Capitulo 20

194 35 2
                                    


Sasuke

Hace seis años

El año escolar había terminado.

También Karin y yo.

Kiba se mudó a California para seguir sus estudios en la universidad que él deseaba, llevándose un recuerdo de casa junto con él: La ayudante de la maestra de literatura, Hinata.

Sai se sometió a una cirugía en su pierna y estuvo acostado durante el resto del verano. Y Itachi... Itachi se volvió malditamente loco, lo poco que sabía es que Deidara estaba en una relación con un tal Sasori, que al parecer era un chico de la universidad ala que asistía. Realmente ese idiota se lo merecía, le había hecho mucho daño al mayor de los hermanos Namikaze.

Después de que Karin se escapó, Naruto parecía haberse enojado con el mundo. Yo quería ser su saco de boxeo. Él no me dejaría. Había otras cosas que quería, pero no era el momento apropiado para ir tras ellas. Así que me conformé con estar allí para el, un alma jodida para otra. No estaba especialmente enojado con mi ex novia por abandonarme. Sabía, que me dejó por alguien más, Suigetsu. Eso debería haber hecho que me volviera loco, pero por mi vida, no pude encontrar el jodido frenesí con el que Itachi estaba hirviendo a fuego lento. Naruto dijo que debería dejar de venir a ver cómo estaba, pero eso era como decirme que no podía tocar mi pene. Total y jodidamente imposible. Venía por el todos los días. Nos sentaríamos afuera junto a la piscina en completo silencio. Quería hablar con el sobre las estrellas, pero no lo hice. Quería hablar con el sobre nuestros futuros, pero no lo hice. Quería hablar con el sobre nosotros, pero no había nosotros, y su medidor de extrañeza probablemente estaba loco por haber venido a buscarlo todas las tardes. 

Un día, vi a Itachi pasar por su cuidado césped mientras me abría camino a través del camino de piedra. Se detuvo y me miró, parpadeando como si acabara de ver un fantasma. Acercándose a mí con pasos lentos, se metió las manos en los bolsillos, evaluándome a través de unos ojos fríos y vigilantes, preparándose para la batalla. Hinche mi pecho, preparando mi sonrisa falsa. ¿Quería guerra? Iba a conseguir una.

Este estaba en un círculo vicioso, donde toda su ira por sus problemas con Deidara, se los desquitaba con el primero que tenía al frente. El cual terminaba siendo yo, oh también estaba rencoroso por mi beso con Deidara.

– ¿De verdad crees que tienes una oportunidad con el zorrito después de lo que pasó con Karin? –Apretó los dientes, incapaz de dejar que la palabra joder, una palabra que usaba jodidamentedemasiado, dejara su boca.

–Sé que mis posibilidades con Bebé Namikaze son casi tan altas como tus posibilidades con Deidara. Estoy aquí para asegurarme de que el está bien. Es un concepto extraño para ti, pero a veces la gente solo quiere ser amable con otras personas. ¿Qué se arrastró por tu trasero, de todos modos? Te ves... culpable. –Fruncí el ceño. Todo en mi postura estaba listo para saltar y destrozarlo.

– ¿Culpable? –Se rió, pero no era su risa habitual. La acechante y segura de sí misma. –. ¿Ahora por qué me sentiría culpable? Tú fuiste quien beso a mi chico.

–Tu chico –repetí, dejando escapar una risa incrédula. Se sintió extrañamente liberador dirigirse al elefante en la habitación. El mismo elefante que había logrado aplastar y arruinar cada maldita cosa en nuestras vidas durante el último año–. Oye, imbécil, noticias: Deidara Namikaze es el chico de alguien más. Que al parecer no es un jodido idiota que lo supo valorarlo, Lo bese en aquella fiesta, sí, Sospechaba que te gustaba, sí. Tenía la sensación de que era incluso algo más, ¿pero desde fuera? –Di un paso hacia él, y estábamos peligrosamente cerca de arruinarnos la cara el uno al otro y rodar sobre la hierba hasta que uno de nosotros se desangrara–. Arruinabas su vida. Todo lo que dijiste del fue demasiado incluso para mí. Todo lo que hiciste fue hacerlo sentir poco grato. Aquella noche lo único que quería era que te sintieras tan mal como se sentía él. Seré un bastardo, pero por lo menos no trato a las mujeres y donceles como tú lo hiciste ¿Acaso debería sentirme mal por ello? No lo creo, después de todo tu trataste de meter tu lengua en la boca de mi pareja. –Me encogí de hombros–Ahora Dei tiene una pareja, y no será uno más en tu lista.

