Naruto
-Gran lista de reproducción, Naru-Comentó mi mejor amigo, el miércoles siguiente, cuando conecté mi USB a la computadora portátil del café. Hice una lista de reproducción de ocho horas con lo mejor de lo mejor, justo como lo había hecho en cada turno que tenía. Las personas venían de toda la ciudad para escuchar mis listas de reproducción. Desde pop eléctrico francés, punk anarquista hasta el viejo rock británico, mi música era como un batido. Traía a todos los chicos al patio y les hacía pagar cinco dólares por un latte pequeño. Tanto. Triunfo.
-Gracias, cariño -Le guiñé un ojo, alejándome de la computadora portátil y limpiando el mostrador frente a mí por enésima vez esa mañana. Aunque tenía un ciento por ciento de discapacidad debido a mi enfermedad, elegí trabajar. La productividad convirtió mi paja en oro. Trabajar fue mi gracia salvadora, porque cuando eres mi tipo de enfermo, toda tu edad adulta está en libertad condicional.
- ¿Cómo está tu vecino caliente? -preguntó Gaara, sus codos presionados contra el mostrador, moviendo sus pies al ritmo la melodía.
-Está tratando de hacer que viaje con el viernes en lugar de un sábado. No quiero -Me mastiqué el labio inferior, pensando en mamá y papá. No le había contado a Gaara mi conversación con Sasuke. Estuvo fuera toda la semana, visitando a sus padres. Lo último que quería era descargar mi basura personal sobre el y arruinar sus vacaciones.
-Olvídalo, diablos no -Gaara agitó su dedo índice, sus ojos escaneando a los dos clientes jóvenes y masculinos que entraron al café, esperando tontamente su atención-. Tus padres son un caso, y tu mamá ufff. Además, todavía no saben que has roto con Neji, ¿verdad?
Verdad.
Cambié el tema, pasando por alto el festival de autocompasión que estuve tentada de arrojarme.
-Por cierto, necesito cambiar mi plan para la despedida de soltero de mi hermano. El nuevo necesita ser loco con un toque de brillo -Desenrosqué uno de los tarros de galletas de chocolate que se alineaban detrás del mostrador, tomando dos y metiéndolas en mi boca.-. ¿Alguna sugerencia?
No digas Vegas, no digas Vegas, no digas Vegas, oré interiormente.
-Dos palabras: Las Vegas -Dibujó un letrero brillante imaginario en el aire-. Haz el tour por la ciudad del pecado. Strippers masculinos. Borrachera. Un concierto de Britney Spears. Todos los placeres culpables que puedas meter, básicamente.- Gruñí, lanzando mi cabeza hacia el mostrador con un ruido sordo. El dinero no era un problema.Aunque el tiempo en Las Vegas significaba menos tiempo con mamá y más tiempo con Deidara, pero todavía no era lo mío.
-En serio, Naru. Las Vegas sería perfecto. No pienses en lo que quieres, piensa en Deidara. Es su semana. Y también es cierto lo de la invitación de tu vecino caliente para llegar antes.
Odiaba cuando gaara tenía razón.
-. Oye, ¿a quién vas a invitar a esta despedida de soltera, de todos modos?
-Desvergonzadamente ordeñando una invitación. ¿A qué ha llegado el mundo?
-Oye, señor, si no te importa nuestro mundo, puedes mudarte a otro planeta. Y sobre esa invitación -Gaara le dio un puñetazo al aire una vez-. ¡Nos vamos a Las Vegas! ¿Choca los cinco?
- ¿Chocar los cinco y pulgares arriba? No, gracias, creo que he tenido una buena dosis de estupidez por hoy -Bromeé.
- ¿Tu vecino sexy va a estar allí también? En Las Vegas, quiero decir. Parece el tipo de persona que hace una loca fiesta.
-Si -Gruñí, y mientras decía eso, me di cuenta de que no solo estaba molesto con la perspectiva de tener a Sasuke cerca.
También estaba emocionado. Sólo un poco, pero lo suficiente como para hacer que mi estómago diera vueltas. Eso debería haberme avisado. Haber sido la primera campana de alarma. Porque todos sabían una cosa, después de la vuelta, viene el estallido.....
Oh mierda.
Su voz corrió a mis oídos un segundo demasiado tarde. No tuve tiempo de saltar fuera del ascensor antes que colocara su brazo a través de la barrera- aquel agarrando su celular- para hacer que la puerta se volviera a abrir. Sasuke cruzó el umbral del ascensor vistiendo su traje azul marino de tres piezas y sonrisa engreída, presionando su teléfono contra su oreja mientras aflojaba su corbata de seda color rojo quemado.
-Namikaze-, siseó seductoramente, terminando la llamada. Lo ignoré, mirando fijamente los números sobre mi cabeza. Su cuerpo se presionó contra el mío por detrás y sus labios encontraron mi oreja. - ¿Tus pezones siempre se fruncen cuando alguien entra al elevador contigo, o guardas esta reacción solo para mí?
Doble mierda
Mis ojos bajaron por mi camiseta negra. Horrorizado, recordé que esta mañana llevaba una camiseta delgada.
-Es broma, pero es bueno saber que tienes una razón para estar preocupado. - Sasuke soltó una risa burlona. Estúpido.
- ¿Qué es lo que quieres?- Gruñí.
-Tú, en mi cama, jugando con mis bolas mientras te chupo los pezones hasta que sangren. Tal vez masturbarnos. Solo como un aperitivo, obviamente. El plato principal será mejor, pero tendrás que verlo por ti mismo.
