Naoki Irie, una celebridad al menos en su ciudad. Cerebro privilegiado, inteligencia sin limites, memoria fotográfica. Todo aquello que cualquier estudiante promedio desearía, capacidad de leer toda de una sola vez para saberlo y memorizarlo. Todo en su vida era perfecto, al menos en su concepto de perfección.
Aunque tenía un gran vacío que nadie conocía nunca pudo llenar. A pesar de que mucha gente dijera lo contrario su inteligencia y capacidades no era algo que le aportara felicidad. No conocía la felicidad porque le parecía efímera y demasiado difícil de conseguir.
Hasta que la conoció. Nunca supo de alguien con la capacidad de poner todo patas arriba como ella. El efecto kamikaze que ella podía desencadenar era... poderoso.
Nadie sino ella tenía esa capacidad de sacarlo de sus casillas y aun así llenarlo de tranquilidad. Esa era Kotoko Ahihara y para él, que se preciaba de dominar todo a su alrededor. Eso era una novedad , algo que se salía de la rutina ordinaria que él mismo estableció y que, en el fondo, le gustaba y le parecía atractivo. Por eso comenzó a ver las cosas que antes le parecían superfluas, como la manera en que la chica inmadura lo seguía con sus ojos llenos de amor o como él consideraba obsesión la persecución que ella le profesaba. Pero no era solo eso. A pesar de decir lo contrario podía notar la frescura de su piel y el rosado de sus labios que siempre pronunciaban su nombre con ansiedad, alegría y decepción, según fuera el caso.
Saber que, de pronto, todo aquel amor que decía tenerle iba a pasar a ser propiedad de alguien como Kinnosuke lo llenó de ira y lo obligó a actuar en consecuencia. No podía perder aquello así antes no lo hubiera valorado, ella siempre iba a quererlo...¿verdad?
Todo aquello vino a su cabeza mientras la miraba dormir. Había estado enferma y ahora respiraba agitadamente por la fiebre que la atenazaba desde hacia días y que ningún medicamento fue capaz de curar.
Seguramente acabarían en el hospital al dia siguiente. Su experiencia como medico le decia que era una mononucleosis pero hasta que no le tomaran muestras no podría saberlo con certeza.
La sensación de preocupación por alguien también era algo nuevo y no del todo cómodo, pero ahora al lado de ella esa sensación era patente. Con tantos virus circulando por ahí en el hospital era más que probable que se hubiese contagiado de algo y, anexo a eso, a pesar de estar inmunizada no era tan infalible como siempre quería hacer ver. Mejor valdría la pena no preocuparse demasiado. Así que dejando de lado todas sus elucubraciones sobre el pasado de ambos, decidió dormir para acudir en la mañana con Kotoko a la institución de salud.
Sus sueños también estuvieron plagados de agitación, por eso no se sintió mejor ni descansado al dia siguiente. Ni tampoco ella, al parecer, según los gritos que amaneció dando. Todo parecía indicar que la fiebre la estaba haciendo delirar y perdió el control de su temperatura por lo que tuvieron que llamar a una ambulancia que, sedada, la llevó al hospital de Tonan donde ambos trabajaban y donde fue ingresada al área de reanimación por el estado delirante.
Mientras Naoki era retenido por las enfermeras para que no entrara por la ética profesional, solo podía ver como Kotoko iba siendo intervenida por cada enfermera. Un catéter aca, una sonda allá. No podía ser tan grave ¿O si?
"Tormenta de Citoquina", rezaba el diagnóstico que leyó en la historia clínica de Kotoko a la cual tuvo acceso de manera ilegal horas después. La realidad le daba un duro golpe haciéndole ver que, por más que quisiera y se sintiera invencible, había algo que no podía controlar y era a ella.
Aparentemente Kotoko había contraído mononucleosis y mientras sy cuerpo iba infectandose la respuesta inmunitaria de sus defensas estaba haciendo demasiado exagerada produciendo lo que en medicina se conoce como tormenta de citoquina.
Podía morir, conocía la afección porque leyó sobre ella. Tendría que entrar a terapia de corticosteroides lo antes posible.
Cerró el historial clínico de Kotoko con otro tipo de pánico apoderándose de él. ¿Por qué de repente todo se complicaba así? Si hasta hacía una semana estaba saludable. ¿Y qué pasaría si las cosas se complicaban y ella moría? ¿Qué pasaría con él?
Doctor Irie - dijo una voz tras él. Era una de las enfermeras de la sala de reanimación que antes estaba con Kotoko.
Ella empezó a hacerle preguntas, muchas de las cuales se quedaron sin respuesta. Para incomodidad de Naoki en todo el tiempo que llevaban casados no sabía si Kotoko era alérgica a algo o si tomaba alguna medicación permanente para algún mal.
Eso podría considerarse ser un buen marido? El papá de Kotoko llegaría pronto... ¿Podría él responder?
Sentado en la banca de la sala de espera se decidió a pensar en cómo diablos saldrían de esa situación. Generalmente siempre salían victoriosos ante la adversidad pero aquí y ahora había un factor determinante. Un antes y ahora , una situación en la que, si bien no quería pensar, era mejor contemplarla. Una vida sin Kotoko. Acaso lo imaginó alguna vez ? Ella siempre había sido lo único seguro en su vida. Nunca con ella tuvo que preguntarse si no estaría porque siempre estaba. Y qué demonios era ese sentimiento de soledad que lentamente estaba comenzando a apoderarse de él?
Nunca fue fanático de las emociones y supo que su propia mente recordaba la unica vez que se dejó llevar por ellas y cómo sufrió. Y la causante era la misma persona. Solo que ahora se trataba de algo mucho más serio que solo un supuesto affaire.
Ella podía morir.
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No a Las Emociones (Una historia de Itazura Na Kiss)
RomanceNaoki debe enfrentarse a algo que no puede controlar... La vida y la muerte... ¿Logrará descubrir su interior?