XVI

65 10 14
                                    

-Es muy injusto - Fufo cruzándome de brazos dentro del BMW, no me importa parecer una niña pequeña - De haber sabido no te respondo.

Nos encontramos en camino hacia una agencia de Jeep para comprarme uno. Debería estar feliz, sin embargo e nos aquí con mi cara de pocos amigos y he ahí el satisfaciéndose con mis quejas. Esta mal si cree que lo voy a permitir. He caído en su trampa muy fácilmente, pero ¡vamos no lo vi venir!

Hace tres horas estaba muy tranquila sin esta molestia, nos acabábamos de levantar y Max me pregunto muy casual que cual era mi auto o marca favorita yo muy inocente le dije que Jeep y de un segundo a otro ya estábamos de camino hacia la agencia porque resulta que Max quiere comprarme uno. Increíble remarcando cada letra.

Me siento humillada, lo primero que le dije fue no quiero que gastes en mí y parece que le dije gasta tu fortuna en mí es un terco de primera y por si fuera poco la situación parece causarle mucha gracia. Idiota.

-A mí me parece injusto que andes en taxi.

-No es una buena excusa Max.

-¿Tienes idea de los peligros que puedes correr en taxi? - Se excusa viéndome de reojo muy serio respondiendo su propia pregunta, parece incrédulo - Una infinidad.

Me enternece el que se preocupe por mí, no sé en qué momento pasó, pero ahora es un poco más protector y me están dando unas ganas inmensas de arrancarme el cabello con mis propios dedos de tanto de lo jalo o enterrarme las uñas en mi brazo por la costumbre de rascarme cuando me molesto.

-Le puedo pedir prestado el Civic a Diego – Respondo con melancolía, la esperanza de que cambie de opinión quedo nula al escuchar lo siguiente.

-Por eso precisamente te voy a comprar un auto.

¡Maldita sea Max!

-Pero...

-No hay peros que valgan, no acepto un no por respuesta o acaso - Hace una pausa para observarme dando pequeños golpecitos sobre la piel del volante - ¿Quieres que te preste un auto mío y uno de mis guardaespaldas sea tu chofer?

Esto es un ultimátum, lo tomo o lo dejo y me parece aún más injusto. No quiero tener que lidiar con un guardaespaldas y a la vez no quiero que Max gaste su dinero en mi porque no estamos hablando de un dólar ni dos si no de miles.

-No, pero no quiero que gastes en mi Max, no sé qué clase de chicas conozcas, pero yo no soy como ellas, no me interesa tu dinero y prefiero quedarme en la ruina a aceptarlo.

Quiero hacerlo entrar en razón, es una locura no es ni mi novio para que gaste en mi ¿Por qué debería hacerlo? Tal vez le doy lastima. Me observa con detención hasta que habla con anhelo en sus palabras.

-Sé que no eres como las otras chicas Ross, por eso hago lo que hago.

Su voz es muy suave y parece sincero, las mariposas en mi interior se hacen presentes.

-No ganare ¿Cierto?

Estoy a punto de darme por vencida ante no ceder, esta guerra no la ganare, es mejor que ceda la victoria porque de todas formas terminará comprándolo, ahora cada que vea ese auto se me hará un cargo de conciencia, se lo pagare, le daré abonos o yo que sé, pero no permitiré que me lo regale, así como así.

Max suelta una sonrisa lobuna penetrándome con su mirada fugaz, sus labios una tentación, siento como si fueran prohibidos, es así imposible la forma en que puedo navegar a otro universo con solo verlos. Es un afrodisíaco, ese del que debes huir por alguna razón poco razonable.

Insuficiente I (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora