Capitulo 67

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Golpeo rítmicamente mis nudillos contra el cristal, asegurándome que ahí está, había olvidado lo que es ver un atardecer, ya sabes... realmente verlo, no solo pasando tus ojos por el cielo para luego ignorar la belleza que se te es dada, Yuri tenía razón... a veces solo debemos cerrar los ojos un momento para luego ver.

Clavo mis dientes en mi labio inferior mientras trato de pasar el rato, de tan solo salir de aquí, que no me sigo sintiendo a gusto en este consultorio de cuadros de esos que son para analizar detenidamente, llevo dos meses viniendo aquí tres veces por semana y aún me sigue pareciendo todo tan extraño, incluso la recepcionista que siempre me recibe con una sonrisa que parece abarcarle el rostro, no sé... debe ser él, sus ojos como lechuza, su olor a libro guardado que siempre tiene, sus chalecos de anciano, sí... de seguro es eso.

-Entonces...- ­Afianza su pluma sobre la libreta de hojas amarillas mientras sus piernas cruzadas parecen inamovibles, giro a verlo y allí sus malditos ojos como lechuza me reciben, no me gusta que me vea así... como un bicho raro a ser estudiado. -¿Vas a responder la pregunta?- ­Me insiste en esa pregunta que he querido evadirle todas las veces... no sé qué pretende preguntando eso, sí ya le he hablado todo, no me guardé nada, simplemente he venido a narrarle mi vida a este extraño que solo toma notas y que parece tan ajeno a mi mundo, a mi realidad, a mis sentimientos... resoplo mientras empuño las manos entendiendo que él no me dejará ir sin respuesta.

-No sé la respuesta correcta... la verdad no creo que la tenga.- ­Le replico endureciendo la mirada y eso a él parece no importarle más que para apuntar quién sabe qué cosa en su libreta, vuelvo a poner mi vista en la ventana, en ese atardecer naranja con toques purpuras propio del verano.

-No la tiene Taeyeon.- ­Me dice en su tono neutro, ahora entiendo la razón de desesperar a más de uno cuando parecía un robot... es que me provoca solo abofetearlo a ver si es que no siente en verdad. ­-¿A qué temes realmente?- ­Me inquiere descolgando la cabeza a un lado, maldito, tengo mucho que perder si fallo en lo que se supone debo responder, que solo deseo volver a casa, me jode no despertar con ella al lado mientras sus brazos rodean mi cadera con ganas de no soltarme nunca, no ir al cuarto de mis hijos y sonreír porque alguno de los dos tiene un hilo de saliva mientras siguen dormidos profundamente, ya saben... me jode no tener mi vida de regreso.

-A equivocarme y que eso haga que deba estar más tiempo lejos de mi casa.- ­Replico finalmente rindiéndome a tanta insistencia de su parte, aunque claro... eso él ya lo sabía, lo intuyo así.

-Contesta por favor.- ­Insiste haciendo un ademan con sus manos, maldito él que no me va a dejar ir hasta que responda, paso mi mano por el cuello mientras camino al centro de la oficina y él que no pierde detalle de mis movimientos, algo enfermizo eso de estudiar la psiquis de las personas, especialmente hoy en día con tanto zafado de la cabeza que anda por ahí.

-¿Que debo decir?... que la odio, porque eso se supone debería decir alguien que se crea medianamente cuerdo- ­Estiro mis manos en el aire de forma teatral acompañando la impotencia de eso que él pretende despertar, resoplo acomodando las ideas. ­-Sí, la odio con el alma, la maldita era una perra, la odio porque se atravesó en mi camino, por haberme hecho adicta a sentirla, a creer que mi mundo giraba en torno a ella, por haberme obsesionado por copiar ese cinismo que por mucho tiempo me hizo tan infeliz... por haber sido su obsesión enferma pero...- ­De repente me quedo sin aire o mejor... sin palabras, que Hyomin seguirá siendo un misterio y eso que creo que solo yo pude llegar a develar muchas de esas máscaras que se ponía a gusto, él se queda frunciendo el ceño a la espera de que continúe mientras yo decido tomar puesto en el sofá café tratando de no desmoronarme ahora hablando de esa mujer que intentó quitármelo todo. ­-Una parte la compadece, ella no la tuvo fácil, su familia no era precisamente de esas que ves en series de televisión, desde temprana edad empezó a acostarse con su propio padre... no porque él la obligará, sino porque ella lo buscaba, era el único modo en el que ella se sentía amada, o indispensable, le daba igual.- ­Sonrío irónicamente apuntando mis ojos al techo, creo que es tonto compadecerla, o peor aún... es algo siniestro pero, es cierto, su vida no fue mejor que la que pretendía imponerme. ­-Una parte de mi ser sabe que la quise, no la amé, eso sí es seguro... no sé cómo explicarlo... solo puedo decir que no puedo odiarla totalmente.- ­Termino de hablar pasando mi mano con insistencia por mi nuca mientras evado su mirada, que me marea al ser observada de esa manera.

Make Me Love You (TaeNy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora