CAPÌTULO 23

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CHRISTIAN

¡No lo puedo creer! todos los días me topo con la chica que reparte esa propaganda, en verdad ni he leído de que se trata, no niego que es educada al decir buenos días y sonríe sinceramente, pero hoy no la veo y siento que me hace falta su saludo. 

De momento la observo entre los autos delante de mí, se pone el siga y ella se hace hacia la otra orilla, por lo que hoy no podrá saludarme, avanzan rápido los autos, quisiera hacer tiempo para que se acerque a mi auto, por lo que pongo mis intermitentes, bajo del auto y abro el cofre del auto, no sé nada de mecánica en verdad, pero hago que reviso el motor, cierro el cofre y entro al auto, logro que me toque el semáforo en alto, pero me molesto al ver que la chica se va hacia los autos detrás de mí, no se molesta siquiera en voltear a ver mi auto, por el espejo retrovisor veo que viene, hago como que no la he observado.

De momento el chofer del auto de atrás, le hace la plática, al parecer ella le informa lo del papel y ella sigue con su hermosa sonrisa, se pone el siga y tengo que avanzar, no sé porque me pongo de malas. No me interesa que me salude o me deje basura para mi auto, avanzo y me dirijo a mi trabajo, me siento cabreado porque le di mucha importancia a esa chica.

Me distraigo porque Elliot me llama para que salga con Gia, pero me pide de favor que si Gia me pregunta si él tiene novia, que le diga que sí, que se llama Katherine Steele y que es empresaria, me recuerda que es su gran amiga de la universidad, la recuerdo bien, una chica atractiva y siempre hacia feliz a mi querido hermano, me pregunto que habrá pasado con ella, mi hermano estaba muy triste porque la chica abandono la universidad, ya que sus padres murieron. 

Pero eso es lo que realmente necesito, salir con Gia y no dudo en pasar por ella a casa de mis padres, vamos a una discoteca, bailamos hasta las diez de la noche, no puede desvelarse, no puede tomar y siempre está hablando de Elliot, por Dios, entiendo ahora a mi hermano, lo malo fue que prometí invitarla todos los días de esta semana, creo que me divierto más con las aventuras locas de Leila, que con Gia.

Elliot me dice que la otra semana promete quitarme de encima a Gia, me informa de la actitud de Mía en casa de mis padres, porque no quiere que mi mamá lleve a Gia al hospital, por lo que Mía se ofreció otra semana a llevarla a teatros, museos etc... en virtud que es bailarina de ballet, se me ocurre invitarla mañana a comer a la aguja espacial, la llevaré a mi departamento, espero que ya esté de regreso mi amiga Leila y la distraiga con algunos otros lugares juntos.

Al día siguiente la chica de los volantes, me saluda con sus buenos días pero no me da el volante, creo que va aprendiendo, su actitud me pone más de malas, un automovilista la entretiene más de la cuenta y está dos autos delante de mí. Se pone el siga y ella se despide de mano, al pasar junto a ella, me ignora por completo, veo por mi espejo retrovisor que no trae ningún volante en su manos, y no alcanzo ver hacia donde se dirige. Al entrar a la oficina, Andrea me dice que tengo una persona que me está esperando, le digo que me traiga un café y que me de unos minutos, para tomarlo a gusto y lavarme la boca. 

En cuanto aviso que pase la persona, veo que trae en sus manos su mascota, un pequeño perro, no se de razas, solo espero que no se le ocurra hacerse del baño dentro de mi oficina. La saludo con buenos días y le pregunto en que le puedo ayudar, ella sonríe y me dice que quiere depositar cincuenta millones de dólares que se sacó en el Bingo, me iba de espaldas, por lo que corroboro que sea lícito el dinero, hablo con las personas adecuadas de los sorteos y me confirman que la persona que tengo en frente es la afortunada.

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