Parte1, Capitulo 5

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Después de muchas noches, con encontronazos así sintiendo la energía de cada uno estallar atreves de los collares, después de días interminables de entrenamientos y luego de tres años desde la última visita de Elrich a su casa ya con diecinueve años ya con su musculatura formada y su altura que ostentaba el metro ochenta, su cabello a medio amarrar que ya llegaba a sus omoplatos y su rostro de porcelana peculiarmente lampiño en contraste con sus tupidas y perfectamente arregladas cejas, es un joven guapo con su peculiar tono de piel casi totalmente blanco.

Es el día de su graduación en el polo norte una frívola y muy estirada comitiva para el único graduando, él va vestido con un traje negro con una camisa azul pálido y una corbata negra, su zapatos formales. Él no está de acuerdo con esto puesto no se necesita nada pues ya él es un hechicero es solo el reconocimiento del consejo que su padre preside. Luego de aburridos y frio actos de burocracia se celebra una cena y se preparan para irse de nuevo a Whitecastle.

-No te extrañare, frio y desolado castillo—Dice molesto por haber estado tan alejado de su familia casi una década.

-¿Nos vamos?—Dice su padre.

-Si ya no soporto estar aquí un minutos más—Dice Elrich  muy emocionado al irse a su antigua casa.

Entonces todos se reúnen y de nuevo esa sensación de que el suelo tiembla nos distrae y la luz los cega. Mientras en la selva un pelirrojo de rebeldes rulos, su estilo de cabello es corto a los lados y rebelde hacia arriba, con su ojos miel llenos de entusiasmo, este había crecido más, puesto estaba en el metro ochenta y nueve con un físico más que envidiable, su piel ligeramente bronceada por la escapada que se hecho junto con su padre a Brasil a conocer la playa antes de la ceremonia, y una barba bien cuidada enmarcaba su bello y liso rostro, iba vestido con una camisa verde claro, y un pantalón ceñido de color beige, que dejaba ver en evidencia su absoluta obsesión por los ejercicios.

También como la otra ceremonia esta era solo un trámite de reconocimiento del consejo, un acto sin valor real, eran meras tradiciones. Luego la cena se despidió amablemente de todos y dieron gracias por los servicios prestados. Se dispusieron a irse.

Cuando llegaron este se dio cuenta que no estaba en su casa, y miro con desconcierto alrededor, era una selva muy nubosa fría y oscura, al frente de ellos se erigía un gran castillo, con dos estandartes, de color blanco en el centro de estos había un gran árbol con una gran copa y grandes raíces, este es el símbolo y el guardián del elemento Vegetación. Stefan al no saber dónde se encontraba miro a su padre con el ceño fruncido y dijo.

-¿Dónde Estamos? ¿No íbamos a casa? ¿Qué hacemos Aquí?

-Estamos en un lugar secreto, si vamos a ir después de tu iniciación, los hechiceros de las plantas—Empezó a contar William pausadamente—y más si este es heredero al trono debe tomar la sabia del árbol sagrado para limpiar su magia de cualquier magia o intento de oscuridad que haya en ella.

-¿Porque no me lo habías dicho antes?—Stefan un poco enojado puesto quería regresar rápido a su casa

-Porque es un secreto que solo sabemos los del consejo ellos ya están aquí, así que vamos mientras más rápido termines, ms rápido podremos irnos.

Este siguió a su padre blasfemando para sus adentros, en su idioma muy antiguo y unos tantos también en los idiomas modernos que conocía, toda esa rabia se centraba no solo en porque quería volver no, era porque quería rencontrarse con él.

Hay en ese pequeño y poco acogedor lugar, Stefan se sintió fuera de si fuera de su elemento, se sintió triste quera volver cuanto antes, y las sensaciones que enviaba a través del collar, poco conocido compañero de vida, eran tristes llenas de desesperanza y estas no pasaban desapercibidas por Elrich, que sentía esas energías enervantes que se iban directo a su corazón.

Los Soberanos: Elegidos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora