ANASTASIA
Toda la semana me he sentido muy contenta, con los volantes ha habido más inscripciones de mascotas, ya cuidamos a sesenta y cinco, pero sobre todo he recibido un buen incremento por volantear, durante la semana he podido observar a los conductores que se molestan, por lo que opté ignorar al del BMW y otros más, realmente es gente que no le agrada la vida, de todo se molesta y no necesito un día gris por ellos, he recibido muchas groserías, sin embargo eso no me detiene a seguir haciendo mi trabajo, hace días mi hermana me propuso trabajar con ella en la Boutique, pero me agrada mi trabajo y no quiero dejarlo después de mi esfuerzo por la llegada de más mascotas.
Al fin llega el viernes, nos vamos en la noche a Montesano, hay momentos que no quiero regresar a Seattle, lo mismo lo veo en la cara de mis hermanos. La siguiente semana, le toca a Ethan hacernos el desayuno, lo he notado cansado, no es para menos, llega muy tarde pero en sus horas libres pasa a la biblioteca, le faltan cuatro meses para que termine su maestría, quería seguir con su doctorado, pero prefiere descansar por lo menos un año, y volverá al estudio. Lo abrazo y le digo que todo tiene sacrificio, pero que tendrá sus frutos como la plaza que le dieron en el hospital, nos comenta que conoció a la hija de la dueña del hospital, es una chica sencilla y agradable, estuvo internada dos días con suero, medicamentos y reposo, estuvo con ella cuando la dieron de alta .
El sábado nos levantamos a las diez de la mañana, antes de hacer el desayuno que le toca a Kate, les digo que por la tarde pienso acortarles el cabello, me encanta, mi padre nos cortaba el cabello a los tres, él nos enseñó, pero mis hermanos solo les gusta despuntar el cabello, cortar nunca. Kate y yo nos depilamos todo el cuerpo, en esta casa mi padre acondicionó un pequeño cuarto donde hay vapor, los tres estuvimos relajados, pensamos hacer uno en la casa de Seattle, después de salir del vapor, nos pusimos a ver películas. Al día siguiente Kate hizo el desayuno, la comida y la cena, la otra semana me toca a mí y después a Ethan, todo democrática mente planeado, mientras no se rente la casa.
El lunes siguiente sigo volanteando, mientras voy entre los autos, tocan el claxon de un auto, no volteo porque son los desesperados que quieren avanzar, en un alto empiezo entregar los volantes de atrás hacia adelante y viceversa, estoy tan emocionada repartiendo los volantes, que llego hasta el VMB del guapo enojón, al que no le gusta mi basura en su auto, por lo que reacciono al momento y no le doy el volante. Solo digo rápidamente buenos días y doy la vuelta. Al menos me contestó el saludo, me iba riendo sola, ver su cara de asombro de solo acercarme. Termino pronto y me voy a mi trabajo, espero que mañana no llueva, esos días de lluvia no volanteo, los automovilistas llevan su ventanilla cerrada. Sin embargo esos días me encantan, recuerdo a mis padres consintiéndonos con un rico chocolate, viendo la tele en el sofá.
Todos me ven alegre y risueña, pero cuando estoy en el velódromo corriendo a toda velocidad, lloro por ellos, es el único momento que descargo todo mi dolor que siento por mis padres ausentes, si mis hermanos me vieran en esos momentos, los destruiría emocionalmente, quisiera a veces gritar, golpear algo hasta quedar cansada, imploro a veces que solo sea una mala pesadilla, despertar y verlos junto a la cama, dándonos los buenos días a cada uno de mis hermanos y a mí, tengo ganas de poder llorar con alguien, que entienda mis sufrimiento, no soy hipócrita, solo descargo mi duelo en donde más me gusta, mi única libertad es correr hasta agotarme en la bicicleta, sentir el aire que entra a mis pulmones y las lágrimas empañan mi vista, los amo y extraño.
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¿QUIERES CASARTE CONMIGO?
FanficLa familia Treyvelan Grey, una familia multimillonaria de banqueros por tradición, procrearon tres hijos, dos hombres y una mujer, jóvenes dedicados al estudio, diversión y al trabajo. Elliot de 26 años, Christian de 24 y Mía de 22, cada uno tiene a...