Confesión

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Sango: ¡No! Es una bromita *Nerviosa* ¿Cómo crees que Kagome va a acostarse con él?

Kikyou: ¡Nada que ver! Es una locura *Mintió*

Inuyasha: ¿Entonces por qué dijiste eso Sango?

Sango: Me refería a que… bueno… cualquiera de las chicas del equipo de porristas moriría por acostarse con él… por eso le preguntaba a Kagome si… ¡Bueno queeeee! Ni Kagome ni ninguna de nosotras tenemos porque darte explicaciones, Kagome puede hacer lo que quiera.

Inuyasha le dirigió una mirada extraña a Kikyou, una dónde le suplicaba saber qué diablos había pasado, pero ella lo ignoro aunque podía notarse su nerviosismo.

Kagome: ¿Y si así fuera que? Tu y yo no somos nada Inuyasha, ahora ya déjame en paz.

Inuyasha: ¿Pueden dejarme sola con ella?

La voz de Inuyasha había cambiado a una más relajada a pesar del rumbo que la conversación llevaba, tanto Sango como Kikyou se vieron entre sí sin moverse de su sitio.

Sango: No creo que sea buena idea.

Inuyasha: Solo quiero hablar ¿Qué más podría hacer?

En eso tenía razón, de nuevo ambas se vieron y Kagome asintió con la cabeza para que salieran de los vestidores, una vez desaparecieron de allí, Inuyasha respiró profundamente.

Inuyasha: ¿No te acostaste con él?

Kagome: No, no lo hice, pero tu actitud me fastidia desde que volviste.

Inuyasha: ¿Nunca lo supiste verdad?

Kagome: ¿Saber que? *Enojada*

Inuyasha: Lo que sentía por ti.

Kagome: Lo único que sé es que siempre me ignorabas por otras chicas y te alejas, la única razón por la que hoy de grandes te acercaste a mí es por mi figura física, antes ni siquiera me volvías a ver ¿Pero sabes que? Me fastidian los hombres que solo buscan la apariencia de las mujeres...

Inuyasha: *Interrumpe* Te equivocas Kagome *Ella lo vio a los ojos con sorpresa* Tu siempre me gustaste, prácticamente desde niños.

Kagome: Eso es una gran mentira.

Inuyasha: No lo es… ¿A dónde vas?

Kagome: No pienso escucharte.

Inuyasha la tomó rápidamente de las muñecas y ella lo vio enojada, sin embargo dio un par de pasos hacia atrás haciendo topar su espalda con la pared que estaba detrás de ella, la mirada decidida de Inuyasha le sorprendió mucho y casi parecía que no tendría escapatoria.

Inuyasha: Pues estoy cansado de callarme todo siempre, esta vez te lo diré.

Kagome: No hay nada que decir, ya te dejé claro que no me interesas.

Inuyasha no pudo resistir ver a Kagome de una manera extrañamente atractiva mientras se negaba a hablar con él, la tenía prácticamente en medio de sus brazos, acorralada sin escapatoria, ella lo miraba enojada con el ceño fruncido y quiso quitarle esa cara para cambiarsela por una más feliz, sin pensárselo mucho, vio sus labios y no pudo evitar dejarse llevar, rápidamente acercó los suyos a los de ella y ella abrió los ojos como platos al sentir el delicado roce, no fue un beso forzado y mucho menos agresivo, en realidad fue uno muy tierno aunque impulsivo, en el que Inuyasha trató de decirle o demostrarle que lo que sentía por ella, era real. Ella por su parte no se negó pero tampoco aceptó el beso, se quedó inmóvil en su sitio y un par de segundos más tarde, él se apartó para verla a la cara, no supo describir lo que vio en ella, así que prosiguió a seguir hablando porque ella no se atrevió siquiera a mover la boca, reclamar o sonreír.

Exclusivamente míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora