Parte 2, Capítulo 3

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La luz de la habitación era tenue, había dormido un poco gracias a la infusión que le dieron hace unas horas que calmo un poco el dolor, se levantó un poco y con esfuerzo saco sus pies de la camilla y sintió el agua miro a su alrededor y toda la habitación estaba inundada de agua, intento como pudo abrir un portal para sacar el agua pero sus poderes no respondían.

-Tranquilo—Se dijo a sí mismo, respiro hondo—debe ser por lo que estoy pasando.

Se quedó allí y camino a un sofá y se sentó como pudo pero le dolió un montón, respiraba profundo y abrió mucho las piernas, se tocó por allí y sintió que ese agujerito que debería ser más pequeño estaba más abierto. En eso la puerta se abrió y se escucharon gritos e insultos entre dientes.

-Ya veo que tu magia esta descontrolada—Entro diciendo el de rasgos asiáticos—Vine a revisarte que tal va el proceso de dilatación.

-¿Que me dieron para dormir?—Pregunto el peliblanco.

-Valeriana más polen de flor el páramo del olvido—Respondió este mientras las enfermeras acomodaban como podían la habitación—Salgan déjenos a solas—Ordeno el médico, busco en la repisa unos guantes de látex—Ven debes estar acostado si te sientas le puedes hacer daño a tu bebe.

Lo ayudo a levantarse y el peliblanco sintió como un líquido bajo por su pierna, este se fundió con el agua que aún quedaba en la habitación, parecía sangre humana pero muy roja.

-¿Es normal eso?—Pregunto algo nervioso.

-Si ese el líquido amniótico que aún queda, tiene que salir todo para que tu bebe empiece el trayecto de salida—Lo ayudo a acomodarse en la camilla—Lo que te hare es un poco incómodo, espero no te moleste.

-No importa Neo—Le respondió con una sonrisa, sintió que unos firmes dedos se empezaron a introducir dentro de el—Es necesario eso—Dijo un poco adolorido.

-Sí, lo lamento pero es el procedimiento—El ojiazul sentía como el medico abría y cerraba los dedos índice y medio dentro de el—Aun falta bastante, lo normal es que en estos casos se haga una cirugía y se saque al bebe, pero dado a que ya tuyo decidió salir de la manera tradicional debe seguir su curso—Se quitó los guantes y los coloco en la papelera.

-¿Qué quiere decir?—Respondió, pregunto acomodándose un poco.

-La Raza pura de los hechiceros, ósea tú, en teoría los bebes nacen más grandes en comparación con las otras especies—Se sentó al lado del chico que vestía solo una bata blanca un poco manchada de rojo bermellón—Pongámoslo en contexto los cachorros de lobo nacen trasformados y son del tamaño de un cachorro de lobo de dos meses, los elfos nacen generalmente de cincuenta centímetros de largo y de dos a tres kilos de peso—El príncipe veía con atención—En cambio los de ustedes son del tamaño de un niño humano de cuatro meses.

-¿Eso es malo?—Pregunto un poco preocupado.

-Noo, eso está muy bueno, aunque tú no seas un hechicero de sangre pura tu novio si y además es un Lebertif—Se levantó—La segunda mejor casta que ha existido en la hechicería, miles de años de refinamiento de sus genes y el único que no salió con los ojos azules fue el.

-Si por que su madre no estaba a la altura—Respondió entre dientes—Era una plebeya—Le dio una punzada en la cadera que lo hizo retorcer—Quiero Beber sangre.

-Si ya el banco de sangre envió varias bolsas vienen en camino—Neo salió camino a la puerta—Tu pelirrojo viene en camino y lo revise y lo que tiene no es nada para alarmarse—Sonrió y salió.

-Eso espero—Susurro este acomodándose un poco para que los dolores le fueran menos traumáticos.

***

Los Soberanos: Elegidos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora