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Yoongi estaba feliz, había hecho aquello que siempre había deseado y, aunque hubiese estado mal, no estaba arrepentido, en absoluto.

Después de que Momo lo hubiese echado del probador que había allanado —literal—, comenzó a caminar en círculos en frente a donde su compañera se encontraba. Sus mejillas habían adoptado un leve color rojizo y trataba de reprimir su sonrisa tapándola con una mano. Pero no fue su voluntad la que la hizo desaparecer. Vislumbró una corta cabellera haciendo cola para pagar algo en la tienda en la que se encontraban.

—Momo —la llamó, sin apartar la mirada de aquello.

—¿Qué quieres ahora? —contestó de inmediato, con notable enojo en sus palabras.

—Vístete rápido —pidió. La chica quiso reprochar, pero no lo hizo debido al azabache, que añadió:—, Jeongyeon está aquí.

Eso fue suficiente para que Momo olvidase lo que había ocurrido hace unos minutos y se colocase la ropa que había escogido antes, abandonando el "disfraz" de anciana con el que había acudido al cine horas antes con el fin de espiar a Jimin y Jeongyeon. Abrió la cortina del probador de par en par, asustando a su amigo.

—¡Vamos! —exclamó mientras agarraba a un sorprendido Yoongi de la mano— ¡Salvaremos a Jimin!

El azabache tuvo que detenerla, pues su emoción era tanta, que había olvidado que debía pagar lo que llevaba puesto. Momo se colocó en una cola paralela a la de la que Jeongyeon formaba parte.

—Ella no nos ha visto —susurró el chico a su oído—, paguemos rápido y será fácil atraparla.

Asintió y esperó paciente a que llegase su turno, Yoongi justo detrás de ella.

Pasaron algunos minutos y la cola ya había avanzado de tal modo que Jeongyeon tenía alguien frente a ella y nuestros queridos "héroes" ya tenían a la dependienta tratando de cobrar lo que Momo quería adquirir.

—Será difícil identificar la prenda a través de la etiqueta ya que lo llevas puesto —informó la joven con un tono amable y lleno de paciencia—. Ven aquí un momento, por favor.

La castaña obedeció y se dirigió al otro lado del mostrador, donde la encargada trató de sacar las etiquetas de la ropa para tomar los datos de pago. Mientras tanto, la peli-corta ya tenía turno y ya estaba sacando el dinero de su cartera para pagar.

Yoongi señaló levemente con la barbilla cómo Jeongyeon recibía el ticket de compra y se disponía a salir de la tienda.

—¡No tenemos tiempo para esto! —exclamó Momo, que había visto aquello. Acto seguido, se zafó de la dependienta, salió del lado del mostrador donde se encontraba y caminó rápidamente hacia la salida del comercio, en busca de su amiga.

—¡Estudiante! —la llamó la dependienta— ¡No ha pagado!

—Yo pagaré —repuso el chico, tranquilizándola.

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Momo caminó pegada a la pared del pasillo, siguiendo a una distancia prudente a la sospechosa de secuestro. Tenía la capucha de la sudadera puesta y se giraba a cada rato con tal de no ser descubierta.

Fue así durante unos minutos hasta que llegó Yoongi, que había corrido para alcanzarla.

—Está ahí, sigámosla y nos llevará donde Jimin —susurró la chica al verle.

El azabache asintió y, tan "sutilmente" como lo había hecho la otra, continuaron con la persecución.

Jeongyeon caminaba con paso rápido, se la veía nerviosa y apurada, cosa que les pareció realmente sospechoso. Tras avanzar una considerable distancia por la planta en la que se encontraban, la presunta secuestradora subió a las escaleras mecánicas para llegar al segundo piso.

Yoongi y Momo, escondidos tras la multitud, hicieron lo mismo que ella. Sin embargo, al hacerlo, la castaña tropezó y cayó sobre las escaleras, alarmando a la gente que le rodeaba y al propio Yoongi, que la auxilió en el momento.

Jeongyeon se volteó, viendo la escena y, para la mala suerte de nuestros héroes, distinguió el rostro de su amiga. Alarmada, pidió a las personas situadas delante suyo en la escalera que le dejasen paso y se escabulló entre ellas a toda velocidad.

—Momo, síguela por aquí —pidió el azabache, habiéndose percatado de aquello—, yo iré por otro lado.

La aludida frunció el ceño, preguntándose aquel cambio tan repentino por su parte. Articuló su tobillo ya que le dolía y volvió a fijar su mirada en el lugar donde estaba la rubia, que ahora corría mientras esquivaba a la gente de la escalera a su paso. Melocotón se enderezó y corrió también chocando y empujándose contra las personas, cosa que provocó quejas y maldiciones por parte de ellas.

Jeongyeon fue más rápida y salió de las escaleras primero. Dio dos zancadas hasta llegar a la puerta del ascensor y presionó frenéticamente el botón, llamándolo. Momo estaba cada vez más cerca y sus nervios aumentaron.

—¡Venga! —suplicó mientras golpeaba una vez más el botón— ¡No hay tiempo!

Lo golpeó de nuevo y, milagrosamente, la puerta se abrió, dejándole paso a su interior, donde se encontraba un chico de piel pálida.

—Voy al tercer piso —dijo una vez cerrada la puerta.

—¿Sí? —El chico habló— Me parece que no vas a llegar a tu destino.

—¿Qué?

—¿Qué?

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Shut up and let's loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora