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Namjoon patojeaba mientras mantenía su cabeza agachada, la fuerte lluvia golpeaba sobre él. Y a pesar que ya llevaba vagando por tres semanas en la calle, había logrado, subirse a transporte y a un tren para cruzar al otro lado de la ciudad. Llegando a la ciudad en la que vivió con su antiguo dueño. Su estómago rugía y se empezaba a pegar su piel en las costillas de su cuerpo.

Era lento para caminar y soltó un quejido cuando se derrumbó en aquella carretera. La lluvia golpeaba fuerte sobre él, solo faltaba una hora, para poder llegar a la mansión donde vivia su nubecita. Desde que había escapado de aquel lugar no había dejado de buscar a nubecita. Por las noches dormía en algún lugar, tomándose una siesta y al día siguiente se levantaba a seguir su camino.

Solo faltaba una hora...podía seguir, aunque la tormenta lo lastimara sobre sus heridas aún abierta. Aunque su hueso doliera por no estar recuperado. Aunque solo pudiera ver con su ojo izquierdo.

Tenía que llegar, allí, a esa casa, donde estaba los ojos azules que tanto amaba. Donde albergaba su hermoso gato blanco.

 Donde albergaba su hermoso gato blanco

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Yoongi dio un maullido lastimero, quejándose y retorciéndose del dolor. Desde la madrugada había empezado con dolores de parto, estaba apretando sus piecitos y su colita permanecía parada. Su cuerpo se había preparado por completo para la llegada de sus bebés, sin embargo. El gato mayor estaba presente, a su lado , sentado de forma elegante y con cara de dolor, escuchando las alabanzas del joven gato.

¡Nadie le dijo que aquello dolía como el demonio!

Y eso que solo eran las contracciones.

Su dueña estaba alterada corriendo de un lado a otro y no más de unos minutos, llegó un veterinario a evaluar a Yoongi, avisando que había llegado la hora. La noche ya había caído y la lluvia era fuerte. Por lo que la mujer tuvo que cerrar las ventanas para impedir que ingresara la lluvia.

—Pronto empezará a parir—comentó el veterinario poniéndose unos guantes de látex, mientras a su lado unas ayudantes de casa ponían agua y unos pañuelos.

—¡AY ESTÚPIDA HUMANA, SACAMELOS YA, ME DUELEEEE!—maulló Yoongi quejándose del dolor.

—Debes relajarte—pidió el gato Persa.

—¡Cállate tú, que los sacaré por mi culo!—Yoongi dío otro maullido y miró en dirección de la ventana, con leves lágrimas en los ojos, era una noche oscura fría. Y a esas alturas, ya no se esperaba que el gato pulgoso volviera aparecer.

Había sido abandonado.

Yoongi soltó un enorme maullido, retorciéndose un poco más y la humana pegó un grito de histeria, sintiendo el dolor por igual. Tomó los dedos de sus esposo y los apretó con fuerza.

—Ya empezó...—comentó el veterinario, posicionando a Yoongi sobre una manta enorme y acolchada, acostandolo de lado—vamos gatito...tu puedes.

NAMGI || OMFC!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora