6. PRIMER DIA EN LA AGENCIA

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Mi primer día en aquel lugar empezó muy mal, llegue muy puntal como era mi costumbre al trabajo, el jefe ya se encontraba esperándome en la puerta, pues quería el mismo presentarme a mis ahora nuevos compañeros.

—Buenos días —salude aquel hombre.

—Buen día, ¿lograste descansar? —pregunta.

—Sí, los dos dormimos muy bien —conteste.

—Eso es bueno, por cierto, vi esto en la mañana y quise traértelo —pronuncio entregándome un pequeño corral— debes dejar al pequeño en un lugar cómodo mientras haces tu trabajo.

—Vaya es muy bonito —digo en forma de agradecimiento.

—Qué bueno que le gusto —dice en lo que vuelve a poner esa expresión seria— es hora de entrar, recuerda lo que te dije anoche —dio un leve suspiro y abrió la puerta entrando seguido por mí.

—Buenos di… —quedo a la mitad aquel saludo de Kunikida— ¿Qué haces aquí? —preguntó en lo que me miraba serio.

—A partir de hoy el trabajara con nosotros —anuncio el jefe— así que pido que lo traten como un compañero —pidió.

—¿jefe está seguro de eso? —preguntó el rubio— es un miembro de la mafia, el no debería estar aquí.

—Entiendo su preocupación, pero Chuuya ya no trabaja para ellos —explicó el mayor de todos— así que trátenlo bien —ordeno y se adentró a su respectiva oficina.

—¿Cuál será tu trabajo aquí? —pregunto Atsushi.

—Debo encargarme del aseo —contesto.

—¿Quién es el bebé? —volvió a cuestionar el albino en lo que señalaba a mi pequeño.

—Mi hijo —contesto con orgullo.

—Podrían ponerse a trabajar —dijo el rubio.

—Si señor —contesto— ¿podría decirme donde encuentro las cosas del aseo?

—Claro, están en aquel cuarto —señala el rubio— solo que no se si hay aún.

—No te preocupes, yo miro y si no hay voy a comprarlos —digo en lo que tomo camino aquel cuarto.

—Oye Nakahara —me llama Kunikida.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—Puedes dejar al niño en aquella esquina —dice a lo que yo sonrió levemente.

—Sí, gracias —digo.

—Ven te ayudo —propuso el albino en lo que tomaba la cunita que me había dado el jefe y me acompañaba a donde ubicaría a mi bebé.

—Gracias Atsushi —le agradezco.

Con la cuna ya acomodada, dejé a mi pequeño con cuidado, dándole un besito en su frente, me dispuse a realizar mi trabajo.

—Es muy lindo tu bebé ¿Cómo se llama? —pregunto Rampo.

Haru —conteste.

—El papá aun no llega, me pregunto qué dirá cuando los vea —murmuro aquel detective en lo que se adentraba a la oficina del jefe.

Me quede un poco extrañado ante sus palabras, lo último que supe de ese bastardo era que se había unido a la agencia, pero nunca confirme que tan cierto era. Aunque eso ya no importaba, yo tenía ahora una razón por la cual seguir con mi vida, y no dejare que ni siquiera ese bastardo arruine lo que eh conseguido.

La mañana transcurrió con normalidad, el aseo de aquella oficina fue más difícil de lo que creí, a parte del escritorio de Kunikida todos los demás eran un completo desastre, el medio día llego, me encontraba dándole la mamila a mi pequeño cuando aquel bastardo se apareció por la oficina junto con Tanizaki.

—Vaya, Atsushi se lució hoy con el aseo del lugar —pronuncio el pelirrojo.

—Ni lo digas, hasta la cafetera arreglo —comento Dazai— y mira hizo café —tomando un vaso sirvió un poco de aquella bebida— vaya sí que esta bueno.

—¿enserio? —pregunto el pelirrojo tomando un vaso sirvió un poco del café— tienes razón, esta delicioso.

—Atsushi, si sigues haciendo el café así de rico, me quedara más dinero para mis vendas y otras cosas —alago el castaño.

—No, yo no hice el café —contesto el albino.

—¿Entonces a quien debo agradecer mis nuevos ahorros? —pregunto Dazai.

—A nuestro nuevo ayudante —contesto el rubio— que es mucho más eficiente que cierta momia.

—¿Nuevo ayudante? —preguntó.

—Si —contesto señalando adonde me encontraba.

Su expresión cambio considerablemente, no supe si fue de sorpresa o de desprecio, pero su mirada fue tan fría y oscura que llego alterar la cantidad de sentimientos que sentía a un por él.

—¿Esto es una broma? —pregunto sin apartar su mirada de mí.

—No, el mismo jefe lo trajo —respondió el albino.

—¿Qué haces? —me pregunto en cierto tono molesto— ¿Mori te envió?

—Solo trabajo —contesto lo mejor que puedo— y no, Mori no envió.

—No te creo —pronunció.

—No me importa si me crees o no —digo en lo que dejo a mi pequeño de nuevo en la cuna.

—Eres tan insoportable que la mamá del bebe te dejo o en definitiva se dio cuenta de lo feo que eres —dijo con cierto tono cruel.

No dije nada ante esas palabras, solo apreté los puños y me dirigí a organizar la oficina del jefe, el último lugar que me faltaba. Al terminar mi deber allí y dejar todo en su sitio, iba air por mi pequeño para irnos de una buena vez a casa, pero para mí desgracia, aquel imbécil había hecho un desastre en la oficina, dejándola incluso peor de lo que estaba en la mañana,

—Perdón, se me cayeron esas cosas —dijo— las alzaría, pero ese es el trabajo de la sirvienta, es decir, el tuyo —sonriendo con algo de malicia salió de la oficina.

—No te preocupes yo te ayudare —dijo el albino.

—Atsushi vamos —le llamo Dazai— déjalo que haga su trabajo, para eso le pagan.

—Lo siento —se disculpó el menor y salió tras Dazai.

Respire profundo para así calmar las ganas que tenia de matar aquel bastardo, levante uno a uno los papeles que se encontraban en el suelo, dejándolos bien organizados en el escritorio de Kunikida, volví y asee todo el lugar, para cuando termine ya era más de las nueve de la noche, Dazai había conseguido ensuciar absolutamente todo.

Con la oficina ya totalmente organizada tomé a mi pequeño el cual se encontraba dormidito y salí en dirección a la casa, estaba agotado, pero aun no podía descansar debía lavar la ropa de mi pequeño, bañarlo y limpiar este lugar.

Dando un suspiro me puse manos a la obra, primero bañe y le di de comer a mi bebé, dejándolo bien arropado en la cama, me dedique hacer los demás pendientes, cuando por fin termine, me acosté al lado de mi bebé, mi estómago dolía un poco, pues no había comido nada durante todo el día, ignore aquello, no importaba si yo no comía, lo importante era que mi hermoso Haru tenía un techo donde vivir y su comida, estando el bien, nada más me importa.

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Una Nueva Vida, Vivir Solo Para Ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora