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Mi estado de señolees no me permite abrir los ojos, estoy tan cómoda en los brazos de Max, quiero ir a hacer pipí pero también me quiero quedar aquí. Max está dormido a mi lado casi sobre mí como una cobija con vida propia que no me deja salir. No sé cuánto tiempo paso, solo sé que se levantó por un momento, después volvió a la cama, ahora esta tan cansado como un niño pequeño después de jugar por horas y horas en el parque.

Me permito observar y acariciar con cautela su rostro recargado en mi pecho, sus cejas pobladas perfectas, su mandíbula fuerte. El Max que aparenta ser frio, reservado y arrogante parece ahora alguien sin preocupaciones, me hace sentir segura, me temo que es muy tarde para retractar mis sentimientos, respiro con pesadez al recordarlo.

Me vejiga me grita, siento que va a explotar. Me muevo despacio para no despertarlo escabulléndome por debajo de las sabanas, juraría que no es pesado pero si, lo es y demasiado para mí, logro salirme recibiendo un quejido de su parte, tan lindo el hasta me dan ganas de plantarle un beso.

Levanto las cobijas y veo una mancha de sangre, no puede ser, que vergüenza Dios mío. Me pongo la camisa de Max que esta tirada en el piso, me llega un poco más arriba de mis sentaderas pero da igual, ya me vio de todo a todo ¿Qué más da? Aun así lo jalo un poco hacia abajo para cubrirme, hace frio, me alegro de que sea de manga larga, huele a Max, puedo asegurar que usa uno de los perfumes más caros, no todos duran una eternidad en la ropa al menos de que sean muy buenos.

La puerta del baño se abre sin hacer ningún ruidito, al caminar siento un dolor en mi vientre y por toda esa zona, pero me olvido de eso en cuento observo lo espacioso que es y lujoso... está el baño color perla al igual que los lavabos, un espejo enorme, todo de granito gris y paredes entre gris y azul como la habitación, hay también una puerta de vidrio que separa el baño de la ducha, y del otro lado un jacuzzi muy grande cuadrado.

Este lugar junto con la casa me resulta muy intimidantes. Me lavo la cara después de hacer mis necesidades, el agua tibia me despierta. Me limpio las manchas de sangre de mis piernas pero aún me siento sucia, es muy tentador darme una ducha aquí pero sería demasiado, no quiero aprovecharme.

Me miro en el espejo recargando mis manos en el lavabo, me noto distinta, me siento distinta, me siento feliz.

-¿Rosalie? ¿Estás bien?

Ay no es Max, señor apiádate de mí, no sé porque pero ahora siento más vergüenza que antes.

-Estoy bien.

Por favor que no pase, por favor que no pase...

Tendré que trabajar más en mis suplicas, Max abre la puerta, lo observo por el espejo, lleva unos bóxer negros los cuales le quedan un tanto ajustados y todo se marca... TODO, es tan sexy ¡Maldición! Es muy sexy.

Se acerca a mí con cautela como un felino observando que llevo puesta su camisa, espero no molestarlo. Se para detrás de mí poniendo sus manos en mis caderas acercándome hacia él, pego mi trasero a su entrepierna provocando una sonrisa de su parte escondida en mi cuello, su lugar favorito hasta el momento, su erección parece aumentar, me provoca, un cosquilleo en mi parte baja se hace presente.

-Nunca nadie se había puesto mis camisas.

Susurra mirándome fijamente a través del espejo, se ve más intimidante desde aquí, su voz suena más ronca y varonil.

-Lo siento, no creí que te molestaría - me disculpo.

-No me molesta Rosalie, te queda bien.

Por favor no sigas, ahora te veo como mi droga y creme nunca sabes hasta donde podría llegar un drogadicto con tal de consumir esa droga.

Coloca una mano en mi cintura y la otra la desliza hasta mi zona adolorida, me estremezco, más por el dolor que por el tacto y se detiene, dejando su mano ahí, rozando mi delicada piel.

-¿Te duele? - inquiere pensativo.

-Un poco, por cierto... hay una macha en...

-Tranquila, yo me encargo - me tranquiliza.

Su mano vuelve a moverse ahora más despacio, me éxita hasta el infinito, verme en el espejo es demasiado, mi mirada cambia por una que no conocía, saca lo peor de mí. Su mano sigue masajeando, me duele pero siento rico, cierro los ojos para disfrutar del tacto, ahora el dolor es mínimo, su respiración acelera al igual que mi pulso, recargo mi cabeza en el absorbiendo su aroma.

-Abre los ojos - me ordena y lo hago - quiero que te veas, que aprecies la imagen en todos los sentidos.

-J'adorerais le faire plus de deux fois avec toi - (Me encantaría hacerlo más de dos veces contigo) - susurra.

¿Eso es francés? No entendí nada de lo que dijo pero me asombra, Max y ese acento es la combinación perfecta.

-¿Eso es francés?

-Si - responde con gracia.

Le da gracia mi cara de excitada y confundida.

-¿Qué quiere decir lo que dijiste? - pregunto realmente intrigada.

-Nada importante.

-¿Así conquistas?

Se hace el que no sabe de qué hablo

-Hablando francés - explico levantando una ceja.

-Yo no conquisto y no es el único idioma que se.

Max presumido llego.

-¿A no? y ¿Qué otro idioma sabes?

Estoy realmente muy intrigada.

-Alemán, francés, portugués, inglés y coreano - dice orgulloso.

¡Guau! Estoy muy, muy sorprendida, yo apenas se mi idioma natal y él ya se sabe seis.

-¿Sorprendida?

Ay don presumido.

-No.

No dejare que se dé cuenta.

Me giro para estar de frente y me sienta en el lavabo colocándose entre mis piernas ahora la camisa deja mucho que ver.

-¿Cómo es que los sabes? - indago.

Valla, esto es lo opuesto a no mostrar que estoy sorprendida.

-Mi padre - hace una pausa, no parece alegrarle hablar de el - desde pequeño contrato a varias personas para que me enseñaran, igual con la música, hizo que aprendiera a tocar varios instrumentos.

-Eso es bueno ¿No?

-Supongo, pero no quiero hablar de eso ¿Estas muy dolorida?

-Si, un poco...

La verdad me duele demasiado, en su mirada puedo ver que quiere hacerlo de nuevo, me temo que me encuentro indispuesta.

-Te lo advertí - dice con una sonrisa acariciando mi muslo - Te llevare a la cama.

Me carga con suavidad sin hacerme daño, yo hundo mi cabeza en su cuello, sus musculos se tensan al plantarle un beso detrás de su oreja.

-Recuerda que te hice mia - susurra en mi oído antes de depositarme su cama, se ve tan vulnerable.

Sus palabras derriten mi corazón, solo tuya Max, afirmo en mis pensamientos, lo abrazo fuerte, siento que carga con algo solo, las personas no deben estar solas, el tiempo se detiene cuando estoy con él, nada más importa.

Insuficiente I (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora