Min Yoongi , un gato blanco que vive en una mansión de lujos ¡Tratado como la deidad de su casa y dominando a los humanos como se le antoje! ¡Ha tenido la mejor vida! ¡Todo era de él, todo! hasta que un gato callejero llegó a su casa y le dejó peque...
Después de aquella transformación, Min Yoongi no pudo recobrar su forma humana por el momento. Aquello no es lo que lo tenía alterado, no. Era el hecho que hace dos semana se que el gato pulgoso...
No había ido a visitarle.
—¡Gato pulgosoooo, gato pulgosooo! ¡Yo, el Gran Min Yoongi te invocaaaa!—maulló más fuerte, subiendose al marco de la ventana y mirando los edificios de la ciudad que se exaltaban a lo lejos—¡GATO ESTÚPIDO PULGOSOOOO!!!!—maulló más fuerte Yoongi e hizo un silencio, con el deseo de que su maullido fuera escuchado y la vaga esperanza que apareciera aquel gato negro que tanto se había encariñado. Unas lágrimas se hicieron presente en la esquina de sus ojos—Gatito pulgoso...tendré tus bebés—empezó a lloriquear, bajando su rostro—regresa...tengo una familia para tí, son cuatro pequeños...podrás quedarte a vivir conmigo ¡Ya no estarás en esas calles, no pasarás frio, te apapacharé todas las noches! ¡Te alimentaré mucho y te daré amor!...solo...solo regresa gato pulgoso...te extraño—lloró soltando unas lágrimas de su rostro.
La dueña miró aquella escena desde el marco de la puerta, sintiendo un leve pesar ante aquello, escuchando los maullios lastimeros de su mascota bajó su mirada y cerró con cuidado la puerta.
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Namjoon estaba sentado, sonriendo espléndido mientras se mantenía con otro gatos en una vitrina y las personas que llegaban a la pequeña tienda de adopción, miraba a los animalitos disponibles. El gato negro no quitaba su sonrisa e incluso se acicaló como siete veces para que su pelo brillara; pero aúnque dejaba a la vista su perfecto cuidado.
La gente solo le miraba sin emoción alguna y pasaba de largo.
El gato negro se mantuvo en su pose, mostrando elegancia, notando como los niños corrían rápido en dirección de los gatos que eran más peluditos y poseían un color más suave, entre tonos amarillos, naranja, griseados,cafesitos, blanco e incluso atrigeados. Él, era el único gato negro.
Incluso el gato mayor, que solo tenía un ojo, ya había sido adoptado al cuarto día.
¿Por qué no tenía la misma suerte?
Su emoción se puso al límite al ver a una pequeña niña acercarse y sonreírle, tocando con suavidad la vitrina, dando suaves golpecitos en ella.
—Gatito bonito—habló la pequeña dejando a la vista sus dientes de leche y metiendo su dedo en uno de los hoyos que tenía el vidrio para poder tocar los gatos, acariciarlo y de paso ellos pudieran respirar.
La madre de la niña tomó la mano de la pequeña y la alejó del vidrio. Namjoon subío con lentitud su mirada, contemplando a la humana y se hizo chiquito cuando la mirada fria de la mujer se posó sobre él.
—¡No hija! los gatos negros están sucios y malditos, dan mala suerte—murmuró la mujer limpiando rápido la mano de su pequeña con una toallita húmeda que sacó de su cartera—Mira...allá hay gatos más bonitos.