Capítulo 12.

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-¿Bueno Garrita tienes hambre?- Le pregunté. Si, a un perro. Obviamente no me contestó. Solo me miraba y estaba ahí.

-¿Si?- Aún sin respuesta -Okey, te voy a dejar un poco de comida ahí y si tienes hambre solo te la comes-

Después de hacer lo que le dije me fui a mi cuarto para dormir. Por fin. Supongo que el perrito podría dormir en el sillón, o si tenía suerte y me seguía, tal vez hasta lo deje dormir conmigo. Pero al parecer no le gustaba nada de lo que yo hacía así que solo se quedó ahí parado y viéndome fijamente. Entonces lo tomé en brazos y lo traje conmigo, a todos los perritos les gusta que les den amor ¿o no?

Lo puse en mi cama para ver si tenía sueño o le gustaba mas ahí, pero siempre tenía la misma reacción. Y como a esta hora yo no estaba como para tratar de descifrar a un pequeño perro, me acosté y lo abracé. Como un peluche. Y caí rendida... 

A la mañana siguiente me levanté como cualquier otro día, normal, un poco contenta y todo bien hasta que me fijé en la hora. ¡Debía de estar en el trabajo hace media hora! Tomé todo lo que pude, me metí en mi uniforme y salí corriendo mientras agarraba mi cabello en una coleta alta, ni si quiera me fijé en si había cerrado la puerta, cosa que lamenté por el resto del día ya que me dejó con el pendiente. 

Cuando ya había llegado todo estaba perdido... No es cierto. Parece que el remplazo de Lucy ya estaba aquí. Así que solo entré y la saludé.

-¡Hola! Buenos días ¿Tu eres Alice? ¿La chica que trabaja aquí?- Me preguntó.

-Si, si soy yo. ¿Y tu eres...?-

-Jenna Aniston. Un gusto-

-Igualmente Jenna, y lamento mucho llegar tarde, lo que pasa es que me quedé dormida. espero no te haya llegado demasiado trabajo. ¿No sabes si ya llegó el doctor?-

-Amm, no ah llegado. Parece que todos se quedaron dormidos hoy-

-Menos mal, así no soy la única... Bueno fue un gusto conocerte pero debo ir a trabajar y tu tambien así que adios-

-Adios. Que tengas un muuuy buen día, y no te preocupes, cuando llegué chequé por ti- Me dijo

-Bueno, muchas gracias-

Me fui de ahí para poder trabajar, pero antes tuve que pasar a el cuarto de casilleros, el que se había convertido en mi parte menos favorita de todo el edificio. Cuando dejé mis cosas, intenté salir corriendo por la puerta, pero antes de que pudiera dar dos pasos se azotó por arte de magia y yo por inercia retrocedí.

-¿Sabes? Deberías de tener más cuidado con las personas a las que dejas entrar en tu vida-

-¿Te refieres a ti? Yo por mi dejaría de hablarte si quieres, no tenías que darme una indirecta-

-... No hablaba de mi, no podrás deshacerte de mi tan fácil-

-Tu fuiste el que dijo eso, no lo inventé. Pero hablando de inventos, últimamente había estado pensando en que tu podrías ser parte de la esquizofrenia que probablemente estoy desarrollando. Así que solo te ignoraré...-

-No lo harías-

-...-

-Oye ¿no hablabas en serio verdad?-

-...-

-Me comeré a tu perrito, me gustan las chuletas- 

-¡Oye! ¡Eres inhumano!-

-Te lo dije desde el primer día, solo que tu no me escuchaste-

-¡Aaaish!- grité frustrada -Solo... No te comas al perro ¿Ok? ¿Qué tal si tiene rabia? ¿No te puede dar algo? ¿No has pensado en todas las bacterias que tiene la carne de perro?- Le dije.

-Yo soy inmune a las bacterias, Duh- 

-¿Acaso te crees un Dios? Por que si es así te informo que eso se llama imaginación-

-A veces puedes ser muuuuuuuuuuy insoportable-

-¿A si? Pues vete, yo no te dije que vinieras en primer lugar-

-¿Tu no pierdes ninguna oportunidad en tratar de sacarme de tu vida?-




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