Epílogo

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—Es verdad, papá. Uno de mis amigos me acaba de decir que lo vio en el cine con otro.

KyungSoo llevaba ya un par de semanas demasiado metido en los arreglos de su siguiente colección. Esta vez había dicho que iba a ser verdaderamente algo revolucionario, por eso estaba dejando su vida en el trabajo.

Tenía a toda su empresa estresada porque estaba siendo exigente y cuidadoso con cada detalle.

Pero de pronto un ChenLe de doce años, se paraba frente a él después de insistir afuera de su taller, para decirle que un amigo suyo le había llamado diciéndole que había visto a su papá el que baila, en el cine con un hombre muy atractivo.

—ChenLe, eso ni siquiera puede ser verdad – intentó calmarse, pero no estaba seguro, es decir, SeHun era muy joven aun, no llegaba ni a los treinta mientras él ya rozaba los cuarenta. Bien podría buscar a alguien de su edad.

—Me dijeron que era un chico joven y muy guapo.

Su hijo no solía decir mentiras, de hecho no las decían ni él ni JiSung, lo habían aprendido un día que ambos mintieron para no ir a la escuela y los descubrieron en el hospital cuando los llevaron a tratar "su resfriado" los habían castigado sin computadora ni juegos de vídeo un mes y si descubrían una mentira más, les quitarían uno o dos privilegios.

—Voy a llamarlo – KyungSoo tomó su celular y marcó el número de su esposo, pero no recibía respuesta del otro lado. – Él dijo que iría por JiSung – colgó antes de que el teléfono mandara al buzón y habló.

—Lo siento, papá, esa es toda la información que me dieron – habló el chico de cabello rizado - ¿Deberíamos ir? Tengo el lugar.

¿Debería ir? ¿Debería desconfiar de SeHun? Nunca le había dado motivos pese a que hubo un montón de idiotas rondándolo aun a sabiendas de que estaba casado, hombres incluso mayores que él.

SeHun era un una persona tranquila y desde que ChenLe y JiSung habían llegado a vivir ahí, se había dedicado en cuerpo y alma a ellos. Incluso redujo sus horarios en la academia para ponerles más atención.

Tal vez eso le estuviera estresando, ya llevaba así cinco años. Incluso KyungSoo aceptaba que los últimos meses había estado tan al pendiente de su trabajo y nada de su familia, que probablemente su esposo se sintiera mal, y carajo, ahora él se sentía sumamente mal por no notarlo.

—Bien, dime en donde es.

Y así fue como terminó conduciendo hasta aquella plaza en donde se encontraba el cine. ¿Qué si estaba nervioso? Pues claro, cualquiera estaría nervioso de ir a buscar a su esposo después de que le dijeran que lo habían visto con otro.

Su hijo iba muy tranquilo en la parte de atrás con el celular en la mano, seguramente viendo videos.

—Debiste quedarte en casa – le habló al chico y este regresó la mirada hasta él.

—Voy a darte mi apoyo moral, papá. Esto debe sentirse terrible – dramatizó un poco y KyungSoo se preguntó, en que momento esos chicos habían crecido tanto.

Sin duda ambos eran inteligentes y ya sabían más de la vida que cualquier chico de su edad, sobre todo ChenLe, que rápidamente se dio cuenta de la clase de relación que tenían sus padres, ambos hombres y cuál era la manera en la que "se daban amor"

El chico era astuto y con un celular en la mano lo era aún más. Menos mal que JiSung era más tranquilo y gastaba su tiempo bailando con SeHun, en lugar de indagando en internet o en el taller de joyería de KyungSoo.

A ChenLe le llamaba la atención y KyungSoo tenía pensado comenzar a enseñarle sobre eso. Tenía doce años y ya distinguía casi todas las piedras con las que trabajaba en el taller.

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