Parte1, Capitulo 5 Parte II

206 14 5
                                    

Stefan sintió que por su ventana se colaba la luz dorada del sol y despertó y vio en su reloj eran la una de la tarde, se levantó y fue a la habitación de Elrich, abrió la puerta sin hacer ruido y sintió el frio característico de un elemental de hielo, ahí estaba el durmiendo, se veía tan relajado con los labios entre abiertos y unos que otros cabellos en su rostro, su camisa se había subido un poco dejando ver su hermosa piel de porcelana con ese sendero de vellos. Solo se le quedo viendo, hasta que de repente sus ojos se abrieron y se asustó de tener al pelirrojo tan cerca.

-¿Qué haces ahí? Como un psicópata

-Me acabo de despertar y como aquí está el único baño entonces me distraje con cierto príncipe durmiente, se ve hermoso sabes-Menciono sonriendo mientras este se dirigía al baño a hacer sus necesidades matutinas-Buenas tardes, bello durmiente.

-¿Qué buenas tardes?-Dijo este abriendo los ojos como platos mirando al reloj de la mesa de noche y se sorprendió a ver que eran la 1:15pm-Mientras estas ahí hare desayuno.

Se dirigió a la cocina y empezó a rebusca en la heladera, y consiguió tocino, huevos y puso a tostar pan, mientras ponía el café, sintió que unos brazos lo tomaban por detrás.

-Como me encantaría quedarme aquí todo la vida, pero dormir en la misma cama que tu-dijo susurrando a su oído
Elrich se puso rosa, sonrió y empezó a sentir que su corazón cristalizado empezaba a latir fuerte en su pecho, mientras que aquellos fuertes brazos lo tomaban por la cintura.

-Está pendiente aquí, mientras que yo voy al baño, espero sepas lo que haces-dio la vuelta y le dio un beso en la mejilla.

-Podría acostumbrarme a esto-Menciono Stefan sonrojado.

Elrich se dispuso a hacer sus necesidades, luego tendió su cama y fue a tender la cama de su acompañante, al entrar a la habitación lo primero que olio fue su aroma. Ese olor tan rico y dulce, con tonos a pasto recién cortado y roció. Luego de disfrutar de ese fascinante olor procedió a tender la cama y salir. Él es un fanático de la limpieza y el orden.

Procedió a bajar y unirse a su acompañante a comer.

-Hay que comer, ponernos la misma ropa de anoche y volver está bien.

-Como digas, esto parece un desayuno y son casi las 2 de la tarde

-Es solo para no irnos sin nada en el estómago, no diremos nada de esto si nos preguntan diremos que andábamos de fiesta o algo así. Nadie se puede enteran de este lugar, puedes venir traer un poco de tu ropa y unos objetos personales si quieres-Al decir esto Stefan esbozo una gran sonrisa y Elrich se sonrojo-Lo tengo desde hace dos meses y eh venido muy poco solo a limpiar y a reponer la despensa.

-Así que será nuestro escondiste secreto-Dijo Stefan con la alegría de un niño, en ese momento se le ocurrió una idea maravillosa y se ensancho su sonrisa.

Terminaron de comer y recogieron procedieron a cambiarse. Al estar listos fueron a la sala con cómplices sonrisas. Y se dieron el último beso de ese día.

-Pronto volveremos-Dijo Stefan-Gracias por confiar en mí.

Luego se acercaron y todo el lugar se desvaneció y aparecieron en la frontera que vio nacer aquello que apenas estaban descubriendo.

-Mañana temprano aquí, quiero enseñarte algo-dijo Elrich y chasqueo los dedos.

-¿Que vamos a hacer?-Menciono el otro con una sonrisa picara.

-Nada de lo que piensas-Respondió Elrich poniendo los ojos en blanco, luego de unos minutos llego Magnus y se montó a él. Ya arriba de su Pegaso dijo

Los Soberanos: Elegidos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora