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Ranma ½ y todas sus situaciones y personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.

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Todo el olvido está lleno de memoria

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«El amor me sorprende pero no se equivoca

cuando te echa de menos/cuando te pide más».

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(IX)

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Ranma miró de reojo a su esposa. Ella iba absolutamente callada desde que habían salido de casa, llevaba el monedero apretado entre las manos y miraba constantemente hacia el suelo o a lo lejos hacia la calle. El muchacho se sintió mal, con el tiempo había aprendido a interpretar y comprender un poco más a aquella muchacha de ojos marrones que compartía su vida. Pero solo un poco, muchas veces fallaba en descubrir lo que ella sentía o pensaba, o lo que imaginaba.

Verla triste o preocupada sin conocer la causa lo carcomía por dentro porque no sabía cómo ayudarla. Sin embargo, esta vez creía saber lo que le rondaba la mente. Lo sintió cuando le dijo con aquel tono extraño que tenían que ir a comprar comida al Neko-hanten, así que trató de aventurar algo.

—Ella no está ahí, ¿sabes? —comentó como al pasar.

Akane levantó la cabeza y parpadeó.

—¿De quién hablas?

—Shampoo. No está ahí. ¿Estás pensando en eso?

Akane le echó una mirada rara y recién en ese momento Ranma se dio cuenta de qué manera podía interpretarse lo que había dicho. Ya se esperaba el «¿o sea que tú pensabas en Shampoo?», «¿acaso la extrañas?», ahora incluso podía decir «¿y cómo sabes tú exactamente si Shampoo está o no?». Suspiró, preparándose para lo que viniera.

—Ah... —comentó Akane, luego miró hacia otro lado—. Y... ¿dónde está?

Ranma pareció aliviado.

—Hace tiempo se fueron a China, ella y la vieja momia —explicó.

—Ya veo... ¿Simplemente así? ¿Se rindió?

—Bien... no exactamente —no quería darle los detalles. ¿Por qué contarle de las veces en que se había aparecido desnuda cuando él estaba en el baño? ¿O esas veces en que intentaba drogarlo con comida para llevárselo a la aldea amazona a la fuerza? ¿O incluso cuando había intentado seducirlo con una cura para la maldición si es que él dejaba a Akane y se iba con ella a China? Era mejor ahorrarse algunos malos recuerdos—. No se rindió sin luchar, pero finalmente tuvo que irse. ¿Qué más podía hacer? Nosotros estamos casados.

Akane sintió un cosquilleo en el estómago, siempre lo sentía cuando él decía con esa simpleza que estaban casados, como si eso lo explicara todo. En esos momentos trataba, de verdad y con mucha fuerza, de recordar.

—A veces viene de visita —tuvo que admitir el muchacho.

—¿Ah, sí? —Akane levantó una ceja.

—Dejaron el Neko-hanten a cargo de Mousse, ¿sabes? —Ranma quiso cambiar de tema—. Creo que con la promesa de que si el negocio marcha bien por un tiempo, Shampoo tal vez acepte que él es digno de casarse con ella.

Todo el olvido está lleno de memoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora