"Sasuke" PAUSADA

Capítulo 5

Naruto

Hace seis años

QUÍMICA PELIGROSA  Ese era nuestro principal problema.  Y ese era el motivo por el cual juré nunca estar en casa cuando Sasuke viene a visitar a mi prima. Que se estaba quedando con nosotros.

No era como si estuviera tumbado en mi cama, escuchando las canciones de odio hacia los hombres y depresivas, llorando desconsoladamente.
Yo el chico problemático con calificaciones de sietes quien amaba un buen momento de emoción.
Me entretenía con amigos después de las actividades escolares. Conseguí los piercings para mi ombligo y nariz en el centro de la ciudad, apliqué para trabajos extraños, ahorré dinero para una nueva patineta, y me bañaba desnudo en el océano cerca de una playa desierta con amigos cuando el clima lo permitía.

De hecho, hice un montón de cosas ese verano. Diligentemente, nada de eso fue con el novio caliente-como-el-Infierno de mi prima. 

Puedo decirte que absolutamente, que estar bajo el mismo techo con ellos me hacía querer hundirme más profundo en mi piel y desaparecer dentro de mí, desvanecerme a la nada. 

Ellos hacían ruidos. Odiaba esos ruidos. Eran la peor clase de ruidos.

Respiraciones pesadas, jadeos, risitas y ruidosos besos descuidados. Hacía que el agudo agujero en mi pecho creciera aún más. A pesar de mis defectos, siempre he sido un chico sensible. No necesitaba este tipo de negatividad en mi vida. Entonces, era realmente lo mejor que nunca estaba ahí.

Si pudiera ubicar el momento en el que llegué a esa determinación de mantenerme alejado de Sasuke Uchiha incluso cuando alguien estaba en la habitación con nosotros-escogería el incidente en la piscina. Karin no estaba.
Estaba a punto de dejar la casa, Todo acerca de ese encuentro se sintió como si fuera arrancado de la escena de una película. Abrí la puerta mientras Sasuke estaba a punto de tocar en ella. Nuestros ojos se fijaron y también mi mandíbula, porque estaba luchando con una sonrisa y estaba determinada a no dejarla suelta.
Sasuke se veía como tentación. Y no solo quiero decir el hecho que estaba deslumbrante con su majestuosa chaqueta azul de universitario y una expresión derrite-bragas de chico malo.

La manera en que olía, un ligero olor a detergente de lavandería y a sexo costoso, y su estatura dominante y complexión me hacían desesperado. Lo juro, la mitad del tiempo que él estaba cerca, mi desesperación por él colgaba en el aire como hedor.

—Hola. —Mi maldita voz se quebró. 

—Hola a ti también, —contestó. Nuestros ojos estaban vagando otra vez. No era bueno, pero tampoco era la primera vez que pasaba. Siempre me hacía sentir culpable. Si fueran manos, sus dedos jalarían mi cintura ahora, justo después de bajar la capucha de mi sudadera negra.

—Karin no está aquí aún, pero puedes pasar —me aparté hacia un lado y abrí más la puerta. —Estoy de salida. Ella debería estar de regreso en cualquier minuto. 

—¿A dónde vas? —preguntó, poniendo su brazo en el marco de la puerta y bloqueando mi ruta de salida. 

—Lo siento —doblé mis brazos sobre mi pecho—. No me llegó el memorándum. ¿Es repentinamente de tu incumbencia?

—Tal vez el memorándum se perdió en el correo. —Dio un paso adentro, forzándome a retroceder un paso, y Jesús, ni siquiera podía verlo a los los ojos porque estaba tan nervioso. Afortunadamente, mi cabeza estaba en el nivel de sus pectorales. —Porque, definitivamente eres mi asunto, Bebé Namikaze.- Mi corazón saltó en mí a mi garganta, haciéndolo imposible respirar, antes de que añadiera, —Y creo que ambos lo sabemos. Así que mejor que pretender que no te he estado vigilando.