—Luna: ¿Por qué no querías que me encontrara con Merche? Era obvio que eso pasaría alguna vez.Ámbar suspira.
—Ámbar: Cuando estábamos juntas sufría unos celos enfermizos. Me celaba con cualquier persona que no forme parte de mi familia y lo amenazaba.
—Luna: A lo mejor solo estaba tratando de proteger a la mujer que amaba.
Ámbar sonríe con suficiencia. En realidad la habría gustado que fuera así.
—Ámbar: No es así, hasta me celaba con las pacientes. Recuerdo que una vez amenazó a Hannah con un cuchillo y...
La voz de Ámbar se va apagando.
—Luna: ...¿qué pasa?
—Ámbar: He estado pensando ¿y si fue Merche quien escribió el mensaje O pidió a siguien que lo hiciera?
—Luna: Yo pensé que sería Daniel. La última vez que nos vimos fue horrible y me amenazó con vengarse. Además, Merche no sabe que estoy embarazada ¿no?
Ámbar asiente. Esa simple razón debía hacerla descartar a Merche entre los dos sorpechosos, pero algo dentro de ella no terminaba de convencerla. Una parte de ella se había quedado con que Merche podía hacer cualquier cosa para alejarla de Luna.
—Ámbar: No.
—Luna: Además ¿por qué razón querría amenazarme si ya no siente nada por ti?
Ámbar no responde a eso.
—Ámbar: Luna, escucha, Merche sea como sea es peligrosa, quiere que te mantengas lo más alejada que puedas. ¿De acuerdo?
—Luna: De acuerdo.
Ámbar la abraza y Luna apoya la cabeza en su pecho.
—Ámbar: Ahora dime ¿qué soñaste?
—Luna: Fue algo horrible. Soñé que una persona con una máscara me tenía secuestrada, quería obligarme abortar. Pero tú llegaste y le propusiste que me soltara a cambio de quedarte tú. Él aceptó. Me negaba a dejarte mientras tú intentabas alejarme y justo en ése momento el hombre te disparó.
Ámbar la besa el pelo.
—Ámbar: Nadie te hará daño nunca, ni a ti ni al bebé.
Al día siguiente; Ámbar ya se encuentra en la sala donde duerme Merche, revisando los últimos detalles y lo que ha avanzado su tratamiento a lo largo de la mañana. Estaba pensando en concederle el alta sino todo seguía como hasta entonces.
—Merche: ¿Tu novia está bien?.—Ámbar la mira por encima de la carpeta, pero no responde y sigue haciendo su trabajo en silencio—. Parece muy buena persona pero no parece mucho tu tipo. ¿Sabes? Ella nunca va amarte como yo, de eso puedes estar segura.
Ámbar se acerca a Merche y acerca su cabeza a la de Merche, tanto que la una podía percibir el aliento de la otra. Los ojos azules se mostraban fríos y rebeldes sobre los ojos marrones.
—Ámbar: Escuchame bien, si me entero que estás maquinando algo para lastimar a Luna, te haré desaparecer, eso te lo aseguro
Ámbar se aleja de ella, deja la carpeta en su lugar y camina hacia la puerta para salir de la sala, pero Merche la interrumpe:
—Merche: ¿Se lo has contado?.—Ámbar voltea a mirarla—. Es verdad, fui lo peor al dejarte cuando me necesitabas ¿pero le has contado que padeces de un tumor y que es por eso te dejé? Estoy segura que ella no permanecería a tu lado en cuanto lo sepa.
—Ámbar: Escuchame bien, mantente alejada de mí y de Luna o te vas arrepentir; no sé cómo rayos optuviste la información, pero no juegues conmigo.
Ámbar sale de la habitación y empieza a caminar tratando de contenerse. Ella no era así, no trataba así a las personas, pero el solo hecho de oír a Merche hablar de Luna la había hecho hervir la sangre. El solo hecho de pensar que Merche podía lastimar a Luna la asustaba mucho.
Nuevamente el cansacio la estaba dominando como hace varios días. Pasa por el escritorio de Hannah sin siquiera saludar, lo que sorprende a su amiga. Cuando Ámbar entra en su escritorio estaba sonando su celular, ella mira la pantalla, era Luna. Ámbar cuelga y se lleva las manos al rostro mientras tiene los codos sobre la mesa.
Después de todo Merche tenía razón. Piensa Ámbar. Ella no había sido del todo sincera con Luna ni con nadie a su al rededor. Merche había visto los resultados de sus exámenes por casualidad y la abandonó al día siguiente a través de una carta. Como médico profesional estaba consciente de que el no tratarse era malo, pero no sentía que había una razón para meterse en una operación con probalidades de salir tan muerta como viva. El teléfono vuelve a sonar, y no atiende, ni cuelga, simplemente o deja sonar.
—Hannah: ¿Va todo bien?
Ámbar no aparta las manos del rostro, pero responde a su amiga con un:
—Ámbar: Sí, todo en orden, solo quiero estar sola.
Hannah mira sobre la mesa y ve que Luna está llamando.
—Hannah: ¿No la vas atender?
Ámbar se levanta de la silla, se quita la bata, lo cuelga en su lugar. Se cambia los zapatos y sale del consultorio con sus pertenencias. Hannah tras buscar el numero de Luna en la agenda que Ámbar tiene guardado en el cajon de su escritorio, sale y se va a su escritorio, se sienta y marca al número de Luna, quien la atiende de inmediato.
—Luna: Hola Hannah ¿pasó algo? Estoy llamado a Ámbar y no me atiende.
—Hannah: Está muy extraña, dijo que necesitaba estar sola. ¿Han discutido o algo?
—Luna: Claro que no. ¿Sabes dónde podría encontrarla?
Hannah parece pensar en lugar en donde podría estar Ámbar.
—Hannah: Debe estar en la playa, siempre va ahí cuando quiere estar sola o está estresada.
—Luna: Gracias.
Hannah asiente como si Luna pudiera verla y cuelga el auricular.
***
Luna se sienta sobre la roca al lado de Ámbar, quien estaba mirando las aguas del mar. Su pelo rubio tornada casi color oro y sus ojos azules sobresalían más de lo normal. Luna permanece en silencio unos segundos tanto como Ámbar.
—Luna: Me preocupé.
—Ámbar: No tenías que hacerle caso a Hannah, ella siempre exagera.—dice con la mirada en el mismo lugar.
Luna la mira, pero Ámbar sigue mirando hacia en frente. Luna la toma por el mentón y voltea lentamente su cabeza para que Ámbar pudiera verla a los ojos.
—Luna: ¿He hecho algo mal? Si ya te estresé te juro que me iré enseguida, pero no puedo evitar sentirme culpable por lo que sea que te esté pasando.
—Ámbar: Luna, tú nunca me estresarías. De hecho, creo que cuando estas conmigo me olvido de todo lo que puede lastimarme.
Luna pone su mano sobre la de Ámbar.
—Luna: ¿Quieres hablar?
Ámbar niega.
—Ámbar: Solo quiero que me abraces.
Luna rodea a Ámbar con los brazos y la besa el pelo. Ámbar cierra los ojos y se deja amar. Simplemente se deja amar.
ESTÁS LEYENDO
ᴇɴsᴇñᴀᴍᴇ ᴀᴍᴀʀᴛᴇ
RomanceÁmbar Smith es una famosa y prestigiosa cirujana de veintiocho años, atenta con sus pacientes y siempre ayudando a quien lo necesita. Pese a tenerlo todo, lujos y demás, siente que le falta algo, alguien a quien amar, alguien con quien compartir su...