CAPÍTULO 38

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ETHAN

Nuevamente en Montesano, mañana sábado vendrán las personas que rentaran la casa, a partir del lunes ellos vivirán aquí y nosotros solo vendremos a cobrar la renta, estamos tristes y a la vez alegres, tenemos que dejar todo impecable como siempre. Pienso en Mía, no quiero llamarle a su celular porque sé que está en un evento, prefiero hablarle mañana que me imagino se levantará tarde, oigo a mis hermanas hablar de sus proyectos de vida, Kate no está segura que Elliot la ame como para casarse con ella, además que las clases sociales no le harán tomar esa decisión.

Ana comenta que conoció a un joven que desafortunadamente es casado, su historia es muy chistosa y sonrío, creen que estoy dormido en el sofá de la sala, por eso tengo miedo de que mis sentimientos por Mía salgan, porque ella tiene otro tipo de vida que no le podría dar, a pesar de ver como se acopló al autobús, aquí en la casa, puedo pensar que le será fácil adaptarse, pero después pienso en mí, ella gana su propio dinero y es mucho más que el mío, necesitamos encontrar la felicidad con personas de nuestra clase social.

Oigo y siento que Ana me mueve para decirme que me suba a mi recamara, hago como que me despierto y le doy las gracias por despertarme, me besa la frente y me dice que me quiere, veo mucha tristeza en sus ojos, sé que le sucede y no sé qué hacer, antes de levantarme la jalo y la recuesto sobre mi pecho, le digo que los deje ir, ellos nos cuidan y mientras ella no lo supere, nunca será feliz. Ella me dice que no sabe cómo Kate y yo los hemos olvidado.

La tomo de la cara y la miro fijamente en esos ojos azules, Ana, mañana vamos al panteón, quiero que les digas todo lo que no les pudiste decir en vida, llora, grita o golpea lo que quieras, solo así dejaras de estar triste, piensa que están a tu lado todo el tiempo, cuando te va bien en el día, diles gracias por ese apoyo, cuando despiertes pídeles que te cuiden, eso es lo que yo hago, creo que ya lloré todo lo que les tenía que llorar, ahora los tengo a mi lado, no los dejare ir a ningún lado, porque así como tú los extrañas o Kate, también yo los extrañaba, pero los siento a mi lado, sus bendiciones, todo lo que se lo debo a ellos, nadie me va quitar su presencia Ana, nadie.

Al levantarnos, la mirada de Kate era de llanto, nos abrazamos los tres y fuimos a jugar con la pasta de dientes, creo que es una buena terapia, cuando desperté, Kate ya nos tenía el desayuno en la cocina, terminamos y dejamos todo limpio de nuevo, no hay mucha vajilla, solo la necesaria para desayunar, comer y cenar, esa la guardamos en una bodega debajo de las escaleras para cuando venimos a pasar el fin de semana. Al medio día llegaron las personas, firmaron el contrato de arrendamiento, en cuanto se fueron, fuimos a comer al restaurante donde trabajaban nuestros padres y después al panteón.

Kate y yo vimos a una Ana destruida, tantas cosas pendientes por decir salieron de su corazón, nos desgarro el alma oírla, les pidió perdón por no olvidarles, pero de ahora en adelante les juró ante su tumba, llevarlos a su lado para tomar las decisiones correctas, cometer errores que alimentaran sus experiencias y no olvidarles de su mente y corazón, porque siempre estarán ahí para los tres. Lloró tanto y golpeo la lápida con sus puños, que si no la hubiéramos detenido, se hubiera destruido sus manos, en cuanto llegamos a casa la curé, gracias a Dios tenemos un botiquín para emergencia, ese nunca puede faltar en las dos casas, vendé su manos lastimadas sintiendo el mismo dolor que ella, recuerdo que también hice lo mismo, pero esa vez estaba solo, no había quien me curara mis heridas, padres les pido que estas heridas y curaciones la ayuden a sanar su alma pura.

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