Capítulo 4

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Camila comía en silencio al igual que Lauren quien de vez en cuando veía su teléfono, a diferencia de la chica de ojos esmeralda, Camila se sentía algo incómoda en el silencio y la verdad, es que no sabía que decirle a la chica. Se sentía algo apenada luego de lo torpe que había sido con ella, pero es que estaba sorprendida al descubrir que ella en serio era una mujer, no sólo era parte de un papel en su trabajo.

—Camila. —La latina le miró sorprendida al saber que ella recordaba su nombre. —Ese es tu nombre, ¿No? —Ella asintió. —Bien, estupendo pensé que lo había olvidado por un momento. —Camila evitó reír al notar que probablemente esos minutos que se quedó mirando fijamente su desayuno estaba tratando de recordar su nombre.

—Tu departamento es lindo.

—Gracias, supongo que vale todo el dinero que hay en el. —Camila le asintió.

—Pensé que anoche no trabajabas, o eso dijo la chica que estaba conmigo anoche.

—No lo hago, ¿Tú me buscabas ayer? —Lauren le preguntó con una pequeña sonrisa.

—Me gusta el show.

—Los de Aquaria son estupendos.

—Me gusta tú show. —Camila dijo bajando la mirada. —¿Te gusta?

—¿Qué cosa?

—Tu trabajo.

—Oh, pues si. Digo, me gusta mucho y me sirve para pagar todo esto, pero en realidad estudio diseño de vestuario así que probablemente tendré que encontrar el equilibrio entre ambos, no será muy díficil la verdad. —Lauren se encogió de hombros. —¿Y tú qué haces por tu vida?

—Estudio periodismo en NYU. —Camila le comentó. —Solo me quedan dos años para terminar.

—Seguramente la televisión peleará por tener tu rostro en las pantallas.

—¿Por qué lo dices?

—Porque eres linda. —Lauren le sonrió haciendo sonrojar a Camila.

—Yo... lavaré todos los platos. —Camila rápidamente tomó las cosas de la mesa y se fue a la cocina para empezar a lavar los platos que habían utilizado. Cuando tomó la esponja se detuvo un momento para pensar que hacía en ese lugar y por qué aún no se iba. Lauren era una completa extraña, pero ella seguía ahí.

Lauren miró por la ventana del balcón y soltó un suspiro con una pequeña sonrisa en su cara, se sentía algo afortunada de haber podido ayudar a Camila y haber podido tomar su desayuno junto a alguien, a veces se sentía algo sola viviendo lejos de sus padres, considerando que venía de una gran y numerosa familia.

—Uhm, Camila. —Lauren se asomó por la puerta llamando la atención de la latina que se secaba las manos. —Te iré a dejar a casa, debo ir a ensayar.

—Oh, sí claro. Lauren, puedo irme sola. Gracias por todo, sería demasiado si me llevas a casa. —Camila pasó por su lado para ir por sus cosas, pero Lauren tomó su brazo con suavidad.

—Está bien, Camila. Puedo llevarte a casa y después ir al trabajo, ¿Bien? —Camila asintió. —Ve por tus cosas.

Camila se sorprendió al ver el lujoso auto de Lauren y empezaba a preguntarse cuánto en realidad ganaba la mujer que iba conduciendo, tenía un gran apartamento y un gran auto, probablemente también tenía un gran corazón, pero esto le hacía pensar que quizás también debería trabajar en los Lauren para ganar un poco más de dinero.

—Es ahí. —Camila le señaló y Lauren no tardó en hacerse a un lado para estacionar su auto. —Muchas gracias por ayudarme, Lauren.

—Por nada, Camila. —Lauren le sonrió levemente. —Ve a verme un día, ya sabes donde vivo. —Camila asintió y se acercó a besar la mejilla de la mujer de ojos esmeralda sorprendiéndole un poco.

The Bio-QueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora