato encrespado, maullando para retarlo a una pelea.
Namjoon miró a los humanos. Con ojos tristes, hace cinco días, uno de los hombres, lo metió a una bolsa y se lo entregó a esos hombres mientras recibía un dinero rápido. Esos hombres lo habían tenido encerrado, estresando, puyando para ponerlo en un estado de completo salvajismo. Incluso, desde que lo metieron a la pelea, si no ganaba, lo dejaban sin comer y con sed.