13

2.3K 172 21
                                    

Ranma ½ y todas sus situaciones y personajes son propiedad de Rumiko Takahashi.

.

Todo el olvido está lleno de memoria

. . .

. .

.

.:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:.

«La noticia veneno llueve a cántaros».

. . .

. .

.

(XIII)

.

El teléfono ya había sonado dos veces cuando se escuchó la voz de Kasumi.

—¿Podrías responder, Akane? —pidió alegremente, asomando la cabeza por la entrada de la cocina. Su voz atravesó los pasillos de la casa hasta dar con Akane y poder penetrar en su maraña de pensamientos.

La muchacha estaba caminando de un lado para otro por la sala. Era sábado y pensó que como no había clases ella y Ranma podrían salir, ¿quizás ir a comer?, o a cualquier lugar; pasar simplemente un momento juntos, que él le contara las cosas que Akane no recordaba o ella le pudiera preguntar sobre las confusas memorias que a veces tenía. Creyó que podría contarle más sobre la vida que llevaban, el torneo que se avecinaba, sobre otros en los que había participado, los lugares a los que habían viajado juntos, las cosas que habían hecho, sobre qué habían peleado (porque todo lo vivido, lo bueno y lo malo, conformaba su vida). Sobre ¡tantas cosas!

Pero parecía que Ranma no era de la misma idea. Había salido después de desayunar sin darle explicaciones, pero recordándole que volvería más tarde y que quería hablar de algo importante con ella. Y se había ido sin esperar su respuesta.

¡Perfecto! Y lo que ella quería, ¿qué? ¿Y lo que ella quería hablar con él? Por un momento se planteó seguirlo y ver a qué lugar tan importante tenía que ir antes de hablar con su esposa. No sabía si estaba enfadada o preocupada por lo que ocurría, él estaba actuando muy extraño, se había dado cuenta, no era ninguna tonta.

Cuando había dado un paso hacia la puerta para poder averiguar más sobre el asunto, el pedido de Kasumi la detuvo.

—Mmm... ¡Sí, Kasumi, ya voy! —le respondió a su hermana mientras iba hasta el vestíbulo.

—¿Diga?

—Buenos días, quisiera hablar con la señora Saotome, por favor —pidió una voz de mujer—. Akane Saotome.

Del otro lado del teléfono, Akane dio un respingo, como le ocurría cada vez que alguien la llamaba por ese nombre.

—Sí... soy yo —respondió con voz insegura.

—Señora Saotome, llamo de la Clínica Ikuryo. Sus exámenes están listos desde hace días, le recuerdo que puede pasar a buscarlos.

Akane se quedó en blanco sin saber qué respuesta dar. ¿Clínica Ikuryo? ¿Exámenes? ¿Qué...?

—¿Señora Saotome? ¿Me escucha? —inquirió la mujer con tono aburrido, como si eso le pasara bastante seguido.

—Sí, sí... Muchas gracias. Yo... muchas gracias.

—Que tenga buen día —saludó la mujer del otro lado y cortó la comunicación.

Akane se quedó un rato mirando el teléfono con temor.

Todo el olvido está lleno de memoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora