Parte 31

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Cuando KyungSoo abrió los ojos, SeHun no estaba a su lado, pero escuchaba sonidos en la habitación.

Se incorporó y lo observó ordenando un bolso que estaba en el tocador con algunas cosas más. Cayó en cuenta de que tenía el cabello húmedo, y que solo una toalla rodeaba su cintura, dejándolo observar así el abdomen más trabajado y sus marcados hombros. Era una belleza verlos moverse mientras hacía, lo que fuera que estuviera haciendo.

Aun viéndolo tan crecido, definitivamente KyungSoo quería seguir poniéndolo en cuatro, quería ver el arte que serían esos músculos de su espalda moviéndose mientras lo penetraba.

Seguramente la hora lo estaba afectando, era demasiado temprano para esos pensamientos.

SeHun sintió la intensa mirada sobre él y volteó, observando los oscuros ojos del otro. Se puso repentinamente nervioso, como años atrás. El sujeto aún tenía ese toque que hacía que sus piernas se convirtieran en gelatina, pero no debía dejar que se diera cuenta de que le afectaba tanto.

—Buenos días – saludó cantarín - ¿Has dormido bien?

—Hace mucho no dormía tan bien – admitió.

—Voy a quejarme con Kim JongIn por eso.

— ¡Yah, SeHun-ah! – no podía creer que recién hubieran arreglado las cosas y SeHun ya estuviera lanzando comentarios mordaces.

El bailarín comenzó a reír, porque le pareció divertida la reacción infantil de KyungSoo.

—Debo ir a trabajar y después a la escuela – anunció - ¿Qué harás tú?

¿Qué haría? Bueno no estaba seguro de eso. Ya había pasado lo más importante, ahora debía ver que pasaría a partir de ese punto.

—Voy a esperarte – dijo con seguridad y SeHun rodó los ojos.

—No aquí, esta es la casa de LuHan ge, y ya fue muy amable en dejarte dormir anoche conmigo. Además debes saber que no voy a irme de este lugar hasta que termine la escuela.

— ¿Bromeas? – Preguntó incrédulo – ve a renunciar a tu trabajo y a darte de baja en la escuela. Te puedes inscribir en otra pero en la ciudad, donde pueda vigilarte todo el tiempo.

SeHun comenzó a reír como si hubiera escuchado el mejor chiste del mundo.

—Escucha, Do. Yo no soy Kai, no me muevo con el tronar de tus dedos. – Se cruzó de brazos frente a él mientras KyungSoo lucía como un cachorro abandonado en aquella cama – puedes volver a la ciudad, me faltan al menos cuatro meses más para concluir el ciclo. Voy a quedarme aquí y no está a discusión.

KyungSoo boqueó incrédulo por la insolencia. ¿Pero no era eso lo que le gustaba de él? Era un chico indomable.

—Me mudaré acá entonces esos cuatro meses – anunció decidido – si no te vas conmigo yo vendré aquí.

Y ahora fue el turno de SeHun para abrir la boca con incredulidad.

—Estás exagerando, puedes venir a verme los fines de semana o algo así – trataba de sonar calmado, pero estaba nervioso – este lugar es pequeño y rustico, vas a aburrirte, estás acostumbrado a la ciudad. Además, aunque te mudaras, no me iré de aquí, estoy acostumbrado a esta casa.

Inconscientemente estaba puchereando por la negativa del chico, se sentía un poco herido.

— ¿Quieres estar lejos de mí? – preguntó con voz dolida - ¿No te importa?

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