XVII

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Por mas que lo pienso y trato de hacer ver su gesto increíblemente generoso no me lo creo que allá gastado de esta forma en mí, es lo más lindo y grande que haya echo alguien en toda mi miserable vida. Me gusta demasiado, sin darme cuenta mi cerebro logra susurrarle al corazón la verdad que tanto quería ocultar. Mierda.

-Max...

Pronuncio su nombre sin saber que decir, solo... me gusta la forma en la que suena en mis labios y a lo que conlleva.

-¿Si? - Pregunta sujetando con fuerza el cinturón de seguridad, esta hermoso, nunca me cansare de apreciarlo.

-No tengo como agradecértelo - Admito avergonzada.

Se queda un momento en silencio y antes de saber que decir solo deja fluir sus palabras haciendo eco en el interior del auto.

-Ya lo haces.

Su voz es de terciopelo, suave como un algodón de azúcar.

¿Cómo lo hago?

Enciendo la camioneta dejándome llevar por la emoción, Max no para dejar fluir sus nervios e incomodidad detrás de esa cara inexpresiva. Al parecer no está acostumbrado a que alguien más conduzca por él, me divierte la situación. Después de unos segundos comenzamos a avanzar, voy lento por los autos que nos rodean no quiero chocarla recién salida de la agencia. Max sigue sin hablar muy serio viendo al frente como si fuera con alguien a quien apenas le estas enseñando a manejar.

-¿Alguna vez te has subido de copiloto?

Corto el silencio cuando salemos a la carretera más libre, ahora si ni la velocidad es un límite porque me gusta manejar muy rápido.

-No - Trata de ocultar su ansiedad bajo una patente sonrisa en vano, al igual que parece costarle admitir lo siguiente - No desde que tenía quince años.

-Y eso hace una eternidad - Bromeo y río.

Max disimula una risita, pero sé que se la está conteniendo.

-Que graciosa - Suena sarcástico.

-Solo... relájate - Lo calmo - ¿Okay?

Da un profundo suspiro para balbucear todo un reto.

-Tratare.

No sonó muy convencido. Supongo que eso ya es decir demasiado, es lo suficiente para mí. La carretera está básicamente para mi sola, no pierdo tiempo en pisar el acelerador y dejarme llevar, Max no para de decirme que tenga cuidado porque es nuevo y no sabemos si algo este mal o que respete los señalamientos cuando marca tope, incluso cuando pasa un auto en el carril contrario me dice que sea prudente, estoy pensando en que en este momento es como un anciano o incluso como mi tía Gaby cuando me enseñó a conducir.

»Aquí pueden escuchar la canción Counting Stars - OneRepublc«

A pesar de todos los regaños decido no hacerle caso, yo sé lo que hago, tampoco es para tanto. Decido encender el radio y una melodía de un una banda llamada One Rebublic comienza a inundar el vehículo y Max parece más relajado y sereno, comienza a tamborilear el ritmo con sus llamas de los dedos en su pierna, me alegra saber que aún hay un poco de diversión en ese ser muy maduro y frió para ser verdad.

No puedo evitar pensar en que de alguna forma la letra de esta canción me hace pensar en ambos...

En especial la frase que dice: Todo lo que me ahoga me hace querer volar.

Mi corazón se oprime, disimulo antes de que se pueda dar cuenta. Solo dejo que el aire que se cuela por la ventanilla juegue con mi cabello y logre soplar mis sentimientos.

Insuficiente I (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora