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Ranma ½ y todas sus situaciones y personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.

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Todo el olvido está lleno de memoria

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«Resumiendo

y ya que ciertamente

el olvido está lleno de memoria

vamos a destaparlo/a revelarlo».

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(XIV)

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Ukyo apoyó las palmas de las manos en el mostrador y se echó un poco hacia delante, la tela de su uniforme de cocinera se tensó en el pecho por el movimiento y los senos se apretujaron un poco más. Los ojos delineados por espesas pestañas estaban bien abiertos, los labios temblaban con cierta expectativa.

—Ran-chan... —murmuró suavemente.

Del otro lado de la barra, Ranma Saotome acribillaba a una pobre pizza japonesa con los palillos, sin haber probado todavía ni un trozo de la comida. Tenía la cabeza gacha y, aunque miraba su plato, en realidad no lo veía porque sus pensamientos estaban concentrados en otro lado.

Una de las manos de la cocinera se arrolló formando un puño y su entrecejo se frunció.

—¡Deja en paz ese okonomiyaki! —exclamó de pronto—. Si no vas a comerlo no juegues con él y habla. Dime de una vez lo que viniste a decirme.

El muchacho tragó saliva y dejó los palillos a un costado. Luego se aclaró la garganta.

—Hoy... —soltó un largo suspiro—. Hoy hablaré con ella.

El silencio reinó por un momento en el restaurante, luego Ukyo se llevó una mano al pecho.

—¿De verdad?

Ranma asintió brevemente.

—¡Ran-chan! ¡Me haces tan feliz! —saltó después, con los ojos empañados y tirándose completamente sobre la plancha para rodear el cuello del muchacho con los brazos y apretarlo en un abrazo—. ¡Auch!... esto quema —comentó luego, volviendo a su posición anterior.

Se quedó mirando a su amigo de la infancia un rato, él rehuía su mirada. La muchacha levantó una ceja y adelantó un brazo para tomarlo de la camisa.

—¿Es cierto, no, Ran-chan? ¿No es una broma? —preguntó mirándolo atentamente a la cara.

—Claro que es cierto —replicó él haciéndose el ofendido, soltándose del agarre.

—Entonces... ¡¿por qué rayos vienes aquí a comer en lugar de estar allá con ella diciéndoselo?! ¡VE AHORA MISMO! —ladró.

—¡ESTOY UN POCO NERVIOSO! —respondió Ranma en el mismo tono histérico.

El par de amigos se quedó mirando un momento y después los dos dejaron caer los hombros. Ranma volvió a sentarse en la banqueta de la que se había levantado para poder gritar con mayor potencia.

—Solo tienes que relajarte, tomar aire y decírselo —aconsejó Ukyo—. Fíjate, mira como lo hago yo —la chica tosió un poco y cuando volvió a hablar su voz era un tanto más grave, imitando la del muchacho—. Akane, querida —tomó con gran amor una de las manos del chico entre las suyas—, tu amigo Ryoga estuvo todo este tiempo engañándote. Él también cayó en un estanque maldito y se transforma en un pequeño cerdito negro que tú conoces bien, cielo.

Todo el olvido está lleno de memoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora