~Capítulo 12~

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Han pasado tres días. Ámbar y Luna han vuelto a Buenos Aires para los preparativos de la boda.

—Hannah: Ámbar sigo creyendo que no es justo que le ocultes a Luna sobre tu enfermedad.—la voz de Hannah llena el consultorio, ambas ignorando la presencia de Luna, quien se queda petrificada al escuchar esas palabras.

—Ámbar: Ya te dije que no quiero hablar de eso y...—su voz se pierde al ver a Luna en la puerta, mirándolas con ojos abiertos como platos.

Ámbar deja salir un suspiro.

—Luna: Ámbar...¿estás enferma?

—Hannah: Las dejaré solas.—y se dirige a Ámbar —. Ella merece la verdad.

Se va Hannah. Las lágrimas ya estaban asomándose por las mejillas de Luna. No era lo que se esperaba al entrar por la puerta del consultorio de su futura esposa. De la mujer que amaba con todo su corazón.

—Ámbar: Olvida lo que has escuchado, Hannah siempre tiende a exagerar las cosas.

Luna se limpia las lágrimas con el dorso de la mano.

—Luna: No puedo creer que después de todo me ocultes algo así.

—Ámbar: Tú me ocultaste que estabas embarazada y traté de comprenderte. ¿Qué diferencia hay?

Ámbar sentía que el dolor de cabeza que sufría últimamente esta vez le daba con más intensidad. Trata de mantener la compostura mientras se lleva una mano a la frente disimulando rascársela.

—Luna: Ámbar, no puedes compararlo. En aquel entonces a penas te conocía, pero ahora estamos a punto de casarnos.

—Ámbar: Basta, no quiero seguir con esta conversación. No quiero seguir hablando, estoy agotada.

Luna se acerca a la mesa, se quita el anillo del dedo y lo deja encima.

—Luna: Cuando quieras hablar y desees que esto funcione, sabes dónde encontrarme.

Luna da media vuelta, sale de la oficina. Hannah intentando decir algo, pero Luna podía suponer lo que iba a decir, así que la interrumpe levantando la mano. Luna sale del edificio y va a subir en su auto. Llora con la frente presionando el volante.

Ámbar no había llamado. Luna había esperado hasta muy tarde, sentada junto al móvil y no había recibido ninguna llamada, ni siquiera un mensaje.

Son poco más de las nueve cuando suena su teléfono, con rapidez atiende a la llamada albergando la esperanza de que se trate de Ámbar, pero para su sorpresa era Víctor, el padre de Ámbar, quien la invitaba a la villa. Luna no estaba muy segura de lo que ése hombre iba a querer decirla, ya que no encontraba que ambos tenían mucho en común, pero aun así se alistó y condujo hasta la villa.

—Víctor: Hannah me ha dicho que Ámbar y tú han peleado.

Luna no sabía si dar las gracias a Hannah o simplemente molestarse por divulgar su vida privada a su suegro. Bueno, si es que aún podía llamarlo así, ya que Ámbar no le había dado razones para seguir haciéndolo.

Entran en la sala y se sientan.

—Luna: Este tema es un poco difícil de hablar, señor Smith.

—Víctor: Ámbar sufrió mucho con la muerte de su madre, atravesó una gran crisis. Luchamos todo lo que pudimos para que se levantara, pero después de dos años, murió su abuela por parte de madre. Ámbar tuvo pesadillas, paranoia, sufría día y noche. Pensé que llevarla a los Estados Unidos sería una mejor opción.

Luna podía notar el dolor en Víctor mientras ése contaba la historia.

—Victor: Pensé que lo que Ámbar necesita era una madre, tuve una mujer antes de conocer a Marien, pero ésa mujer maltrataba a mi hija a mis espaldas, la decía cosas desagradables, la recordaba constantemente que su madre no volvería y la decía que la mandaría a un internado a Suiza. Ámbar no decía nada. Simplemente dejó de hablar con en mundo y se encerró en su propio dolor y soledad. Mi hija no podía contarme lo que la pasaba por miedo a que no fuera a creerla. Puedes imaginarte lo difícil que pudo resultar para ella callar tanto dolor.

—Luna: Lo...lo siento, no lo sabía.

Víctor sonríe sin muchas ganas.

—Víctor: Ámbar es como su madre. No sabes sino te cuenta, y no cuenta sino quiere.

—Luna: ¿Usted sabe de su enfermedad?

Él asiente.

—Víctor: Cuando Merche descubrió que Ámbar padecía de una enfermedad mortal, simplemente decidió acabar lo que había empezado, y Ámbar pensó que ya no había razón para luchar. El tumor de Ámbar ha surgido a causa de todo lo que había pasado durante su adolescencia y más. Posiblemente no halle una explicación lógica, pero es lo que ocurre. No obstante ella se sometió a un tratamiento por tí, no quería que te enteres, al menos no antes de la boda.

—Luna: Pienso que debió hablar conmigo, pero sólo decidió echarme de su vida.

—Víctor: Comprendo lo que puedes sentir, pero cuando te han abandonado antes en un momento muy difícil, cuesta confiar. Ámbar no quiere perderte, solo que te has enterado en el momento equivocado y no supo cómo reaccionar, seguramente quiso alejarte antes de que lo hagas.—Victor suspira y toma las manos de Luna—. Sé que eres una buena chica y amas a Ámbar, pero trata de comprenderla, al menos intentalo.

Luna asiente.

—Luna: Claro que lo comprendo y...—las lágrimas bajan por las mejillas de Luna—. No pienso dejarla sola, nunca lo estará.

Víctor abraza a Luna sumamente agradecido.

Después de conducir una larga trayectoria, Luna finalmente llega a su destino, solo unas cuadras más y entraría a la mansión, pero no se da cuenta de que el semáforo está en rojo. De pronto, pisa el freno y los chirridos de las ruedas de su auto sobresalen mientras va a chocar con un árbol tratando de esquivar el deportivo blanco que venía en la otra dirección.

La frente de Luna se golpea contra el volante, hiriéndole. El deportivo estaciona a un lado y de ahí baja un hombre, corre hacia el encuentro de Luna y abre la puerta.

—Tristán: Señorita, señorita ¿puede oírme?

Luna hace un esfuerzo por abrir los ojos, lucha por abrirlos, pero no puede, simplemente deja de ver y de oír.

El chico intenta despertarla varias veces, pero sus esfuerzos resultan ser en vano. Tomando el celular de Luna y sacándola del auto hacia el suyo la lleva al hospital.

Ámbar camina hacia su consultorio con las manos en los bolsillos de su bata. Acaba de salir de una operación no muy complicada, pero siempre trata de llevarlo con el más cuidado posible.

—Hannah: Ámbar...

—Ámbar: ...no quiero escuchar ninguna sola palabra más, Hannah, es suficiente.

—Hannah: Se trata de Luna.

Ámbar se detiene y mira a Hannah con preocupación.

—Ámbar: ¿Qué le pasa a Luna?

—Hannah: Me dijeron en recepción que la trajeron desmayada y herida.

—Ámbar: Maldita sea ¿por qué rayos nadie me ha avisado antes?.—dice furiosa.

Pide que le manden la información sobre la sala donde se encuentra Luna, y sin problema alguno se lo dan. Ámbar va directo al lugar, donde encuentra a Luna sentada en la camilla con una tirita en la frente.

—Ámbar: Luna, mi amor ¿qué te pasó?.—dice preocupada tocando la cara de Luna—. Lamento mucho haberme portado de ésa forma. He sido una idiota.

—Luna: La culpa es mía, debí darte tiempo y no presionarte.

—Ámbar: No digas tonterías, soy yo la que se ha portado pésimo, te dije cosas que ni siquiera tenían sentido.—besa los labios de a Luna—. No sé qué habría hecho sin ti. En verdad lo siento mucho, cielo. Nunca me perdonaré por eso.

Luna acaricia él rostro de Ámbar suavemente y la da un despreocupado beso lleno de amor.

—Luna: No eres culpable de nada ¿si? Y te prometo que no estarás sola.—Luna toma una de las manos de Ámbar y la pone sobre su vientre—. Combatiremos ésa enfermedad juntos, no te dejaremos sola.

Se vuelven a besar.














Pd: Te reto a escribir ✍🏽 lo que piensas de mi novela. 📖



ᴇɴsᴇñᴀᴍᴇ ᴀᴍᴀʀᴛᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora