Tras la ceremonia de coronación me las apañe para escabullirme y volver a mi cuarto.
No aguanto mas...
El banquete en el Palacio aun no había terminado.
A Quentin no le hizo gracia que la persona principal se retirara, pero me disculpé diciendo que no me encontraba bien.
- Aah de hecho me encuentro mal - no podía respirar bien por culpa del ceñido vestido. Quería quitármelo sola pero no pude, no sabia como estaba atado por detrás.
Tal vez debería preguntarle a ese tal Seófiras. Forcejee para sentarme en el sofá donde había estaba tumbada con los ojos cerrados y justo entonces una mano se colocó suavemente en mi frente.
- Su Majestad - di un brinco de la sorpresa, ahí estaba ese hombre Quentin.
- Dios... p-por qué...
- Tienes algo de fiebre iré a llamar al doctor inmediatamente.
- No, estoy bien, por cierto, ¿qué haces aquí? - ¿se habrá equivocado de habitación?. Quentin abrió la boca pero parecía que le era difícil hablar.
- Estamos comprometidos, nos casaremos cuando llegue el momento. Me han aconsejado tener un heredero antes, así que debería acostarme contigo desde hoy.
- ¡¿Qué?! ¡¿Casarnos?! ¡¿H-heredero?! - me eché hacía atrás repentinamente en el sofá.
- No te preocupes, dormiré en la habitación contigua.
- Uh.
- No es mi deseo, solo es lo que espera el consejo.
- Oh ya veo - Quentin sonó como si nada hubiera pasado y se distanció de mi.
- Llamaré al doctor de todas formas.
- No, espera por favor - es este vestido apretado, me sentiré culpable por despertar al doctor a estas horas - Estoy bien, um quiero decir - oh dios es vergonzoso decirlo. Pero si no se lo cuento, quién sabe cuando podre quitarme esto - Es solo que me aprieta el vestido y se me hace difícil respirar.
- ¿El vestido? - parpadeo sorprendido, se quedo en silencio dubitativo antes de agacaharse a mi lado - De acuerdo, girate por favor.
- Uh... v-vale - ¿quiere decir que me lo va a desatar? Le di la espalda con nerviosismo. Sin dudarlo sus dedos rozaron suavemente mi espalda, sentí la cara muy caliente por la vergüenza sabia que para entonces estaría como un tomate - ¿Um, ya está?
- Casi, lo siento, esto no se me da muy bien.
- No te preocupes, me sentiría culpable si se rasgará, así que me gustaría que lo manejarás con cuidado - baje la vista, tratando se ocultar la vergüenza.
Unos instantes después me sentí finalmente aliviada al poder respirar con facilidad.
- Gracias, me encuentro mucho mejor.
- Su Majestad - los brazos de Quentin rodearon mi cuerpo como si me abrazara.
Mi cuerpo se estremeció al repentino calor de otro cuerpo.
- E-eer.
- ¿Puedo quedarme así un momento?
- Pero...
- Su Majestad - sentí su aliento en mi oído, su susurro sonaba desesperado como si persiguiera a una amante.
Oh dios.
- No soy... una reina - me aparte para liberarme de él, Quentin apartó los brazos rápidamente y dio un paso atrás.
- ¿Aun sigues con eso?
- Es que es la verdad.
- Si es así, será mejor que admitas que estas tan poco satisfecha con que estemos prometidos, que desearías abandonar tu puesto como reina - los dedos de Quentin volvieron a rozar mi espalda - Es muy mal gusto de tu parte eso de tentarme así.
- ¡No te estoy tentando!
- Entonces no finjas que te entregas a mi - Quentin se levanto, puso una jarra sobre la mesa enfrente de mi - Si me dijeras que no debemos pensar en ello y simplemente mantenernos en un matrimonio sin amor, te obedecería pero no puedo mantener una relación sin corazón.
- ¡N-ni yo tampoco! Aunque sinceramente el vestido apretaba demasiado.
- Entonces podrías haber llamado a una doncella.
- Yo... - sabes que eso no se me habría ocurrido de ninguna manera, nunca he tenido una doncella.
- Puede que su Majestad no lo supiera después de haber estado encerrada en la torre durante tanto tiempo - Quentin suspiro y se encogió de hombros - Pero mi familia, la casa del duque de la tierra de los corazones, es una línea de sangre muy cercana a la familia real. De no ser por ti habría sido rey, por eso algunos piensan que te interpones. No me importa si no te gusto, ni si no te gusta los asuntos del estado, puedes ver a otro hombre si así lo deseas.
- ¡¡Oo-otro hombre!!.
- Mantener a los amantes después del casamiento no es tan raro - Quentin acaricio mi mejilla como si tratara de calmarme y dio un paso atrás - Pero no niegues que soy tu marido o perderás la vida.
- ¡Pero eso!... Entiendo la situación, ¿pero puedo preguntar que es lo que piensas tú? - Quentin abrió un poco los ojos sorprendido - ¿Está bien si te casas con alguien que no amas? - Quentin se quedo un rato en silencio tras mi pregunta.
Y entonces se las apaño para murmurar unas palabras.
- Si es por mi puedo protegerte, eso es todo lo que importa.
Continuará...
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Alicia Inversa: La reina de las maravillas
FantasyLlegue a Inglaterra. Mi compañera y yo disfrutamos de la ciudad, un par de eventos inesperados me llevaron a un mundo desconocido. El mundo en el que estoy parecer ser el de Alicia en el Pais de las Maravillas. Los habitantes de este mundo afirman q...