—Qué noble de tu parte —Su pecho choco contra el mío, íbamos a ir a la guerra, ahora lo sabía—. Pobre jodido Sasuke —itachi se llevó sus puños a los ojos y pretendió limpiar lágrimas invisibles—. ¿Pasaste un mal momento con Karin todos estos meses?

—Nah —dije, empujándolo. Él me empujo de vuelta. Sonreí—. Ella fue genial, pero nunca lo sabrás, ¿verdad? —Pasó saliva.

—Tal vez huyó porque eres una mierda en la cama —dijo. Muy maduro.

—Bueno. Por lo menos no fue como Deidara que al parecer se hartó de ti —. Su cara se retorció de dolor, y él era culpable. De qué, no sabía, pero no era inocente. Eso era seguro. Decidí presionar el tema. Ver su opinión de las cosas. — ¿Cómo se siente, Itachi? ¿Ser el perdedor que nunca sabrá a que sabe el chico de sus sueños?

—Lo sabrías, Sasuke. Estamos en el mismo bote, y este barco se está hundiendo — Ahora fue su turno de meterse en mi cara y —de nuevo— ni siquiera parpadee. No tenía miedo de Itachi. Veía a través de sus capas y sabía exactamente quién era. Un tipo como yo. Que se escondía detrás de paredes de músculos, buena apariencia, autos costosos, ropa perfecta, padres ricos y, oscuro misterio. Nunca puedes tener miedo de lo que eres. Por eso era que, de mis amigos, yo era el único que lo desafiaba repetidas veces.

—Has jodido todo —susurre en su cara, y vi en sus ojos azules que sabía que tenía razón, porque había algo girando en ellos. Algo que amenazaba con ahogar a quien se atreviera a acercarse—. Lo jodiste, y ahora no hay modo de que lo arregles—. Lo empuje, dándome la vuelta y caminando hacia la puerta de Naruto. Cuando el abrió la puerta, Itachi se había ido.

Naru no parecía sorprendido de verme. Pero dio un grito ahogado cuando le ahuequé ambas mejillas, entré a su casa y lo besé sin previo aviso. El beso no solo fue rudo; fue francamente brutal. Carecía de afecto de la misma manera que filtraba desesperación. Estaba indefenso. Descuidado. Arruinado. Y no por Karin a la que se esperaba que amara. Jadeó por aire. Jadeé por él. Nuestras lenguas se arremolinaron juntas, comprometidas, enamoradas, bajo un hechizo de magia negra. Lo sostuve por la parte posterior de su cuello. Quizás demasiado duro. ¿Cómo no sabía que mi cuerpo podía responder a otra persona de esta manera? Cada terminación nerviosa de mi cuerpo estaba en llamas. Sus rodillas fallaron. Colapsó, pero se aferró a mi camisa en el último minuto, de alguna manera se mantuvo físicamente unido. Mentalmente, sin embargo... los dos estábamos en algo demasiado profundo. Mentalmente, estábamos jodidos. Ni siquiera había registrado que el me devolvió el beso durante un largo e intoxicante minuto antes de que se alejara, sus ojos se abrieron con sorpresa y miedo. Entrelazó sus dedos al lado de su cabeza y tiró de sus raíces, sus hermosos e hinchados labios se abrieron.

—Oh, Dios mío —Respiró profundo. Lo sentí en ese beso, y las cosas que me había dado... nunca podría recuperarlas. Eran mías, e iba a tomar el resto de él, aunque no fuera este día. Aunque me tomará toda una jodida vida. Sí él tiene una vida, imbécil.

—Mierda —Graznó de nuevo— ¿Qué he hecho? ¡Veté!

—Naru...

—Veté. Al. Infierno, Sasuke. En serio, si vienes aquí de nuevo...

—Puedes apostar tu trasero —dije firmemente—. Iré tras de ti, incluso si me lleva años tenerte.

—No lo harás —Hubo algo en su voz, o tal vez la forma en que me empujo, lo hizo todo muy el fin—. Me aseguraré de eso, de una forma u otra. Estás muerto para mí, Uchiha. Muerto desde el momento en que pusiste tus manos encima de mí prima. Desde que me entere de que también besaste a mi hermano. No habrá un mañana para nosotros. No habrá un caballero de brillante armadura. Y la próxima vez que nos veamos, Sasuke, vamos a actuar como si no nos conociéramos. Porque no lo hacemos. No eres nada para mí. Nunca lo fuiste. Vuelve aquí de nuevo, y le diré a papá que saque la escopeta. Golpeó la puerta en mi cara. Y por primera vez, no espió por la ventana para robarme un momento más. 

"Sasuke" PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora