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-Debes ir, Irie, es una oportunidad única- comentó el Dr. Yamato seriamente contrariado ante la renuencia de su mas brillante médico, si, él comprendía que estaba preocupado por su esposa, pero era una oportunidad que no se podía desperdiciar y esperaba que reconsiderara su decisión.
Naoki por su parte no quería irse, aunque tenía claro que era una oportunidad única, ese tipo de simposio pocas veces se presentaba pero algo lo mantenia atado y sabía que era.
Después de su ultimo acceso y su entrada en paro cardiaco, la salud de Kotoko se mantuvo estable esa vez. Había sido una lucha incansable, cada vez que el corazón se detenía él mismo comenzaba las compresiones y dirigía la reanimación como si estuviera salvando su propia vida y él sabía que era así.
Luego, después de casi quince minutos de esfuerzos infructuosos ella volvió. Escuchó nuevamente su corazón latiendo a ritmo regular en los monitores y su compañero de reanimación asintió indicando que fue exitosa. Al menos esa vez.
Como médicos no tenían claridad si el acceso de paro iba a repetirse y esperaban que no, así como esperaban que la medicina continuara haciendo su efecto y tuviera éxito antes de que el corazón de Kotoko volviera a fallar.
Habían pasado días después de de eso, días en los que tuvo que compaginar su vida matrimonial con su vida laboral, la segunda no se vio alterada, no por nada era el mejor médico del hospital, pero su matrimonio pendía de un hilo especialmente porque una de las partes estaba a un paso entre la muerte y la vida.
Había dormido muy mal y todos sus sueños consistían en recordar un pasado que aunque sabía que no fue de la manera en que se daban los hechos, le hacía ver una y otra vez la clase de bastardo que fue durante su época de estudiante.
Sus sueños vividos...
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Naoki caminaba con Aihara al lado en silencio, finalmente ella accedió a irse con él pero no por motivación propia, simplemente le creyó cuando le dijo que su madre quería verla. Caminaban hacia la casa y seguramente ella se estaba preguntando por qué el alargaba sus zancadas a un ritmo mas lento, como si quisiera que el tiempo se detuviera. Más no era así, de continuar de esa manera estarían en casa en menos de diez minutos.
-Sabias que te estaba esperando. ¿Por qué te fuiste- fue la primera pregunta que salió de la boca de Naoki, en ese tono de superioridad que al parecer no podía evitar.
Ella no contestó inmediatamente, parecía sumida en sus propios pensamientos y aunque lo seguía parecía guardar cierta distancia, esa que él mismo le pidió que mantuviera y que en ese momento se volvió en su contra.
-No tengo por que hacer lo que me pides, especialmente si lo haces de esa manera-
No tenía réplica a eso porque era verdad. De repente ese monstruo en el que se convertía había hecho todo lo que no debía, con una falta de delicadeza propia de un elefante aplasta-ilusiones, pero no era su culpa del todo, nunca tuvo que pedir nada a nadie.
-Vuelvo y pregunto, y esa no es una respuesta-
-No tengo otra-
Ella era otra persona, parecía haberse convertido en alguien seco e intransigente, al menos con él y al habérselo buscado no esperaba decirle lo que le dijo pero así fue.
-Pido disculpas, no debí hacerlo de esa manera-
Ella tampoco respondió a eso pero no hacía falta, sus disculpas no sonaban sinceras ni a sí mismo a pesar de que era lo mas honesto que dijo en mucho tiempo.
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No a Las Emociones (Una historia de Itazura Na Kiss)
RomanceNaoki debe enfrentarse a algo que no puede controlar... La vida y la muerte... ¿Logrará descubrir su interior?