Triple mierda.
Ahora estaba excitado.
El ascensor sonó. Salí corriendo, abrí la puerta de un tirón y arrojé las llaves a un cuenco hecho a mano que Mamá hizo en clase de alfarería, pateando mis sandalias contra la pared con un golpe sordo. Caminando descalza hasta la cocina, abrí mi refrigerador y tomé el jugo de naranja, dando dos grandes tragos directamente del cartón. No fue hasta que me limpié la boca con el antebrazo que me di cuenta de que Sasuke estaba en la cocina conmigo, mirándome fijamente con los ojos negros más intensos que había visto en mi vida.
-Reevaluación de la renta. - Él chasqueó los labios-.Antes de hacer otra rabieta, escúchame. Hay una buena oferta sobre la mesa.
-Solo dime el precio. Tus ofertas son demandas por acoso sexual inminente.- Sasuke sonrió cuando su teléfono volvió a sonar. Luego miró hacia abajo y frunció el ceño, sus fosas nasales ensanchándose. Ignorando el sonido, se encontró con mis ojos otra vez.-No es acoso cuando obviamente está en el juego.
-Es hora de hacer una maleta, Kitsune-chan.
El simple hecho de oír el apodo que mi padre me dio en su lengua me hizo estremecer.
- ¿Lo es? Voy a abordar un avión el sábado por la noche. Eso es lo que dice mi boleto de avión.
-No es el que vas a usar-. Apoyó su cintura contra mi fregadero, sus ojos desvistiéndome pieza por pieza. La llamada en su teléfono se cortó, pero comenzó otra, haciendo parpadear la pantalla.
También la ignoró.
-Eso dice el viernes muy temprano, es decir, mañana.
-No voy a ir contigo. - Se rió, sacudiendo su cabeza como si fuera un cachorro adorable y tonto.
- ¿Quieres apostar?
-Claro-. Me encogí de hombros. - ¿Por qué no? Si es posible por dinero. No estás corto en ese departamento.
-O en cualquier otro, como ya hemos establecido. - Se apartó del fregadero, deteniéndose donde podía oler pero no tocar. No tan cerca, pero lo suficientemente para que ese estremecimiento bajara por mi espina dorsal.
Y era verdad que incluso después de todos estos años, todavía tenía este efecto en mí. Esa sensación sin pedirla que no era totalmente responsable ni tenía el control de lo que pudiera decirle. O hacer con él. Se puso de pie detrás de mí y apartó un mechón de cabello, haciendo que mi piel se pusiera caliente y erizada.
Tragué saliva, mi corazón latiendo tan rápido que pensé que iba a derramarse por el suelo. La emoción llenó mi pecho, nauseabundo y adictivo. Siempre me había mantenido alejado del Sasuke Uchiha del mundo. Yo era la Caperucita Roja, que echó un vistazo al lobo, dijo 'al diablo, no vale la pena', dio media vuelta y corrió por su vida. Ahora que lo pienso, Sasuke fue el mismo tipo que me enseñó esa lección.
Ahora, no sabía qué hacer conmigo, con Sasuke tan cerca. Mis manos se sentían como si hubieran sido pegadas artificialmente a mi cuerpo. Pesado y extraño. Sabía que haría irse esa sensación. Tocarlo. Pero esa no era una opción.
-Empaca. Una. Jodida. Maleta-. Su voz era dura, y si no me equivoco, no era lo única cosa dura en él. -Si Itachi viene a Nueva York para llevarte, me dará mierda. Mira, Bebé Namikaze, me gusta mantener mi vida simple. Sin problemas-. Giró otro mechón de mi cabello alrededor de su dedo, destellos de lujuria brillando a través de sus pupilas. El toque ligero envió escalofríos por todo el camino hasta mi cráneo y columna vertebral, girando a través del resto de mi cuerpo como una descarga eléctrica.
¿Qué diablos está pasando y por qué dejo que suceda?
-Te odio mucho-, exhalé, y mis pulmones resoplaron, recordándome que mi corazón necesitaba disminuir la velocidad. Estar tan cerca de Sasuke se sentía como esa caída que tienes en el estómago cuando estás en una montaña rusa. Presionó su cuerpo contra el mío, y sentí su sonrisa en mi piel, justo debajo de mi oreja. En ese lugar sensual entre tu líbido y tu alma.
-Sai dice que follar con odio es lo mejor. ¿Te importa probar su teoría?
-Fija esta conversación-. Me señaló con la mano que sostenía su teléfono y arrastró el dedo por la pantalla. Finalmente. Era la tercera vez que llamaba esa persona. -Regreso en un segundo.- Sasuke desapareció en mi pasillo. Me quedé ahí, sin saber qué hacer.
- ¿Dónde estábamos?
-Creo que me estabas chantajeando.
-Es cierto. Lo estaba. Viernes en la Mañana. Maleta. Ropa. Actitud. Pensándolo bien, mantén esa actitud. Me gusta todo ese exceso de energía. Solo necesitas un buen lugar donde asignarlo. Tengo el lugar perfecto para ti-. Me guiñó un ojo, y como si necesitara confirmación, agregó -: Mí jodida cama.
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"Sasuke" PAUSADA
FanfictionNaruto Dicen que la vida es una hermosa mentira y la muerte una dolorosa verdad. Tienen razón. Nadie me ha hecho sentir más vivo que el chico que sirve como un recordatorio constante de que mi tiempo se está terminando. Es mi brillante manzana pr...