Min Yoongi , un gato blanco que vive en una mansión de lujos ¡Tratado como la deidad de su casa y dominando a los humanos como se le antoje! ¡Ha tenido la mejor vida! ¡Todo era de él, todo! hasta que un gato callejero llegó a su casa y le dejó peque...
Namjoon respiró con profundidad mientras le ponían un hermoso corbatín rojo y su pelaje negro había vuelto a brillar. Le agregaron un parche negro en su ojo lastimado, peinandolo de nuevo para que su nuevo pelaje, brilloso, quedara en su puesto. La mujer que lo había adoptado, se levantó de su puesto y sonrió al ver como detrás de una puerta, apareció un hermoso gato negro ya listo para ir a su nuevo hogar.
—Señora...aquí está el gato—comentó el hombre que había cuidado de Namjoon en esos meses.
—Gracias—habló la mujer contemplando al gato y le sonrió feliz—. Vamos a tú nueva casa pequeño.
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Yoongi dío un bostezo mientras sus pequeños jugaban alrededor de él, dando saltos. El gato blanco tenía acostado a su pequeño Taehyung, bañandolo con mucho cuidado.
—¡Soy mas fuerte que tú!—habló ya un gato de cuatro meses. Jimin sonrió de lado, hinchando el pecho y mirando a su hermano mayor.
—¡Claro que no, soy el mayor¡ ¡Soy guapo y mucho más fuerte que tú!—comentó el primer gatito muy orgulloso.
Yoongi notó la discusión de los peleoneros de la familia, siguió bañando al gatito negro mientras desviaba su mirada a otro lado, percatandose de como Jungkook le hacía mimos a Hobi.
—¡USTEDES DOS, PAR DE MOCOSOS, NO EMPIECEN CON SUS CARIÑ-...—se percató que Jungkook estaba subiéndose encima de Hobi y Min Yoongi pegó un maullido hasta los cielos— ¡AWANTAAAAAA! ¡NI SE TE OCURRA; JEON JUNGKOOOOK!
Y de repente el gato blanco, defendiendo a su pequeño bebé, le dío una patada voladora. No podía hacer algo al respecto. Jungkook ya estaba empezando la etapa de adolecencia y las ganas de un conejo, parecía fuerte; pero eso a que le tocara a Hobi, eran cosas diferentes. Jungkook tomó a su pequeño hijo y corrió como alma que se lo llevaba el diablo a protegerlo.
—¡Papi!—chilló Jungkook cruzandose de brazos—¡Juro que no iba hacer nada!
—¡Ah, sí y yo nací ayer, conejo!
—¡Pero Papiii!—reclamó—Hobi es muy lindo...
—¡Lindo mi pomposo trasero! ¡NO!
Jungkook suspiró, haciendo un berrinche y desvío la mirada mientras el gatito de manchitas, no comprendía porque su papi y el hermoso conejito peleaban.
—¡A Jungkook le gusta Hobi Papi!—habló Jimin divertido—¡Una vez le quiso robar un besito de piquito!
—¡Si, si, yo lo ví!—comentó Jin levantando la mano y afirmando por igual.
La mirada de Yoongi se afiló en dirección del ahora ya no pequeño Jeon Jungkook.
—La emoción...me pudo...—murmuró el conejo con el corazón que casi se salía de su pecho.
La puerta del cuarto se abrió todos los que se encontraban en el interior, miraron en dirección de ella. Viendo ingresar una enorme caja con chonga roja.