Capítulo 3

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Estoy tratando de no ver fijamente a los ojos a la Srta. GRIFFIN cuando habla, "Lexa Woods. Qué sorpresa"


Ya somos dos pensando lo mismo "¿Srta. GRIFFIN, en que puedo ayudarla?" Pregunto. Es una pregunta automática que se realiza a cualquier cliente que viene aquí, y agradezco no parecer una idiota otra vez.


Ella da un paso hacia adelante y yo tomo una bocanada de su fragancia. Es muy refrescante. Y seductora. Nunca olí nada parecido. "Necesito, algunos materiales".


"¿Pinceles? ¿Pinturas?"


"Pinceles y brochas. Necesito un conjunto de pinceles y brochas".


"Por aquí", digo y doy vuelta para guiarla por el pasillo. Me pregunto por qué una persona como ella, tendría que conducir una hora, hasta una tienda de artículos de arte para comprar algunos pinceles. ¿No puede comprarlas en línea o hacer que una de sus asistentes lo compre por ella? "Aquí. Tenemos pinceles avellana, pinceles redondos, pinceles planos, pinceles de líneas planas..."


La Srta. GRIFFIN camina delante de mí y retrocedo para que pueda revisar a gusto. Sus ojos vagan sobre el conjunto de pinceles, analizando el aspecto de cada uno. Se detiene frente a los pinceles planos y algo en la forma en que dirige su pulgar a través de la punta de las cerdas eriza los bellos de mi piel. Me refiero a los bellos de mi brazo. Dirige su pulgar a través de otra punta y casi jadeo. Es casi como si los estuviera tocando en cámara lenta, la forma en que su pulgar roza la punta, deliberadamente... lento...


No puedo respirar y no puedo dejar de mirar fijamente. ¡Ayuda!.


"Tomaré dos de estos", dice la Srta. GRIFFIN, señalando el pincel de ¾, con cerdas amarillas-marrones y mango negro. Tomo dos de ellos y la guio por el pasillo; al estante de los brochas de kabuki. Ella trae pantalones hoy, lo que significa que sus pantorrillas se ocultan de mí pero mis ojos encuentran otra parte de ella admirable — su trasero. Es arte en movimiento, el modo en la que sus caderas se balancean de un lado al otro cuando camina. Es casi hipnotizaste.


"Nuestras brochas de kabuki tienen cerdas sintéticas" digo, tan pronto como ella llega a uno de los estantes, con brochas cortas y gruesas. La Srta. GRIFFIN se vuelve hacia mí y me da una mirada que me dice, que ya lo sabe. ¡Upps!. Doy un paso atrás por una razón que desconozco y ella repite su ritual; pasando su pulgar sobre las cerdas de los pinceles.


"Tienen buenos pinceles. Se sienten muy bien contra la piel desnuda".


Simplemente asiento, sin saber que decir en respuesta. Es extraño y no tiene mucho sentido .¿Que tiene que ver los pinceles con la piel desnuda?


"Tomaré dos de color azul. Los más grandes".


Los recojo y la miro con un expectación de, ''¿A dónde quiere ir ahora?''


"Eso es todo", dice, tomándome por sorpresa. ¿Cuatro pinceles? ¿Hizo todo el recorrido de la Avenida Trigedasleng hasta aquí, sólo por cuatro pinceles?

Fifty Shades of Griffin - CLEXA -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora