"La soledad es un privilegio;
el cual solo unos pocos afortunados saben disfrutar."
Enarco una ceja cuando le veo en la puerta del edificio dónde trabajo. Sonrío un poco de lado cuando lo tengo delante.
– ¿Qué haces aquí? – él se encoje de hombros con aire despreocupado.
– No puedes conducir, puedo llevarte a casa – niego con la cabeza riendo.
– Sabes perfectamente que puedo conducir – me río.
He venido en moto. Se lo dije, me han quitado el yeso y ya puedo hacer vida normal. Pero él se ha empeñado y a decidido venir a buscarme.
– En realidad, esperaba que me dejases conducir tu moto – me dice, pasa una mano por mis hombros y le miro desde abajo. No es que me haga especial ilusión que él esté aquí, pero pobre, ya que ha venido...
¿Mi moto? Nadie toca mi moto. Sólo yo. No es como si yo fuera una obsesa de ello, pero si que es una de mis posesiones más preciadas. Me costó muchos años de ahorros, es muy cara y yo la conduzco con cuidado, no me gusta que nadie que no sea yo toque mis cosas. Sé que es una tontería, pero es mía, me siento como si me invadiese. Y eso es lo que hace siempre Bryant.
Desde que le conocí en el gimnasio no me ha dejado casi ni respirar. Él me gusta y folla bien, pero me está empezando a agobiar. Al principio me hacía gracia que me buscase tanto, pero ahora... me ahoga. Es por eso que no me gusta quedar muchas veces con el mismo chico, es decir, joder, quiere que le deje mi moto. Y eso no.
– He quedado con Gertie – le aviso.
– Vaya ... pues entonces he venido para nada – hago una media sonrisa y me encojo de hombros.
– Lo siento, si lo hubiese sabido ... – él me corta.
– No te preocupes, quedamos otro día.
Me da un beso que me pilla desprevenida y se marcha. Por fin, suspiro aliviada cuando él desaparece de mi campo de visión. Me subo en la moto y conduzco hasta casa de Jade, he quedado con él para tomar una cerveza tranquilamente. Él y Gertie han discutido mucho, ella le ha contado lo de Grayson. Ella está hecha polvo y supongo que él también, por lo que pasar algo de tiempo con él le vendrá bien para despejarse. Llego a su casa y pico al timbre. Nunca he estado en su casa, por lo que sonrío cuando me abre.
Se tira a mis brazos como si fuera un niño pequeño. Le abrazo y le acaricio la espalda. Pobrecito.
– ¿Cómo estás? – le pregunto, se encoje de hombros.
– Pasa – se hace a un lado y entro en el piso.
Me esperaba un tugurio lleno de mierda y hecho polvo, pero para ser de Jade está bastante bien, aunque supongo que tiene algo que ver que vive con un compañero y mantiene el orden por él. Su habitación debe de ser otra historia. Mis cejas se elevan al ver a Nyder sentado en el sofá del salón.
– Vaya, hola – le digo. Él asiente en mi dirección con una cerveza en la mano.
– Se me han acabado las cervezas, iré a comprar más- oigo decir a Jade.
– No te preocupes Jade, puedo beber agua – me coloco en el sofá, y dejo el casco encima de la mesa.
– No digas tonterías, vuelvo en seguida, la tienda está a dos minutos – suelto un suspiro.
Oigo como la puerta se cierra y el ambiente se carga. Hacia tiempo que no estaba completamente a solas con Nyder. Hemos pasado momentos solos, sí, pero no completamente solos, como ahora.
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My Morphine
Romance- Pareces... intoxicado. - Sí, quién sabe. Siento cómo si estuviera drogado cuando estoy contigo; no es que me meta o esnife, ni nada de eso. A no ser que tú lo seas, que tú seas una, o todas las drogas, cada una de ellas. En ese caso sí que me drog...