29.

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Aitana.

—Lo siento mucho Carla. —le dije y ella asintió abrazándome con más fuerzas mientras lloraba, angustiada y desconsolada por saber que su hijo no estaba pudiendo ganar la batalla, y el tratamiento fue un intento fallido de ello. El médico dijo que no podían extirpar el tumor que tenía en el hígado porque era peligroso abrir y que no hubiera vuelto atrás, por eso era preferible seguir con el tratamiento de quimio, sin embargo Emiliano estaba muy débil para afrontarlo y tuvieron que internarlo para ayudar a que se recupera de la anemia en la que había caído.

Yo no supe qué hacer cuando ella me llamó pidiéndome ayuda, necesitaba que estuviera porque su familia no era suficiente y a pesar de comprometerme, como Santi no respondía mis mensajes y mis llamados no entraban, decidí prestarle mi hombro y apoyarla sin saber en qué poder ayudar concretamente. Se me estaba volviendo complicado porque no quería seguir sin contarle a mi novio, pensé que la visita al médico iba a ser para que le dijera que había vencido al cáncer, pero no fue así y me sentía mal por él, por su familia y principalmente porque yo no podía más, quería salir de su vida y no volver a saber nada más que estaba bien y continuar con la mía libre de mentiras y piedras en el camino innecesarias.

—No quería creerlo, pero estaba tan mal... era evidente.

—Hay que tener fe Carla, y mucha fuerza, ustedes pueden, va a salir de todo esto.

—Ay nena, cada vez la realidad me choca más, ojalá... pero no sé. —dijo secándose las lágrimas para mirarme. — ¿Querés verlo? Está dormido pero le va a hacer bien escucharte.

—Prefiero que descanse, sé que está cansado y yo me tengo que ir...

—Pero llegaste recién...

—Sí pero pasé a saludar, de verdad quisiera pero tengo que hacer cosas que no puedo suspender. —mentí y me acerqué a abrazarla de nuevo. —vamos, sea fuerte Carla... van a salir de esto, ya va a ver.

—Gracias Aitu, qué agradecida me siento de haberte encontrado de nuevo... siempre tan buena vos... a Emi le haces tan bien, a pesar de todo cada vez que habla de vos le sacas una sonrisa. —me dijo y al contrario de alegrarme por eso, me sentí peor, así que me alejé y le sonreí sin mucho ánimo.

—Gracias Carla, nos vemos pronto.

—Chau linda, gracias a vos.

Yo no quería sacarle una sonrisa por mi causa ni tampoco creía que debía agradecer por volvernos a cruzar, era lo peor que me pudo pasar en meses y lamentaba muchísimo sentirlo así, pero estaba arruinando mi relación y si tenía que elegir, Santiago y Lupe eran por encima de todo mi prioridad, por lo que aturdida de la situación con Emiliano me fui de la clínica e intenté llamar a mi novio, me daba la casilla directa y me preocupé porque llevaba así un largo rato, así que manejé hasta su casa para saber qué pasaba con ellos.

Toqué el timbre cuando llegué y me pareció extraño que tardaran en contestar, pero después de unos minutos, atendieron el teléfono de recepción.

— ¿Sí?

— ¿Lucho? Soy Aitu, ¿están Santi y Lupe?

—Eh... sí pasá. —me dijo y cortó para abrirme la puerta principal del edificio. El encargado ya se había ido así que entré y Lucho me abrió la puerta del departamento, pero al ver su expresión me indicaba que no estaba todo bien. —están en el cuarto, pero no quieren abrir... hubo un quilombo.

— ¿Qué, cómo, qué pasó?

— ¿Y esta qué hace acá? —preguntó Carolina con la voz rasposa y su cara demostraba que el problema era con ella, estaba hecha un desastre, como si hubiese llorado desesperada. — ¡Vos no tenés nada que ver acá, andate de mi casa!

Más de Dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora