Capítulo 2: venator

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Todo puede cambiar en un solo instante

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Todo puede cambiar en un solo instante.

Hay momentos fuera de nuestro control que significarán un antes y un después en la vida de los demás. Y alguien sabía que ese preciso instante era decisivo, no solo para la vida de Riona Dávila, sino para el mundo.

En el ático de un elevado edificio, sentado sobre un sofá de cuero negro y rodeado de paredes blancas, un individuo con el pelo gris contemplaba la escena que tenía lugar en el Retiro. Era capaz de extender su conciencia por toda la ciudad como si de una telaraña se tratara, permitiéndole abarcar con una sola mirada todo lo que ocurría en Madrid.

A pesar de sus capacidades, no se entrometía en la vida de los ciudadanos. Sin embargo, desde que aquellos cazadores habían llegado a la ciudad, los asesinatos habían comenzado a llamar demasiado la atención y pronto llegarían más como ellos a disputarse el destino de Madrid. Aquello suponía un contratiempo, ya que su propia existencia consistía en permanecer oculto y era el motivo por el que se había mantenido al margen durante años. Demasiados años.

Sin embargo, la situación acababa de dar un giro inesperado.

Mientras contemplaba el rostro aterrorizado de la muchacha a punto de ser asesinada por uno de los forasteros, se debatía entre intervenir y salvar su vida, o continuar manteniéndose al margen como siempre había hecho. No se trataba de una decisión que tomar a la ligera, pues era consciente de que, una vez se revelara, atraería fantasmas del pasado hasta la misma puerta de su casa.

Por otro lado, aquella chica podría ser también lo único que le permitiera ser libre de una vez por todas. Arriesgaba mucho, pero, después de tantos años oculto, tal vez fuera el momento de cambiar su situación.

Fijó sus ojos grises en el rostro de la muchacha una vez más y suspiró.

Esperaba no arrepentirse de aquella decisión. Cerró los ojos y algo insólito ocurrió. Una neblina lo rodeó por completo y desapareció. Como si fuera un espectáculo de magia, volvió a aparecer en el mismo corazón del Retiro.

Lo que sucedió en aquel rincón del parque fue demasiado rápido como para que un humano pudiera asimilarlo. Incluso para el cazador que apuntaba su pistola hacia la muchacha fue difícil de comprender.

En el preciso instante en el que Ian se disponía a apretar el gatillo, su presa fue apartada de la trayectoria de la bala. Falló, pero logró rozarle la cabeza dejándola inconsciente. La chica se desplomó ante los ojos sorprendidos del cazador que se volvió rápidamente hacia el recién llegado.

—Apártate de ella y lárgate —le ordenó el individuo de pelo gris.

Ian entrecerró los ojos observándolo detenidamente. Parecía joven a pesar de que el color de pelo envejeciera sus facciones; sin embargo, percibió de inmediato un aura poderosa, mucho más que la suya propia. Además, su porte altivo y sus movimientos calculados le indicaron que aquel individuo era mucho mayor de lo que aparentaba.

Almas encadenadas [Equilibrio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora