Capitulo 46

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He tenido que dejar el café a un lado, que la taza ha dejado de ser humeante desde hace minutos, ella sigue viéndome con esa intensidad que aún me sigue poniéndome nerviosa a gusto, respiro pausadamente con estas ganas de desconectarme un rato, que siempre que pienso que eh recibido todas las sorpresa de su parte, pum, llega y me sale con otra cosa que me deja perdida, sabía en qué me metía cuando me casaba con ella, y claro que me acuerdo de su promesa de pasar el resto de nuestra vida juntas y eso incluía hijos pero... carajo!!!, que creía que tenía más años, que lo veía lejano y ahora... ahora se le ha metido en la cabeza empezar familia y yo no me siento preparada, que soy un desastre, que sigo sin entender eso del instinto materno en las mujeres, que parece que a mí no me lo instalaron, y ¿quieren saber lo más gracioso de su propuesta?... mi esposa, mi loca personal... ella quiere que sea yo la que traiga al mundo a nuestro primogénito.

-¿Acaso no te acuerdas que pasó con Hwang hace dos semanas?- ­Decido preguntarle con la esperanza de que desista de tal cosa, ¿Cómo voy a ser una buena madre si el hecho de que Hwang siga vivo es un misterio?



Corro como loca por todo el apartamento sin que logre alcanzar a ese rufián, que el muy maldito es ágil, brinca encima de la silla de mi escrito para luego de un solo impulso llegar a la parte más alta de mi librero principal, y yo que entrecierro los ojos molesta.

-Te voy a matar cabrón... ven aquí!!!- ­Lo señalo aún con el zapato en la mano, que en serio si se deja alcanzar no sé qué pueda hacer, mi adrenalina junto a mi rabia son muy malas compañeras, le lanzo uno de los libros que estaba encima del escritorio con intenciones de tumbarlo pero de nada sirve, pronto lo veo saltar hacia el otro librero, él no piensa dejarse alcanzar. ­-No corras cobarde.-

-Calma amor, déjalo.- ­Mi esposa entra preocupada por el ruido que hago en mi misión de perseguirlo, ruedo los ojos molesta de que quiera hacerme desistir, cuando lo veo bajar sigilosamente sé que es mi oportunidad de atraparlo pero no contaba con mi esposa atravesarse en el medio. -­¿Qué te hizo acaso?- ­Decide preguntar y yo que me lleno de rabia al recordarlo, resoplo molesta para luego estirar la mano que sostiene mi zapato negro.

-Mira.- ­Tiffany fija la vista en el zapato hasta que por fin viendo en el interior se da cuenta de la razón de mi enojo... sí, el cabrón se le ocurrió que sería buena idea dejarme un "regalito" en ellos. ­-Tenía que hacerlo en mi par de zapatos favoritos.- ­Cruzo los brazos en señal de que la rabia no se ha ido de mi ser.

-Pff... Jajajajajajajaja.- ­Su risa empieza inundando la habitación y yo que arrugo el entrecejo ante tal reacción de su parte.

-No te rías ujumm.- ­Hago pucheros en son de rabieta pero ella sin perder tiempo me toma entre sus brazos besando mi cabeza.



Su boca sigue entreabierta ante los recuerdos de aquel incidente, que en serio no sé cómo sigue vivo, que cuando llegó a esta casa lo mantuve a punta de leche y confieso que hubo más de una noche que se me olvidó alimentarlo, que no sé cómo cuidar de otro ser vivo, mi esposa pasa la mano por su nuca mientras tuerce levemente sus labios, todo vuelve a ser silencio en nuestra cama y cuando creo que ya ha entendido mi punto sus ojos se fijan en los míos con una tierna sonrisa.

-Sé que es muy pronto, que llevamos poco de casadas, que estamos muy jóvenes pero... yo no puedo esperar más... no quiero de hecho, que me muero por conocer a nuestros hijos, por ver sus caritas perfectas, que me agarren el dedo con sus manitas, que corran por la casa con los brazos estirados pidiendo que los alcemos, que nos digan con ternura mamá...- ­No lo soporto más, que el corazón ha decido marchar a un ritmo que no controlo y que me dicta, no, que me ordena no permitir más espacio entre nuestros labios, su espalda toca el colchón producto del fuerte impulso de mi peso, no dejamos de besarnos, de robarnos el aliento, de perdernos en esto que es más grande que nosotras y sí, cuando es normal en simples mortales necesitados de aire nos separamos levemente, sonreímos como tontas y con ese leve mareo que da estar tan cerca de hacer una caída libre sin vislumbrar final. -­¿Eso es un sí?- ­Mi esposa pregunta con unas pequeñas lágrimas en sus ojos que amenaza con derramarse, solo asiento con esta pelota de lágrimas que no me deja decir más, que la amo, que aunque sea una locura y la verdad no sé cómo lo lograremos pienso hacerlo, que ella es capaz de llevarme a ese lugar que tantos conocen como paraíso con tan solo hablarme de esa forma, giro a verla y ella sigue como perdida, sin pronunciar palabra alguna, con sus ojos fijos en el techo, enredo mis dedos con los suyos tratando de llamar su atención.

Make Me Love You (TaeNy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora