Capitulo 10

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Me desperté de un profundísimo sueño, fue como si finalmente tocará el suelo tras caer de un agujero sin fondo.

Conocía ese lugar.

¿Mi habitación?

Estaba en mi habitación del palacio.

En la cama. No olía a sangre, ni tampoco sentía el típico olor a flores. Era el olor a químico de un hospital esterilizado.

Comence a recordar vagamente lo que había ocurrido. Me enfrenté a Alicia, me hirió y me desmayé.

¿Qué paso tras ello? ¿Y Alicia? ¿Están todos a salvo?

Las cortinas estaban echadas alrededor de mi cama, manteniendo la oscuridad.

Recordaba haberme despertado algunas veces, con poca gente a mi alrededor. Quería preguntarles que había pasado pero no podía hablar. Hablaban pero no podía distinguir nada en particular.
Quentin me miraba con pena, Henry apretaba los dientes, Seófiras evitaba mirarme. Los recuerdos iban y venían.
Entonces sentí como las manos de otro hombre rodeaban las mías.

Conocía esas manos.

Cuando estaba completamente sola, encerrada en la torre, no conocía el calor de la familia. Era mi deber permanecer en mi habitación secreto desde el alba hasta el ocaso.

- Yo también quiero ir de la mano - pedí el día en que vi a mi hermana de la mano de mis padres. Me contaron que eran mi familia desde entonces fantaseaba con ellos desde mi ventana. Ese día deje de conformarme con solo ver.

La persona que me traía la comida y me cambiaba la ropa nunca me tocaba, probablemente nadie le dijo quien era yo en realidad.

- ¿Y que tal esto? - era el único que me escuchaba todos los días, me tomo de la mano y camino por la habitación.
Me queje de que quería pasear por los jardines del palacio pero continuo caminando conmigo hasta que me calme.

Conocía esas manos.

Las únicas que me daban palmaditas en la cabeza. Las únicas que me acariciaban la cabeza como recompensa por aprender a leer un libro o a hacer un dibujo, deseaba esas manos todos los días.

Amaba esas manos.

Las manos se alejaban, las perseguí con las pocas fuerza que me quedaban.

- No te vayas por favor.

- No voy a ninguna parte.

Las voz de mis recuerdos se oyó con claridad, pude oir la voz juguetona de Chesire.

- Lo sabia - murmure.

- ¿El qué sabias? - dijo Chesire sosteniéndome la mano como para calentarla.

- Sabia que estarías aquí por mi - me dirigió una sonrisa sincera, sin rastro de picardía.

Se giró hacia la luz junto a mi cama, al fin pude ver su rostro bajo la suave luz. Estaba igual que siempre solo que algo cansado.

La habitación estaba en completo silencio, no había nadie fuera. De ser un día normal la habitación estaría llena de sirvientas, no podía ver ninguna luz tras las cortinas.

- ¿Es de noche?

- ¿Si? ¿Quieres algo de agua?

- Si... ¿Así que he dormido hasta la noche?

- No has despertado en mas de un día - el dolor de mi cuerpo haba desaparecido, había dormido durante mucho tiempo para curarme. Chesire me entrego un vaso de agua y volvió a sentarse en la silla, quizá él también había estado aquí mucho tiempo - No te has despertado en todo un día y ahora es la noche del segundo día.

- ¿Tan serio era?

- Si, eres una chica con suerte - Chesire sonrió pero no le salio esa sonrisa juguetona que siempre tenía. Las cortinas bloqueaban gran parte de la luz. La oscuridad hacia parecer que estaba a punto de llorar, no podía ser, Chesire no podía estar llorando - Gracias a dios - dijo y enterró su rostro en mi sábanas - Estabas peor que la verdadera reina cuando la atacaron.

Sentí un escalofrío, alguien trató de asesinar a mi hermana y yo estuve a punto de morir, el peso de la verdad era demasiado grande.

- Después de todo aquello te desmayaste y el duque te llevó a tu cuarto, te administraron cuidados de emergencia, todos te llamaron pero no te despertaste.

Quentin, Henry, Seófiras... así que de verdad los vi. El rostro de Chesire estaba enterrado en mis sábanas murmurando estas palabras.

- Después de que no te despertarás durante un día entero, les dije a todos que te dejaran descansar tranquila pero no pude dejarte sola - Chesire se quedo en silencio, no sabia que estuviera tan preocupado por mi.
¿Estuvo dándome la mano todo el tiempo?

- Gracias por quedarte a mi lado.

- ¡No me lo agradezcas! - su agotada voz me sorprendió, negó con la cabeza aun enterrada en mis sábanas - Fui yo quien te obligó a hacer esto y... te hiciste daño.

- Pero teníamos que hacerlo para derrotar a Alicia, ¿verdad?.

- Si pero aun así no me lo puedo perdonar. Cuando te vi ahí tumbada sobre un charco de sangre, pensé que se me paraba el corazón - la voz de Cheshire era muy baja, no podía verle la cara, quizá realmente estaba llorando - Supongo que ya lo sabes pero he vivido muchos mas años, no, diez veces más que tú.

- Lo se.

- Eso significa que he visto morir a toda la gente cercana a mi - vivir mucho tiempo significaba que tendría que ver morir a todo el mundo sin importar lo cercano que fuera con otra persona, moriría primero. Cheshire siempre se quedo solo, nunca lo había pensado hasta ahora - Pensé que ya me había acostumbrado pero cuando pensé que me dejarías atrás como todos los demás, pensé por primera vez que quería desaparecer contigo.

- Chesire.

- Te he estado cuidando desde que eras pequeña y ahora eres toda una adulta, no sabia que te habías convertido en una persona tan importante para mi - sus amables palabras me llegaron al corazón.

- No te dejare - dije.

- ¿Lo has olvidado? Dijiste que querías volver a casa - Chesire finalmente sonrió con sarcasmo, ese era el Cheshire que conocía - Bueno ahora que ya estas despierta - dijo mientras se estiraba - Supongo que debería volver a mi cuarto.

- ¿Eh?

- Tengo que encargarme del destrozo que ha hecho Alicia y reservar mis fuerzas para mañana.

- ¿Vas a dejarme sola? - me sentí decepcionada porque pensaba que se quedaría a mi lado. Él se encogió de hombros.

- ¿Esperabas que me quedara aquí sentado otra noche? Esperas demasiado de mi o... - Cheshire sonrió juguetonamente - Podrías dejarme a dormir aquí como antes - sonreía pero su mirada era seria y apasionada, le mire a los ojos.

Nos miramos a los ojos y quizás él me leyó la mente, pareció sorprendido por un instante.

- No voy a convertirme en gato como la ultima vez - murmuró Cheshire con una voz suave y ronca que nunca antes había oído, asentí levemente.

- Mmm - oí el sonido de un pequeño beso, me acaricio el pelo cariñosamente.

- ¿También tengo que enseñarte eso? Cierra los ojos cuando vayas a dar un beso - me beso con ternura una y otra vez, cada vez que sus labios tocaban los mios sentía latir mi corazón dulcemente.

- Te quiero, te quiero mucho - me acarició el pelo después paso a mis mejillas por ultimo a mi cuello, su abrazo era tan calido que quemaba, caímos con delicadeza sore la cama sin dejar de abrazarnos.

- Cheshire - su mano se deslizó dentro de mi ropa, esas manos que pasaban las paginas de los libros se sentían más robustas y masculinas.

- Otra vez no - Cheshire se rió dulcemente - Cierra los ojos - su suave risa rozó mi cuello y tras ello presionó sus labios contra él, jadeé y acaricié su cabello azul.

Continuará...

Alicia Inversa: La reina de las maravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora