Naruto
¿Qué te hace sentir vivo?
Cantar como si nadie estuviera escuchando. Bailar como si nadie estuviera viendo. Comer como si las calorías no existieran.
—LO LLAMO MAYCHUP, porque es una mezcla entre ketchup y mayonesa —dije a Sasuke mientras nos sentábamos en el toldo de su Camaro, comiendo In-N-Out en frente del océano, en una colina dorada en algún lugar donde nadie podía gritarme acerca de cuán decepcionante era. Revolví la mayonesa y ketchup juntas en una salsa anaranjada usando una papa, y mordisqueé la punta de esta cuando terminé. Sasuke dio una mordida a su hamburguesa—sin papas—y me observó. Evité mirar su rostro durante todo el recorrido. No podía mirar sus ojos sin recordar cómo se burlaron de mí cuando folló la vida existente fuera de mí. No podía mirar sus labios sin recordar como chuparon mi miembro ávidamente. No podía mirar sus brazos sin recordar como me encerraron y reclamaron en esa camioneta. Y, por supuesto, aún sentía los hilillos de su semen caliente en mis costillas, aunque lo limpió con la camisa de mi ex-novio, y había tomado una ducha después que Deidara se había ido de mi cuarto esta mañana.
—Aún no puedo creer que no me dejaste comprar cerveza. —Tragó su bocado, mirando fijamente el océano.
—Mientras estés alrededor de mí, no tienes permitido consumir alcohol o fumar —dije, inafectado por su profundo ceño fruncido. Colgué mis pies desde su capó y disfruté la brisa veraniega en mi piel.
—Jodidamente apestas —murmuró.
—Quisieras —resoplé, pero murió en mi garganta cuando me di cuenta que esto ya no podía ser un chiste. Él levantó la vista de su hamburguesa, su rostro pensativo y serio.
—Yo no deseo cosas, encanto. Pienso que para este momento sabes que cuando quiero algo, lo hago suceder.
Maldita sea, estaba poniéndome duro de nuevo.
Había algo en el aire. Una sensual red de nervios que continuaba rebotando entre nosotros. Demasiadas cosas tenían que ser abordadas, pero no quería hablar acerca de ninguna de ellas. Solo quería sobrevivir a este viaje. Después que comimos, metí una USB en su MacBook y compartí algunas de mis bandas favoritas con él. Whitney, Animal Collective, Big Ups, y The Chromatics. Parecía estar interesado, pero nunca podías decir con Sasuke Uchiha, porque parecía estar interesado en todo.
—¿Recuerdas lo que solíamos escuchar cuando estabas en preparatoria? — Sasuke sonrió de repente. Arrugué mi nariz, intentando lucir poco impresionado cuando en realidad estaba eufórico.
—Quieres decir la música que tú solías escuchar. Solo la toleraba cuando absolutamente tenía que hacerlo.
—Déjate de tonterías, bebé. Te gustaba el pop y R&B como a todos los demás.
—Tenía un gusto versátil —protesté, sabiendo que se estaba refiriendo a mí sacudiendo mi trasero con canciones de Jennifer Lopez en ropas reveladoras en las fiestas de Universitarios, a pesar de que estaba irremediablemente apasionado por bandas alternativas de los noventas. Bajó de un salto al suelo, recolectando nuestros envoltorios y vasos vacíos.
—No vayas a ningún lado. Una explosión del pasado viene en tu camino.
Me quedé ahí, mirando mientras caminó al contenedor de basura más cercano, tirando nuestras sobras. Sus músculos eran prominentes, incluso a través de su camisa blanca y pantalones caqui a medida. Mis ojos se detuvieron en sus bíceps, desplazándose hacia abajo a su trasero firme, antes que se diera la vuelta y me mirara.
Después sonrió.
Después guiñó.
Después articuló:
—Atrapado.
Aparté la mirada, sintiendo mi rostro enrojeciéndose. Estaba en lo correcto, por supuesto. Quería dormir con él de nuevo, y no podía pensar nada más aparte de su cuerpo contra el mío. Cuando se sentó de regreso a mi lado, levantó su MacBook y reprodujo “Naughty Girl” de Beyoncé.
—¿Recuerdas esta? —Se giró hacia mí y rió—. Primera noche en la historia que Bebé Namikaze se alcoholizó.
Cubriendo mi rostro con ambas palmas, el recuerdo de bailar en la mesa de centro de Suigetsu asaltó mi mente. Estaba tan jodidamente borracho que pensé sería una idea espectacular unirme a mis amigas porristas quienes bailaban en la mesa. Ellas sabían lo que estaban haciendo. Yo lucía como si estuviera alejando a mil moscas imaginarias. Esto resultó en mí intentando imitar sus movimientos—y fallando—golpeándolas aquí y allá en el proceso, hasta que Suigetsu preguntó: “— ¿Qué mierda está haciendo el pequeño Namikaze? ¿Teniendo una convulsión en mi mesa? Alguien bájelo antes que lastime a las chicas.” Ni siquiera un segundo después, sentí a Sasuke hundiendo su hombro musculoso en mis muslos, arrojándome sobre él y haciéndome girar en el lugar hasta que grité para que me bajara.
—Como sea. Era difícil encajar como estudiante de preparatoria con los universitarios. Tenía que hacer sacrificios. ¿Recuerdas esta canción?
Arrebaté la laptop de sus manos y reproduje otro vídeo. “Roses” de OutKast. Sasuke estalló en risas, sus ojos arrugándose con alegría.
—Hazlo —provoqué. Era momento en que él fuera el que bailara. Y bailara como lo hizo en la fiesta de Suigetsu, imitando la coreografía de la banda del vídeo. Era parte de una apuesta perdida—duh—pero era tan gracioso, el recuerdo estuvo presente en mi mente seis años después, nítido como si hubiera sido ayer. Aún podía oler el alcohol y las hormonas flotando a través del aire de esa noche—. Por favor, Sasuke. —Junté mis palmas en un apretón—. En el fondo de tu cerebro, debajo de todas las células muertas cortesía de tu adicción al alcohol y al tabaco, estoy seguro que aún recuerdas el baile.
—Solo porque lo pediste tan amablemente. —Bajó de un salto del toldo de nuevo y dijo—: Reprodúcela desde el inicio. —Fingiendo poner gel en su cabello y mirándose a sí mismo en un espejo invisible. Todo era tan irreal, no pude evitar reír tontamente como una colegiala, lo que solo hizo su ya-grande sonrisa ampliarse. Presioné reproducir, moviendo mis ojos desde el vídeo original al baile de Sasuke, el océano reluciendo detrás de él. Hizo casi todo correcto, desde la parte donde se desliza de rodillas en el principio de la canción hasta el final, apenas estropeando la composición. Mi estómago dolía de reír, pero su rostro era serio. Y cuando la canción terminó, caminó sigilosamente hacia mí, agarrando la laptop.
—Mi turno.
Revisé la hora en mi teléfono celular.
—Está bien, pero después tenemos que irnos. Se está haciendo tarde y tenemos que arreglarnos para el ensayo.
Ya eran las cuatro. No podía creer que pasamos tanto tiempo juntos sin siquiera darnos cuenta. Química peligrosa, las palabras se instalaron en mi cerebro como una capa gruesa de polvo. Se cuidadoso, Naru.
—Sí, sí, Princesa Santa y Príncipe Imbécil nos tendrán justo a tiempo. No te preocupes. —Me despidió con un ademán, su mirada concentrada en la pantalla. “Drops of Jupiter” de Train comenzó a sonar. Mi sonrisa desvaneció.
—No recuerdo escuchar esta canción juntos. —Tragué. Se movió entre mis piernas, su cintura en una posición perfecta para que me envolviera alrededor de ella, pero no lo hice, mis ojos desesperadamente mirando sus labios. Siempre estábamos a una respiración de un beso.
—Nosotros no lo hicimos. Tú la escuchaste una ocasión cuando pensaste que estabas solo en casa. Pasé para devolverle a Karin su libreta. La canción como que se quedó en mi cabeza después de eso, porque me seguía preguntando qué mierda estabas esperando. No podía descifrarte, Naru. Cuando veía a otros chicos intentando ligar contigo, me dolía. Porque lo que sea que fuera que necesitabas, no quería que lo encontraras en ellos.
Vergonzosamente, el sentimiento era mutuo. Cada vez que menospreciaba a Karin y le cancelaba, mi corazón crecía un poco. Ella no es la indicada, me convencí a mí mismo. Soy yo.
—No tenías derecho a estar celoso. —Miré abajo a mis chancletas negras. Sacudió su cabeza negando.
—Nunca dije nada de lo contrario. Y tú tampoco tenías derecho a estar celoso. Sin embargo aquí estamos. Allí estábamos.
Me moví rápidamente, evitando cualquier intento que pudiera haber tenido de besarme. Saltando dentro del Camaro, me puse el cinturón de seguridad y tiré mis rodillas hacia mi pecho, enterrando mi rostro entre ellas, rezando como loco que Sasuke no pudiera leer mi mente. El viaje de regreso a la casa fue silencioso. El hecho de que no había intentado dormir conmigo de nuevo probaba que tal vez Sasuke era un hombre de palabra. Entonces, cuando sus llantas chillaron para detenerse y ambos salimos, dije:
—Pienso que deberíamos terminar esto.
—Pienso que no deberíamos —replicó, su voz seca y determinada.
—Estamos jugando un juego arriesgado. —Tragué.
Abrió la puerta para mí y sonrió.
—Entonces es una buena cosa que sea el jodido mejor jugador en la ciudad.****
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"Sasuke" PAUSADA
FanficNaruto Dicen que la vida es una hermosa mentira y la muerte una dolorosa verdad. Tienen razón. Nadie me ha hecho sentir más vivo que el chico que sirve como un recordatorio constante de que mi tiempo se está terminando. Es mi brillante manzana pr...