Capítulo 4: alma (parte 2)

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La jornada de Rio podía resumirse como larga, extenuante y llena de preguntas

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La jornada de Rio podía resumirse como larga, extenuante y llena de preguntas. Sus amigas se habían percatado enseguida de que algo no andaba bien y no habían dejado de cuestionarla, especialmente cuando Rio le pidió a Silvia que la cubriera en caso de que Diane preguntara acerca de la noche que supuestamente había pasado en su casa para terminar un trabajo que no existía.

Sintió cierto alivio cuando se detuvo frente a la entrada del edificio coronado por el ático de Gael. Sin embargo, en el interior del amplio ascensor de espejos que reflejaban su rostro cansado y pálido, los nervios y el estrés se asentaron en la parte baja de su vientre. No sabía qué le enseñaría Gael, pero no estaba segura de estar preparada para afrontar más eventos sobrenaturales. En realidad, lo único que deseaba en esos momentos era meterse en su cama y cubrirse con el edredón para aislarse del mundo.

—¡Hola! —exclamó Momo sonriendo ampliamente cuando le abrió la puerta—. Gael está en su estudio, pero saldrá enseguida. Puedes esperarle en el salón.

Rio asintió secamente y caminó hacia la sala. A su lado, Momo no dejó de parlotear animadamente. Parecía ajena a todo lo que le estaba sucediendo a Riona o, tal vez, no le importara al tener a Gael protegiéndola. La verdad, Rio empezaba a pensar que era bastante insensible.

Estaba a punto de gritarle que le importaba poco o nada lo interesante que era la serie que estaba viendo, cuando la puerta del estudio se abrió. Ambas se volvieron hacia Gael y la muchacha apreció que parecía algo cansado, sin embargo, una vez se sentó frente a ella, su rostro volvió a ser inhumanamente imperturbable. Sin siquiera saludarla, comenzó:

—Nuestro poder procede total y exclusivamente de nuestra alma.

—¿Alma? —inquirió Rio sin ocultar el escepticismo en su voz—. ¿Nada de magia?

Gael la miró severamente y la joven se dio cuenta de que era uno de esos momentos en los que debía limitarse a escuchar y dejar a un lado sus prejuicios.

—Sí, alma —continuó—. Muchos hablaban de ella como el quinto elemento o el éter, yo personalmente no pierdo el tiempo en buscarle una explicación —dijo encogiéndose de hombros—. La estructura de nuestra ánima es lo que nos diferencia de los humanos. Todos compartimos una parte en común, la que nos da la vida. Es la parte más profunda del alma y habita dentro de nuestro cuerpo, en el lado derecho del pecho —se señaló el lugar con el dedo índice—. Se llama cor —añadió al ver que no lo comprendía—. Sin embargo, hasta aquí llegan nuestras similitudes. Lo que hace especiales a los ángeles y demonios es que nuestra alma es mucho más extensa. Esa parte añadida no es esencial ni necesaria para vivir, es "la carcasa" y se llama induam. Su función es rodear al cuerpo mortal y protegerlo...

Gael se interrumpió al percatarse de que Rio miraba disimuladamente al aire a su alrededor en busca de su induam. Momo también se había dado cuenta y dejó escapar una risita, la joven la miró enarcando una ceja:

Almas encadenadas [Equilibrio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora