PODER EN LO PROFUNDO

Capítulo 6. Pacientes extraordinarios

Wow. Un año entero aquí sola, estoy segura de que será horrible y más con la antipática de Lucy que estoy segura en su vida pasada fue un huracán que por poco acaba con toda la raza humana. Cuando es su turno de limpiar deja todo "limpio" pero cuando me toca a mi saca toda su basura cochina del cajón y me hace limpiarlo todo hasta que casi deshago el mueble. En fin, hoy es sábado y puedo salir temprano si quiero, así que solo me toca ayudar a los pacientes, resulta que las personas en este pueblo son extremadamente lindas, bueno, al menos los que no son Lucy.

Había muchos ancianos en la clínica y sinceramente me encantaba escuchar sus historias de como era Derry en el pasado y aunque no todo siempre fue arcoíris y unicornios parecía que en estos últimos años todo había estado mejorando. Pero bien recuerdo y dudo que se me olvide el brillo en sus ojos cuando hablaban de sus seres queridos. El horario de visitas se había reducido drásticamente a 6 horas, de 9:00 de la mañana a 3:00 de la tarde. Esto se hizo por motivo de higiene y demás cosas sin importancia. Pero estas habían hecho que el ánimo en los pacientes se redujera también.

Muchos ya ni querían comer. Obviamente yo lograba persuadirlos pero seguían estando mal. Así que me atreví a llamar a mi gefe para solicitar aunque sea una hora mas de visita. y la conversación fue algo así.

—Hola buenos días...—

—Buenos días Quinn—

—¿Puede poner más tiempo en el horario de visita?—

—Depende de cuanto—

—2 horas—

—1 y media si quieres—

—Claro—

—Esta bien—

Y ahora me toca decirles.

—Buenos días Joyce, te traje tu desayuno— Le dije a la señora que no había querido comer por los últimos días por más que yo intentara.

—No quiero comer, tu sabes lo que quiero— Me contestó de mala gana.

—Vamos Joyce, es por tu bien. Además...— Hice una pausa mientras me acercaba a ella con la bandeja.

—¿Además...?— Dijo ella con curiosidad.

—Te tengo buenas noticias—

—¿A si? Bueno... depende de que tan sorprendente sea— Dijo ella.

—Esta bien. ¿Qué tal si hacemos un trato?— Le pregunté.

—¿Qué clase de trato?— Estaba interesada... eso es bueno.

—Mira, si te emocionas o reaccionas de alguna manera a la noticia que estoy a punto de contarte... comerás toda la comida que te de mientras estés aquí—

—Trato hecho, pero si yo gano, no volverás a insistirme en que coma, a menos que yo quiera—

—Esta bien... trato hecho—

—¿Y bien? Suéltalo— Dijo ella.

—¿Te acuerdas de ayer que te prometí que hablaría con mi jefe?— Ella asintió aun con una cara seria —Bueno, dijo que si. Les darán una hora y media mas de visitas— Terminé' de contar con una sonrisa, pues su rostro totalmente se había iluminado y tenía una gran sonrisa plasmada.

—¿Es enserio? Claro que comeré con esa súper noticia, ¿tienes idea desde cuando estamos tratando de que alarguen el horario? Muchas gracias de verdad, sin duda eres la mejor enfermera que haya visto en toda mi vida— Dijo ella.

—Me alaga, pero vine aquí a traerle su desayuno y las buenas noticias, así que tengo que irme, buen provecho— Le dije mientras dejaba la bandeja en su mesa y salía por la puerta.

Seguí así, cuarto por cuarto dándoles las buenas noticias. Muchos me abrazaron y dieron las gracias mientras yo les repetía que solo había hablado con mi jefe y no era gran cosa. Otros me habían prometido que cuando salieran me llevarían a comprar un helado y yo gustosa lo aceptaba, digo, es comida.

Cuando terminé de trabajar y era hora de salida de todos, me dirigí a la parte de atrás de la clínica para tomar mis cosas y ponerme una chaqueta ya que extrañamente ahora estaba congelado, pensé que era por la hora, ya que eran aproximadamente las nueve y yo seguía aquí, mi turno ya había terminado hace unas dos horas, pero Larry, un niño que se quedará aquí por unos días, no podía dormir y le leí un cuento y espere a que se durmiera.

Cuando estaba caminando por el pasillo para poder abrir la puerta del cuarto de casilleros un escalofrío me recorrió la espalda e hizo que me sacudiera