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Es sábado por la tarde, la lluvia apenas cesa, eso no me impidió que saliera a correr, una de las pocas cosas que hago, mi respiración esta acelerada al igual que los latidos de mi corazón, me detengo recargando mis manos sobre mis rodillas, la capa de sudor que cubre mi frente se disfraza con las gotas de lluvia que caen sobre mí piel, respiro hondo llenando mis pulmones con ese increíble olor a tierra mojada, uno de los grandes placeres de la vida. Pienso en ese dicho que dice; después de la tormenta llega la calma y para ser sincera me encantan las tormentas.

Eso me hace pensar en esos ojos oscuros con un ligero brillo. Su aspecto un poco escalofriante, intimidante, audaz, sinceramente podría seguir con una larga lista de adjetivos y eso me intranquiliza un poco. No soy de las típicas mujeres que acechan a los hombres solo porque dicho tipo la miro de una forma que hace que te preguntes si podría ver tu corazón o inclusive tus más profundos pensamientos pero creo que eso sería imposible al menos de que tenga un sexto sentido, rio para mis adentro pensando en lo ilógico que es eso.

Mi móvil vibra en una de las bolsas de la sudadera, me pego a la pared con un toldo en donde me refugio para sacar el móvil, es un mensaje de un número desconocido.

De número desconocido:

Espero y haya tenido un maravilloso día señorita Vélez.

Creo que ya se de quien es, no puedo evitar sonreír como tonta.

Para Max Vera:

Muchas gracias y si un bonito día. Espero que usted también. Por cierto ¿Cómo ha conseguido mi número?

Espero a que responda quedándome viendo fijamente el móvil en espera de su mensaje. Pasan tres minutos. Porque si, los conté.

De Max Vera:

Me alegra saberlo señorita Vélez, digamos que su información personal no está segura con sus amigos.

Para Max Vera:

Lo tomare en cuenta.

¿Quién le pudo haber dado mi número? Y ¿Cómo sabe con quién estaba? estoy segura de que cuando el llego estaba completamente sola. Solo yo y mi bebida.

De Max Vera:

Paso por usted en una hora ¿De acuerdo?

Para Max Vera:

Totalmente.

No espero a que responda. Guardo el móvil, me echó a correr hacia el departamento ¡Una hora! ¡Tengo que estar lista en una maldita hora! Será el más grande reto de toda mi vida.

Cuando llego Diego y Dylan están muy cerca, demasiado diría yo, los respeto y todo, pero no me gusta tener a la vista sus cosas privadas, me ven, sin embargo, no hacen el intento de separarse, es obvio que hay mucha confianza, después de todo es normal de alguna forma u otra.

-Hola Dylan - lo saludo, el solo me sonríe.

-Hola Ross.

Se limita a responder mientras camino hasta mi habitación, tomo mi ropa para salir de la ducha, mis shampos junto con una toalla, camino hacia el baño para ducharme, aunque no quiera estoy muy nerviosa ¿Es una cita? Eso creo, una cita con el play boy de alguna futura revista, espera algo aun peor... multimillonario y hermoso señor Vera, depilo mis piernas, uno nunca sabe... es la ducha más corta que me he dado, espero sea la última. Regreso a mi habitación sigilosa, no quiero que me vea así Dylan o Diego, aunque Diego... bueno el si me ha visto así pero nunca desnuda, ni de chiste, solo con la bata para salir de bañar o ropa interior, para nosotros es normal.

Busco entre mi guarda ropa. Supongo que iremos a un lugar elegante puesto a que así es su personalidad. De todas formas prefiero ir elegante y no lo contrario. Doy miles y miles de repasadas a toda la ropa como es de costumbre, me tengo que ver bien pero es tan difícil encontrar algo que me guste cuando estoy nerviosa, ansiosa y demás hasta que encuentro algo que llama toda mi atención. Es perfecto.

Insuficiente I (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora