Antes de...

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A veces la vida te recibe con una patada en el trasero, otras con un algodón de azúcar, está por demás decir que el mío fue lo primero...

-¡Tu vida es una mierda! - Gritaba mi padre, mostrando desprecio hacia mi persona - ¿Acaso no entiendes que nunca serás lo suficiente para nadie? Tan solo mírate, esas lágrimas hacen que te veas tan jodido - se que mi vida nunca ha sido lo mejor y mucho menos lo que desearia y justo cuando creí que eso era todo, sus últimas palabras me destrozaron - Me das lastima...

-¿Qué esperabas? Tú me criaste así - después de todo era verdad, las palabras salian de mi sin poder contenerlas - aunque te duela yo soy más hombre que tú - espeté con la intención de que toda la rábia que sentia se colara en esas palabras.

- ¿Mas hombre que yo?

Su risa estaba cargada de ironía, cegado por el momento y lo único que podía sentir era ese profundo odio hacia él.

-Mucho más.

Me siento muy enojado, más que eso llevandose consigo lágrimas de impotencia.

-¡Te arrepentirás de haberme hablado así! - Él tipo es de esos hombres que se creen la gran mierda solo por tener mucho dinero. Eso era suficiente para que el odio que sentía dentro de mí creciera con creces.

De pronto y como si fuera poco toda está situación sentí un golpe en mi nariz, no me había dado cuenta de sus intenciones por haberme quedado embelezado en el recuerdo tan desgarrador que carcomia cada centímetro de mi piel y de mí alma, todo se nublo, estaba desorientado, acto seguido y por puro reglejo llevé mí mano hasta mi nariz, al sentir el frío toque punzaba, mis dedos manchados de sangre me confirmaron lo cruel que podía ser éste hombre. Mi oído al fin logré agudizarlo para poder escuchar lo último que queria... mi madre lloraba y muy a lo lejos como si todo fuera un eco los gritos de ella lograban tocar mí corazón.

-¡Hijo! Oh por Dios - sonaba eufórica - ¿Ves lo que ocasionaste Harry? - le gritaba a mí padre señalandolo con su delgado dedo acusatoriamente - ¿Esto es lo que quieres? ¡Es tu hijo!

Las ganas de contradecirle y decirle que yo no era su hijo quemaba mi interior, mi vista era muy borrosa hasta que se fue aclarando y justamente ahí es cuando al fín pude ver con claridad a mi madre, su entrecejo fruncido y sus labios en una fina linea recta solo significaba una cosa, preocupación convinado con furia y decepción. Jamas la había visto así y menos con mí padre, ella es tan dulce y suave con él.

-¡Este pedazo de mierda no es mi hijo! - me haya dolido que me negara un tiempo atras, en cambio, ahora me viene valiendo - ¡Si fuera mi hijo se comportaría como un hombre no como una niñita!

Estaba a punto de hecharle en cara todos y cada uno de sus actos injustos los cuáles para el eran como una ley, nadie lo podía contradecir, no me atrevía a soltar ni una sola palabra de lo sucedido, sabía que se estaba aprovechando de que mi madre no sabía lo que él había hecho y yo no pensaba decírselo, ella es muy buena y no se merece esto.

-¿Eso soy para ti? - le reproche, no dijo nada solo se quedó callado lanzandome dagas con su mirada, más no me intimidaba - ¡Perfecto! Este pedazo de mierda se va.

Un arranque me llevo a otro, no sabía a dónde iría, no sabía lo que haría con mi miserable vida, tampoco sabia si era capaz de enfrentarlo una vez más, lo único que sé y de lo cuál estoy cien por ciento seguro es que no quiero verlo ni en pintura.

-¿Y qué piensas hacer según tú?

No pude evitar reime ante su forma tan déspota y poco inmadura, el solo me observaba mientras reía provocando que su furia creciera como un tornado.

-De eso no tienes que preocuparte, agradece que ya no me veras más.

No esperé a que respodiera solo caminé a grandes zancadas por las escaleras hasta llegar a mí habitación para guardar en una maleta mi ropa, zapatos, cosas indispensables, no me habia dado cuenta de que mi madre venía detras, no fue así hasta cuando pude dirigir mi vista hacia el marco de la puerta, ahí estaba ella observando con lágrimas en sus hermosos y grandes ojos, me hacía sentir cómo ese café caliente en tiempos de frío cuándo mi corazón mas dolia.

-Hijo no te vallas, quédate por favor - suplicaba sin poder contener más sus lagrimas.

Dejando a un lado lo que estaba haciendo camine hasta llegar a ella, llevé mí mano hasta su mejilla desvaneciendo con mi pulgar una lágrima apenas derramada, mí corazón dolía, sin embargo, no era capaz de quedarme un minuto más. Cada minuto que pasaba se sentía cómo una gota de agonía. No pude sorportar verla en ese estado, la arrime a mi pecho para abrazarla fuerte, para poder decirle lo que de mi boca no salía, ella solo sollozaba mojando mi playera, pero no me importaba.

-Lo siento mamá - no puedo pensar en que le estoy ocultando cosas, yo solo quiero lo mejor para ella - Te amo nunca lo olvides - susurre por encima de sus cabellos.

-Algún día me lo tendrás que explicar - mencionó retirandose de mí sacando una tarjeta de su abrigo junto con un papel - Ten, es mi tarjeta del banco, úsala y ahí está el número para que puedas sacar dinero, ten cuidado cariño.

-Mamá, no puedo aceptarlo, es tuya ¿Qué dirá mi padre cuando se entere de que me la diste? No quiero que se enfade contigo.

Yo bien sabía que mi padre no es capaz de hacerle daño, después de todo es su adoración, o al menos eso nos hizo creer, ya no se quién es realmente.

-Tranquilo, ya se me ocurrirá algo.

Me regaló una sonrisa, no puedo evitar igualarlo a un arcoiris en medio de la lluvia, me hace sentir protegido.

-Gracias mamá, te amo. - Dije nuevamente para que no pudiera olvidarlo dándole un beso en su suave y humeda mejilla - Cuídate. Después vengo por lo demás cuando no este mi padre.

Dicho esto agarre mis maletas y baje por las escaleras encontrándome con un señor que ahora es un desconocido para mí, lo que me hizo jamás se lo perdonare.

-¿Así que muy machito no? - sin duda el nunca se cansaria de hacerme ver como un idiota - ¿A dónde te iras sin dinero? No quiero que regreses después con tu carita de arrepentimiento, de rodillas y suplicando para que te deje entrar de nuevo.

Puse mis ojos en blanco por un momento, ¿En serio cree eso?

-Jamás vas a poder ver eso, quizás en tus sueños y ojala no sea otro el que me pida perdón.

Su risa se escuchaba por toda la casa tratando de esconder vulnerabilidad, no quiero escuchar otra palabra de él, asi que salí de la casa dirigiendome hacia mi camioneta, eche todas las maletas en la parte de atrás y salí de este lugar que en algún momento por 19 años fue mi hogar. No tengo con quien hablar, mi mejor amigo Logan está de viaje con su familia, ¿A dónde me iría? Genial. Debí pensarlo más antes de salir de mí disque hogar, por lo menos esperar hasta mañana. Ya es muy noche y está lloviendo como nunca haciendo ver más dramática la situación, los truenos se escuchan muy fuertes. Tal vez por hoy me quedaré a dormir en mi camioneta, los bancos están cerrados y lo único en efectivo que tengo son... quinientos pesos.

Instagram de la saga: @del_libro
¡Besos!

Insuficiente I (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora