"Nadie se despide de ti si no quiere volver a verte."
Mis ojos se abren de golpe. No por susto o por dejadez. Simplemente, estoy descansada. Miro hacia abajo y soy consciente de que el brazo de Nyder rodea mi cintura, conozco sus tatuajes. Giro un poco la cabeza, con cuidado, y sonrío al ver su rostro relajado con los ojos cerrados pegado a mi nuca. Me acurruco bien en la cama, no me quiero mover.
Él se ha quedado.
Creí que se iría. Ni si quiera era consciente del todo anoche cuando le pedí que se quedara, no quería hacerlo por miedo a ser rechazada otra vez por él. Pero no lo hizo, y eso hace que me guste aún más.
Cierro los ojos y aunque no soy capaz de volver a conciliar el sueño, me quedo ahí, quieta, y me dejo abrazar por él. Estoy a gusto, y la sonrisa en mi cara me delata, qué suerte la mía que estoy dándole la espalda. De repente, un estrepitoso ruido llena mi habitación, al cabo de los segundos me percato de que es la voz del cantante de Nirvana, Kurt Cobain, quién inunda el lugar. Abro los ojos y los entrecierro al ver como zumba su iPhone sobre la mesita de noche, debe tener el brillo al máximo porque me molestan los ojos, además, de que al genio se le olvidó ponerlo en silencio.
– Mierda ... – le oigo murmurar con voz ronca y su brazo, que anteriormente estaba en mi cintura, deja de estarlo para agarrar el teléfono – ¿Sí? – su tono le delata, estaba dormido plácidamente – Sí, sí... estoy de camino, es que hay mucho tráfico, tardaré en llegar más de lo esperado – él se ha incorporado en la cama, y está de espaldas a mí, atándose las zapatillas y aguantando el teléfono con el hueco del hombro – Sí, cuando me quede poco para llegar te llamo.
Descorre las cortinas y me llevo los brazos a los ojos. Tira el móvil en la cama y sale de la habitación con urgencia, ¿qué mosca le ha picado a éste ahora? Decido tumbarme de lado, mientras me tapo la cabeza con la sábana. Vale que me haya despertado, pero la luz me molesta, y no me quiero mover de la cama, no todavía. Oigo unos pasos y me destapo solo un ojo, para ver a Nyder mirándome con una ceja levantada y una sonrisa ladeada. Él está de pie y peinado. Hasta recién levantado está guapo.
– ¿No piensas levantarte? – me tapo de nuevo.
– No.
Escucho su risa y noto como coge el teléfono de la cama. Algo, o más bien, él, agarra las sábanas y me las arrebata destapándome entera. La camiseta se me ha subido por lo que del ombligo hacia abajo lo único que me tapa es el tanga color salmón que llevo.
– Eres tonto – me giro y me tapo contra la almohada.
– Te estoy viendo el culo – le oigo que dice.
– Ni que fuera la primera vez que me lo ves – me giro y me bajo la camiseta y él se está riendo.
– También es verdad – niega con la cabeza y se acerca a mí, se sienta a mi lado, yo sigo tumbada – Voy a ir a por Keira.
– ¿Tienes que ir a Cleveland ahora? – él asiente y yo bufo, qué pereza. Me da pereza levantarme de la cama, imagínate conducir casi dos horas hasta Cleveland.
– Luego nos vemos, ¿vale? – asiento desde la cama.
No me esperaba que él se quedase, ni tampoco espero que se acerque a mi, y deje un sonoro beso en mi frente. Eso me hace cerrar los ojos más tiempo del esperado, y sonreír un poco. Y fantasear. Él se levanta y sal de la habitación. Escucho la puerta cerrarse y me muerdo el labio inferior. ¿Por qué no puede ser así siempre? Me levanto de la cama, con cuidado, son las diez de la mañana, pero me siento tan descansada que es como si hubiera dormido doce horas.
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My Morphine
Romance- Pareces... intoxicado. - Sí, quién sabe. Siento cómo si estuviera drogado cuando estoy contigo; no es que me meta o esnife, ni nada de eso. A no ser que tú lo seas, que tú seas una, o todas las drogas, cada una de ellas. En ese caso sí que me drog...