Parte1, Capitulo 10

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Los días trascurrían lento para todos, entre entrenamientos de fuerza para Adam, de inteligencia para Richard y de resistencia para Kyle, además de los trabajos de cada uno, las reuniones de última hora de Elrich y las noches apasionadas de cada pareja, aunque las de Richard sean efímeras y de un solo encuentro, pasaron cuatro amaneceres y el peliblanco no había podido ir a ese lugar en el desierto donde están sus chicos, no había probado más sangre y se sentía famélico.

La mañana del quinto día se levantó con el fuerte agarre por la cintura de su acompañante pelirrojo, dormían en ropa interior se deshizo del agarre y se fue a vestir con un jean y una camisa negra luego fue al baño y se acomodó el cabello y lavo sus dientes, al salir el pelirrojo estaba totalmente fuera de las sabanas, dejando ver su enorme cuerpo con aquel bóxer ceñido dejando ver su erección mañanera, seguía durmiendo.

Se acercó y le dio un beso en la frente esa era su costumbre cuando tenía que salir, salió y un potente olor a alcohol y cigarros lo inundo, Richard estaba acostado en el sofá lamentándose. Era una mañana nublada Elrich sentía que iba a llover.

-Buen día—Recibió un gruñido de respuesta—Nos fue bien anoche

-Tengo un resaca horrible—Se quejó—Me duele la cabeza, recuerda hoy tenemos cita con sastre e ir de compras.

-Si estaré aquí en un par de horas, dile a Stefan que tuve que salir—El francés asintió.

La luz blanca se lo comió y fueron unos breves segundos estaba dentro de la barrera de la granja olio al par de chicos estaban sudados en el campo no sabía que hacían así que con una velocidad supersónica llego hasta ellos y aun no se dieron cuenta estaban arando manualmente el terreno que es bastante grande. Se aclaró la garganta y los dos lo miraron en un abrir y cerrar de ojos el ruso estaba sobre el abrazándolo su aroma a chico virgen, adolescente y lo peculiar de su sangre resulto como darle alcohol a un alcohólico en abstinencia.

-Veo que me extrañaste—Murmuro con el halo azul en su ojos brillando

-Si te espere el tercer día y no llegaste—Murmuro triste, ambos vestían ropas desgastadas y sucias. 

-Lo lamento pero me ocupe y hoy fue que medio me libre—Se separó—Vamos para que descanses, ve a la casa y espéranos alla—El chico rubio es muy obediente y se fue rápido, le puso atención al otro que seguí haciendo su trabajo— ¿No saludas acaso?

-¿Qué quieres?—Espeto—Estamos muy atrasados además aquí no llueve

-¿Quieres que llueva?—No espero que respondiera e hizo que unas nubes cargadas de humedad liberaran su contendió, se protegió de la lluvia y a Anthony también—Ahora deja lo que estás haciendo y llévame a donde sembraste las frambuesas—Gruño pero accedió

-Es mucho trabajo para dos personas el arar el campo sin alguna máquina—Se quejó mientras caminaba.

-De eso me encargare—Cerro los ojos y con su poder mental se trasladó a la división de agricultura de su empresa y ubico una aradora, sembradora y cosechadora un tres en uno y una camioneta las trasporto aquí cerca del granero, adapto la camioneta y la máquina para que funcionara con energía solar—Listo no quiero más quejas.

-Solo una—dijo entre risas mirando atónito la máquina y la camioneta—No me gusta matar animales y pues si queremos comer carne hay que hacerlo.

-Alrededor de la barrera coloque unos guardias hechos de arena ellos se encargaran—Le brillaron los ojos y le puso esa nueva tarea de matar y preparar la carne para los chicos cuando, las reses estén preparadas, los pollos y cerdos también. Esta es una granja muy completa.

-El chico ruso ayuda bastante—Murmuro

-¿Cuánto falta?—pregunto Elrich

-Unos doscientos metros al frente señor

Los Soberanos: Elegidos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora