"Si tiene que ser,
será."Estamos camino a Jeffersontown. Miro de reojo a Gertie, no ha dejado de morderse las uñas desde que nos hemos subido en el coche de Nyder. Está nerviosa. Hace que no ve a sus padres más de cuatro meses, desde que en abril se peleó con Grayson y ellos le dieron la espalda. Ella va a ir a visitarlos con Jade, ellos lo saben, y está nerviosa por su reacción. Normal, yo también lo estaría.
– Estate quieta, me estás poniendo histérica – le digo cogiendo su mano y dejándola sobre su regazo para que deje de morderla.
– Lo siento – murmura.
David no ha podido venir por lo que estamos los cuatro solos. Mi abuelo y Rose se han ido a pasar unos días al lago Michigan, a él le gusta pescar y se han alquilado una bonita casa para ellos. Supongo que eso es un punto a favor porque Nyder y yo vamos a estar solos durante tres días allí. Y eso me tiene algo agitada. Sólo de pensarlo me pongo a hiperventilar.
Llegamos frente a la casa de Gertie y ella se muerde el labio inferior. Entre Jade y Nyder descargan y ella sale del coche.
– Tranquila, todo irá bien – le apretó el hombro y ella asiente, no muy convencida de lo que he dicho.
Aunque yo tampoco estoy del todo convencida de que vaya a ir bien. Conozco a sus padres y sé cómo son, ojalá haya un milagro y ellos se comporten bien, Jade vale la pena, pese a que el principio no daba un duro por esta relación, ahora creo que es lo mejor que ha podido pasarle a Gertie. Nyder vuelve al coche y seguimos hasta casa de mis abuelos. Para frente a la puerta y empieza a descargar, sin mi ayuda, me siento un poco inútil, pero no puedo cargar peso, mis costillas se están recuperando y hacerlo sería fatal para mí.
Entro a la casa con la llave seguida de Nyder.
– Bienvenido a mi humilde morada – me giro a mirarle de reojo y veo como él observa la casa detenidamente, prestando atención a cada detalle.
Avanzo hasta el salón. Él cierra la puerta y me sigue hasta allí. Descorro las costinas para que la luz natural entre en la estancia.
– ¿Dónde vamos a dormir? – me giro a mirarle con una ceja levantada.
– ¿Vamos?
– Pues claro – suelta de lo más normal.
Vaya, eso no me lo esperaba. ¿Él quiere que durmamos juntos? En mi habitación no va a poder ser, es... demasiado pequeña.
– Tengo que cuidarte si por la noche te sientes mal – ruedo los ojos con media sonrisa. Y puedo vislumbrar un atisbo de sonrisa en su rostro.
– Me sé cuidar yo solita.
– Eso es algo que salta a la vista – en un paso lo tengo justo frente a mí.
Si tengo a Nyder tan cerca se nublan mis sentidos. Muerdo mi labio inferior y entonces, suena mi teléfono. Genial, tan oportuno como siempre. Suelto un suspiro desbocado muy cerca de su boca y me giro para agarrar mi teléfono y contestar.
– Cariño, soy yo – oigo la voz del abuelo – ¿Ya estáis en casa? – le avisé que iba a ir con unos amigos.
– Sí, hemos llegado hace poco – miro de reojo a Nyder, él está paseándose por el salón, centrando su atención en los marcos de fotos y cuadros que hay repartidos por la habitación.
– Rose os ha dejado la nevera llena, ¿vale? – ruedo los ojos, le dije que no hacía falta, sin embargo, ella tan servicial como siempre.
– Esta mujer...
– Ya sabes cómo es ella – ríe él – Olvídate de todo y pásalo bien, cielo – me muerdo el labio inferior. Él sabe la poca gracia que me hace haber venido.
ESTÁS LEYENDO
My Morphine
Romance- Pareces... intoxicado. - Sí, quién sabe. Siento cómo si estuviera drogado cuando estoy contigo; no es que me meta o esnife, ni nada de eso. A no ser que tú lo seas, que tú seas una, o todas las drogas, cada una de ellas. En ese caso sí que me drog...